capítulo 15

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Narrador

Encargándose de verificar personalmente que el resto de los ejemplares fuesen impresos, Abril daba un pequeño tour en compañía de su aún esposo Dante Hackett

Saludando a su jefa, un par de trabajadores se acercaron a ella, y tras abrazarla, un caballero le agradeció por su magnífica labor

-Señora Granfort, mi esposa, y yo queríamos agradecerle por el programa de becas, gracias a usted mi hija podrá graduarse con honores en una de las mejores universidades del país.

Abril, sonrió de manera genuina al ver que con el programa de becas que ofrecía a los hijos de los empleados, les estaba brindando la oportunidad de estudiar a quienes no tenían los recursos económicos

-No tiene nada que agradecer, si su hija obtuvo un lugar entre los 250 jóvenes becados, es porque se ha esforzado... Además, para H&G es un gran placer colaborar en el crecimiento de la juventud.

De esa misma forma, otro par de trabajadores se acercaron a agradecerle, y tras verificar que todo marchaba según lo acordaron tanto Dante como Abril, regresaron a su oficina

-No sabía que existía tal programa, en Europa no hacemos algo como eso...

Con el ceño de su frente fruncido una vez que ambos ingresaron en el elevador privado, Dante formuló esta pregunta en presencia de Melissa, la asistente de su esposa, quien solo guardó silencio, y molesta al pensar que él la estaba cuestionando. Abril le respondió.

-Pues... No estás en Europa, y no te lo pudieron consultar porque esté lo propuse yo, y es sustentado por parte de mis ganancias, así que deja de comparar mi trabajo con el tuyo, porque no somos iguales.

La primera discusión de la pareja fue cuando él se apareció en su oficina de buenas a primeras, y tras cuestionar todo, Abril lo abofeteó frente a varios empleados, lo cual ambos jamás olvidarán.

Dante, notando que su pregunta no le pareció nada agradable, y que ella se hallaba a la defensiva, solo enmudeció, y rompiendo el silencio un par de segundos después, Abril ordenó.

-Melissa, necesito que envíe a preparar la antigua oficina del señor Hackett. Oficialmente, este regresará a su lugar, así que no lo quiero invadiendo mi espacio... Aparte de eso, quiero que lleves lo antes posible los informes contables de los últimos 3 años a mi oficina.

Justo en ese instante, y abriendo sus puertas, el elevador llegó al piso superior del edificio, y después de asentir, la asistente notó como Abril y su esposo salían mientras ella iba, por lo que se le ordenó.

-Ven a mi oficina Dante, necesito hablar un par de cosas contigo

Pensando que se refería a su relación, Dante la siguió, tratando de disimular el regocijo que le causaban sus palabras, y llegando a su destino, los dos ingresaron a la oficina.

-Toma asiento... Entiendo que ocuparás tu lugar como el heredero principal de todo esto, y que cuentas con el apoyo de Nerio, por lo cual no me puedo oponer.

Tras pedirle colocarse cómodo, Abril rodeo su escritorio, y tomando asiento del otro lado, apretó su mandíbula antes de seguir.

-Pero sí necesitó que tengas claro que me siento mucho mejor trabajando con Atlas... Quien ha tenido un desempeño excepcional, aun así espero que seas lo suficientemente maduro para comprender que nuestro matrimonio fatídico no puede influir en nuestro trabajo.

Dante, un poco decepcionado al escuchar a lo que se refería Abril, se mantuvo callado y, luego de asentir, ella siguió.

-Por lo que espero que si necesitas hablar algo conmigo sea por medio de nuestras asistentes, Melissa... Quien por cosas del destino acaba de regresar se encargará de ayudarte con la selección

Elevando su mano, haciendo una seña para que Melissa continuara, una vez que se quedó de pie junto a la puerta sosteniendo el par de libros, la chica avanzó por la oficina, y extendiéndole lo que Abril le ordenó, esta negó

-Son para el señor Hackett... Como noté cierta curiosidad en usted por nuestro programa de talento de menores... Quiero demostrarle que este no afecta en los ingresos de nuestros socios, así que espero que se tome el tiempo para revisar nuestras ganancias en los últimos 3 años.

La frente de Dante se frunció de pronto al tomarlo desprevenido esto, él jamás tuvo la intensión de ofender a Abril con tal pregunta. En realidad, su curiosidad fue más porque le pareció una gran idea, no porque pensara que esto lo afectaría económicamente.

Moviendo su cabeza de manera frenética en negación, Dante estrechó el puente de su nariz al pensar que debía ser cuidadoso de ahora en adelante al referirse a ella, ya que cualquier cosa la ofendía

-Abril en ningún momento pregunté por qué pensará que esto me afectaba, pregunté por qué de verdad me pareció una idea interesante... A diferencia de ti, yo sí confío en tu buen criterio, así que no es necesario nada de esto.

Abril contuvo el aire unos segundos al sentirse confrontada por tal respuesta

¿Dante hablando de confianza?

Cuando a él no se le debía creer nada, además como podía pensar que él valoraba sus ideas, cuando la primera vez que visitó el lugar, cuestionó todo su trabajo.

Observándolo directo a los ojos, ella se mantuvo en silencio unos segundos, y después de pedirle a su asistente retirarse y llevarse lo que pidió, bajó su rostro un poco avergonzada por comportarse como una niña berrinchuda.

-Dante, es imposible mantenernos tú y yo en el mismo lugar, sin discutir, por lo que me mantengo firme en mi idea de no interactuar en el trabajo.

Todo esto estaba molestando a Dante, quien, si bien sabía que había fallado al dejarla, empezaba a pensar que Abril se estaba comportando como una niña que solo huía de él, por lo que, sintiendo un extraño vacío en su estómago, se colocó de pie.

-Aunque no lo creas, estoy empezando a pensar que tienes razón... No puedo seguir intentando hablar con alguien que solo huye de mí. Anoche antes de marcharte de casa, quería contarte algo, y apenas Nerio llegó, saliste huyendo... Me doy por vencido, Abril quieres hablar conmigo, sabrás dónde hallarme, ahora solo te veré durante el trabajo.

Girándose sobre sus talones, Dante caminó hasta la puerta, y antes de abrirla le dio una mirada de tristeza, que Abril sintió tan sincera que le dolió.

La sintió tan real que, una vez que Dante cerró la puerta a sus espaldas, se recargó en su silla a meditar sobre lo que estaba sucediendo entre ellos, y lo duró que sería estar en el mismo lugar sin caer en sus redes.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora