Mis Víctimas #2

48. Epílogo

Enero 2 del 2045.

Las cosas en Los Ángeles estaban calmadas, así habían sido los últimos tres años, no había nada nuevo, gente nueva venía, gente vieja se iba, algunos regresaban, otros jamás volvían.

"¿Dónde están los Blanchard?"

Leyó Adan en voz alta, las noticias siempre les recordaban su ausencia, a pesar de la calma que llegó al país después de que desapareciera la enorme familia. Todos se preguntaban su paradero, también lo que los llevó a tomar esa decisión de irse, no solo el líder, también los demás integrantes.

— Ya son tres años de que se han ido— arrimó su taza de café mientras desayunaba junto con sus demás colegas— era tiempo para que regresaran.

— La seguridad de la familia estaba en riesgo en este país— Ángel también tenía su vista en las noticias— sabes lo que ocurrió.

Como olvidarlo, estuvo por todos lados la noticia de la muerte de Crystal Knight, la supuesta novia de Seth. También salió a la luz que los culpables de las muertes eran empresarios súper reconocidos y hasta relacionados a la familia.

— No podían quedarse donde estaban, la información de todos ya era conocida por enemigos— dijo Víctor— incluso nosotros tuvimos que mudarnos, mis nietos e hija igual.

— La pobre Jane carga con una culpa horrible— eso los tres lo sabían— enterarse que la persona que era tu esposo es responsable de las muertes de la gente cercana a ti, no es algo que se tome con facilidad.

— No creo que vaya a superarlo— Adan recordó como Jane fue con él a pedirle de rodillas que la perdonara por la muerte de Sheila, era un mar de lagrimas— fue demasiado para ella.

— Ahora debe de estar protegida para que nadie le haga daño, como a sus hijos— había pasado similar con Ángel, ella también quiso pedirle perdón a todos los afectados— el bastardo de Howell la dejó en una completa miseria.

— Ya ni puede verse con nadie que resultó afectado por esas muertes, como hay gente que no la culpa, también hay personas que si lo hacen. En un lugar de cientos de personas los ojos están en ella.

— No se puede hacer nada para cambiar lo que ya ocurrió— Adan miró la fecha en su celular, el cumpleaños de su hija sería pronto— ¿Creen que vengan pronto?

— Lo dudamos— sabían a quienes se refería— apenas y se comunican con nosotros, casi son puros emails lo que recibimos.

— Sedrick siempre asistía a donde mi niña está sepultada el día de su cumpleaños y ocasiones especiales.

— El año pasado amaneció lleno de rosas, no viene pero no lo olvida, si por alguna razón este año no aparece nada, sabremos que algo le pasó, no se olvidaría de Sheila, así no es Sedrick.

— La última vez que lo vi fue ahí— no se olvidaría de esa vez, a pesar de ya serían casi tres años no podría olvidarlo ahí de pie con sus rosas— cuando se supone que ya estaban lejos el regreso para verla y despedirse.

— Se les extraña mucho, las cosas no son las mismas desde que se fueron.

— Donde sea que estén, no se hacen notar porque nadie sabe en qué parte del mundo están quedándose. Se ven de vez en cuando por pocas personas que logran reconocerlos.

— Ya parece hasta leyenda la familia, aunque es más como si jamás hubieran estado aquí. No parece real que vivieran tantas cosas en este lugar y que hayan desaparecido de la nada.

— Mientras no empecemos a dudar de su existencia estaremos bien.

—Los Blanchard son reales, estuvieron aquí, hicieron la ciudad suya y volverán como reyes a reclamarla— a Ángel no le gustaba que empezara a dudarse sobre ellos— volverán, siempre vuelven.