12. Nueva Víctima

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Seth.

Lancé las navajas con fuerza, lo tenía colgando del techo por los brazos, estaba muy furioso y no podía contenerme, quería destruir absolutamente todo, solo en eso podía pensar.

Busque entre mis armas algo más grande, había machetes, tomé uno y me acerqué para terminar cortando su cabeza, el líquido rojo comenzó a salir manchando todo el suelo y mi ropa. Al alejarme miré a mi alrededor, había varios cuerpos en el suelo, había perdido la cuenta de cuantos había destrozado esta noche.

Tomé todas las armas que había utilizado, me senté en el suelo y me puse a limpiarlas con una toalla, la mayoría eran navajas. Cuando terminé de limpiarlas me puse de pie y las guardé en su correspondido lugar. Ya luego me encargaría de todos los cuerpos, estaba muy cansado como para limpiar lo que quedaba, solo apague las luces y cerré la puerta, la aseguré con mi código y comencé a caminar a mi habitación.

— Señor Blanchard— Stanley me esperaba fuera de mi habitación— ya comenzamos la investigación y hemos organizado la lista, separamos todo por locación, de ahí por orden alfabético. Solo queda contactarnos con las familias.

— Yo me encargo de lo demás para que no tengan que hacer mucho, ha sido una semana larga para todos.

— Como usted desee— abrió la puerta de mi habitación por mi, primero entré yo y después entró Stanley— su bañera también está lista.

— Algunas veces pienso en la posibilidad de que me den un masaje pero luego pienso en todas las personas que las manos de un masajista a tocado y eso hace que pierda mi completo interés.

— No puede estar apartado del contacto físico por mucho tiempo— me quité toda la ropa manchada quedando desnudo— en algún momento habrá una situación donde sea requerido.

— Lo sé, pero por el momento no me preocuparé.

Me miré en el espejo, necesitaba una depilación de nuevo, el vello comenzaba a notarse de mi ombligo para abajo, eso no me gustaba. Me di la vuelta y miré los músculos de mi espalda, tenía moretones aún, mi brazo seguía doliendo pero ya no sangraba.

— ¿Quiere que limpié su habitación?— me preguntó Stanley.

— No, te necesito aquí para que me digas cómo van las cosas con la familia.

Me miré unos segundos más en el espejo, y luego me mentí a la bañera, el agua fría se sintió muy bien al contacto con mi piel caliente por todo el esfuerzo que había hecho antes.

— Tenga, señor— me pasó un dispositivo electrónico y me acomode mejor en la bañera para empezar a relajarme.

— ¿Cómo está mi pequeña?

Pregunté para mi mismo mientras veía el dispositivo, Stanley sabía que no debía responder esa pregunta ya que hablaba conmigo mismo.

Comencé a revisar sus calificaciones, iba mal en inglés y también en economía, debía ayudarla con eso aunque como podía apreciar ya tenía tiempo con ese problema. Esta vez ingrese a su celular, comencé a ver sus mensajes, la mayoría eran con una amiga de ella a quien aún debo investigar junto con su amigo de la cafetería.

— Necesito que investigues a los dos amigos de Crystal, quiero solo la mejor gente para ella, los amigos de mi madre resultaron ser un asco de gente, aunque Dimitri tomó un mejor camino, Amelia solo perdió la cabeza cuando era muy joven.

— Estamos en eso señor.

— Perfecto— seguí revisando sus mensajes, ella hablaba aún con su amiga, veía como le llegaban los mensajes, ya era tarde para que estuviera despierta— ¿Qué es lo que haces a esta hora?

Mis Víctimas #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora