16. El Plan

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Seth.

Veníamos en el auto, Stanley conducía a mi mansión, había desperdiciado un día solo por el estrés que me causaron los nuevos integrantes de la familia. Tenía que contactar a Derek para que me diera una explicación de ese hombre quien ahora se cree el merecedor del poder.

Pero ya habría tiempo para eso después, ahora tenía que hacer que Shantal se integrara a la familia y que aprendiera todo para que sobreviviera.

— Al hablar de mi padre y como se sentía lo dijiste de una manera como si pasaras por lo mismo y lo comprendieras. Todo eso sobre perderse a sí mismo, tus palabras me dejaron sorprendido en verdad— le confesé— no espera eso de ti.

— Se lo que es odiarte cada vez que te ves en el espejo, lo que se siente perder toda tu confianza en ti— miraba la ventana en vez de verme a mi— por eso lo comprendo.

Sabía lo que hacía Shantal, evitaba comer para subir de peso, quería permanecer delgada o bajar mucho más de peso, lo cual la ponía en mucho riesgo, no podía permitir que siguiera así.

— Eres hermosa, ¿lo sabes?— noté una sonrisa que formó en su rostro— pero hay algo que arruina esa hermosura en ti, no tienes amor propio, no te amas, te detestas.

— Es imposible amarse a uno mismo cuando lo único que ves al pararte frente a un espejo es una decepción.

— Mientras vivas conmigo vas a comer, no permitiré que te mates de hambre, no aceptaré un no por respuesta y mientras más te niegues a hacerlo menos libertades tendrás— le dejé claro— estaré revisando tu peso constantemente, si bajas habrá castigo.

— ¡No puedes hacer eso!

— Soy un Blanchard, puedo hacer lo que quiera— estaría molesta pero luego me lo agradecería— no tienes idea del riesgo en el que te pones.

— Eso a ti no te importa, es mi cuerpo, es mi vida, tú no eres mi padre, no eres mi familia— no me gustaba como se alteraba— ¡No eres nadie!

— Soy todo lo que tienes ahora, sin mi tu no eres nadie— sus ojos se pusieron rojos— lo lamento, no quise decirte eso.

— Pero lo dijiste— se cruzó de brazos y me ignoró el resto del camino, iba a hablarle pero mejor esperaría a que estuviéramos en la mansión para hacerlo.

En lo que llegábamos Stanley me mantenía informado de lo que pasaba con mi mafia, todo parecía estar en control y seguía sin haber señales de Devil, ni del caballero que tanto busca a Shantal. Al llegar a la mansión la primera en bajarse fue Shantal quien corrió para no tener que hablar conmigo, pero yo corrí tras de ella y la alcancé cuando estaba por subir las escaleras.

— En serio, lo que menos quería hacer era hacerte sentir mal, no era mi intención— tenía su rostro agachado— perdóname.

— Joder, si que será duro vivir contigo cuando tiene ese tipo de actitud tan cambiante. Eres un encanto en ocasiones pero luego te vuelves un completo imbécil— notaba el enojo en sus palabras— dices cosas que si pueden lastimar.

— Así soy lamentablemente, mi actitud cambia con rapidez dependiendo de la situación o la conversación que pueda estar teniendo con una persona.

— Debes arreglar eso.

— Lo sé— abrí mis brazos en señal de disculpa— vamos dame un abrazo.

— Muy bien.

No tuvo que pensársela mucho para que me abrazara con fuerza, debía acostumbrarme a ella, a su tacto, si se convertiría en mi mujer tendría que aprender a tocarla.

Mis Víctimas #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora