34. La Boda

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Sábado.

El famoso día había llegado, la prensa estaba tan entusiasmada, desde temprano hay gente esperando por ver a la pareja, a cualquier familiar que veían de ellos les preguntaban cientos de cosas. Querían saber los detalles de absolutamente todo, era la boda del año, había pasado tiempo desde que un evento así trajera a la gente hablando.

— ¿Estás listo?— Crystal le preguntó a Seth desde la cámara, le había llamado antes de que se fuera a dormir, ya era tarde en Los Ángeles y bastante temprano en Italia— te ves muy cansado.

— No pude dormir— estaba acostado aún, con su celular recargado en las almohadas para que Crystal pudiera verlo bien— debo verme muy mal.

— Solo cansado— era raro ver a Seth despeinado y con pijama, estaba acostumbrada a la imagen perfecta que él presentaba— te quedarás dormido en la iglesia.

— Puede que si— ella también estaba en pijama y con el cabello agarrado lista para acostarse— ojalá estuvieras aquí... me refiero aquí en Italia, no en la habitación, mi padre no permitiría eso, ni tú hermano, pero sería buena tu compañía en la boda.

— En algún momento podremos viajar, puede que con mi hermano o mis padres pero en algún momento será.

— Es lo correcto, así quieren que sea la relación pues así será, no quiero causarle molestia a nadie de tu familia— era lo que menos quería— puede que hagamos un viaje familiar, me las arreglaré con mi padre y que él hable con los tuyos una vez que se conozcan.

— Me encantaría ese plan, podremos ir algún lugar cerca de Los Ángeles...

— Podemos ir a México, mi padre ama ir allá, tenemos propiedades, estoy seguro que les encantará.

— Un viaje a México es muy costoso y no creo que a mis padres les den tantos días libres para ir hasta allá y luego venir así como para disfrutarlo.

— Del costo no tienes que preocuparte, yo les pago todo, ustedes solo tendrán que encargarse de que le den días a tu padres, pero imagino que mi padre puede influenciar en algo y ayudarlos a que les den una semana.

— Que fácil es para ti hablar sobre dinero— Crystal sonrió— sin preocupaciones ni nada, debe ser muy agradable no tener que pensar en cómo manejar tus gastos.

— Jamás me he visto en situaciones donde no tengo, siempre he tenido todo pero sé lo mucho que el dinero afecta a la gente, de eso puedes estar segura, he visto gente matarse por unos miserables dólares— literalmente veía gente a diario matarse por dinero, haciendo de todo por conseguirlo— es horrible.

— Ese es el mundo real tristemente, suerte que ambos no estamos en tal necesidad de sobrevivir pero que difícil debe de ser estar en esa situación.

Si supiera que Seth conocía tan bien del tema, siempre veía pobreza a cada lugar que iba, en muchos países se nota más que en otros. Había familias trabajando en la peores condiciones para ganar algo de dinero y así comer por un día más. Miraba niños en las calles pidiendo algunas monedas o vendiendo cosas, niños tan pequeños en mundo tan grande y malo. Sabía el riesgo de que esos niños estén en la calle, más bien sabía el riesgo de que muchas personas lo estuvieran.

Por las noches es algo totalmente diferente, un mundo distinto que la gente se niega a reconocer, algo que solo pasa en las películas, pero es mucho peor en la vida real. Se genera bastante dinero de noche, una diferente forma de ganarlo, vender drogas, entrar a robar a propiedades, prostitución, asesinatos, secuestros, ven a cualquiera fuera y se convierte en una víctima al instante.

— Si es una suerte no estar en esa posición— se volteó cuando escuchó la puerta de la habitación se abrió, su padre había entrado— imagino que mi abuela te enseñó muy bien a tocar las puertas y pedir permiso para entrar, pero dudo que pongas en práctica todos los modales que se te han enseñado.

Mis Víctimas #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora