Mis Víctimas #2

1. Mi Madre

Seth.

La sangre en mis manos, el olor, la desesperación, las lágrimas bajar por mis mejillas, mi falta de aire, la presión en mi pecho, el enojo, la ira... el cuerpo en el suelo, la gente alrededor, el llanto de mi hermana, los gritos de mi padre, el sonido de los disparos, mi madre en el suelo.

"Mi pequeño. Mi principito. Mi Shaylon"

Su calor, sus besos, los abrazos y las bellas palabras, el tacto, el simple tacto de ella, el único que soporto, el de mi madre y el de nadie más, su dulce aroma, el sonido de su suave voz. Tantos años han pasado y no puedo olvidar, nunca lo haré, perdí todo, me perdí, estoy completamente perdido.

¿Por qué mi madre?

...

No me gusta el olor del lugar, es un completo asco pero me lo merezco, yo lo deje ir, debía hacerlo, estaba aburrido, alguien debía prestarme atención. Es un asco esto, no puedo estar mucho tiempo aquí, debo salir, fue una mala idea debo irme. Pero estoy aquí en está celda porque fui acusado de un secuestro el cual si cometí y no solo una vez, fueron tantas.

— Señor Blanchard— levanté mi vista y miré al oficial frente a mi quien me abrió la puerta de la celda— su padre quiere hablar con usted.

Me puse de pie, no podia hacer mucho. Solo llevaba un pantalón, estaba descalzo, mis pies tocaban el frío suelo, el aire golpeaba mi pecho, sentía la tierra en las plantas de mis pies a cada paso que daba. Respiré hondo, no debía dejarme afectar por la suciedad del lugar, veía a mis lados, la gente me veía, es normal, soy alto y muy bello, pero soy malo, muy malo.

— Seth— mi padre estaba frente a mi con un rostro preocupado, se veía mal, estaba triste, y era mi culpa, claro que si. Sé acercó, quería tocarme y así abrazarme, me alejé, no quería las muestras de afecto, eso lo entristeció, de nuevo mi culpa, pero el entendió, aclaré mi garganta pero no dije nada— ven siéntate debemos hablar.

— Viniste antes de lo que esperaba— dije con un tono firme, el frunció el ceño—sácame de aquí.

— Eso haré, están hablando los abogados con los oficiales, no hay pruebas— lo miré como si no tuviera alguna emoción, como miro a todos— solo debo preguntarte algo.

— Adelante— lo animé a continuar.

— ¿Si secuestraste a ese hombre?—sentí algo en el interior, ya esperaba esa pregunta pero no sabía que me haría sentir tan vivo, pude sonreír de verdad, me gusta saber que hice algo productivo.

— Si— respondí después de unos segundos, no tenía que pensarlo, no tenía porque mentirle a mi padre, no debo hacerlo.

—¿Por qué?— la siguiente pregunta que ya esperaba también.

— Asuntos personales, padre— podia decir más pero me quede callado, solo necesitaba una corta respuesta.

— Muy bien, vámonos— me dijo, no necesitaba nada más— no han encontrado pruebas en tu contra, no hay nada que te vincule a esto, solo lo que dijo el testigo de ver tu rostro, te sacaré de esto, no te preocupes.

Me entregó ropa guardada perfectamente en un maletín, me puse los zapatos y la camisa antes de salir, era de noche y no había nadie en las calles, subí al auto sin decir nada, todo el camino fue igual, después de unos minutos llegamos a su mansión.