Capítulo 31

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Narrador

Sintiéndose un poco adolorida luego de marcharse de la mansión Hackett, Abril llegó a la revista, y tras aprobar un par de propuestas para el próximo número que estaba cerca a salir, se dispuso a responder un par de llamadas; Granfort de verdad no se sentía muy orgullosa de lo que había sucedido la noche previa, no porque fuese inmoral, porque en realidad no lo era, ella aún se hallaba casada con Dante por lo que el sexo en el matrimonio era algo normal, era solo un sentimiento estúpido de culpa que no le permitía estar feliz después de lo sucedido, algo absurdo si lo analizaba.

Elevando la bocina de su teléfono, ella le pidió a su asistente algo de privacidad, y empezando a revisar su agenda, se dio la tarea de realizar un par de llamadas necesarias.

Para su mala fortuna, Dante no se quedaría de brazos cruzados después de lo que había sucedido entre ellos, por lo que el hombre abordando el elevador privado, una vez que puso un pie en la empresa, se dirigió a la oficina de Abril sin siquiera avisarle.

Corriendo detrás de él apenas supuso lo que haría, la asustadiza secretaria pretendió detenerlo, pero dando grandes zancadas este dejó a la chica atrás, ignorando su llamado.

-¡Señor Hackett! ¡Señor Hackett!

En un último intento por evitar su interrupción repentina, la chica grito su nombre un par de veces, y abriendo la puerta sin importar lo que hallaría del otro lado, Dante encontro a Abril pegada al teléfono hablando con una diseñadora importante

-Amara, si me disculpas... se me presento un problema en la oficina, apenas lo solucione, te regreso la llamada.

Despidiéndose de su íntima amiga, Amara Queen, una de las mejores diseñadoras de su país, Abril frunció sus labios, sintiéndose azotada por una mezcla inexplicable de sentimientos, era alegría, molestia, pero también un poco de sorpresa. Se suponía que a esa hora él debía hallarse en el hospital con su abuelo, velando por su recuperación, y no allí buscándola a ella.

Dante, una vez que la vio de pie junto a su escritorio muy tranquila, le hizo una mueca a la chica para que se retirara de allí, y huyendo como una gallina despavorida, la mujer salió dejándolos a solas.

Abril en primera instancia negó al ver lo insistente que era el hombre, y sonriendo de lado enarcó una ceja, antes de ver como él avanzaba hasta ella para decir.

-¿Creías que te desharías de mí tan fácil? Creo que me subestimas señora Hackett

Abril detestaba ser llamada de esa manera, por lo que cruzando sus brazos al nivel del pecho le regaló una mirada de molestia, y llegando a su lado justo en ese instante, sin darle espacio a reaccionar, él la besó, lo hizo de manera intensa, demandante, aferrando sus manos a la cintura de su esposa.

Un poco descolocada por el intenso beso, ella se mantuvo estática, y moviendo la lengua en el interior de su boca, Dante la obligó a responderle con la misma intensidad.

-¿Por qué simplemente te largaste de casa de esa manera? Abril no imaginas lo que pensé...

Juntando sus frentes, Hackett musitó estas palabras sobre sus labios, y bajando su rostro, una vez que sintió sus mejillas tornarse carmesí, Abril se mantuvo en silencio.

-Abril...

Su falta de palabras alarmaron a Dante, quien no entendía qué había sucedido para que actuara de esa manera. La noche anterior, antes de caer rendida en el sueño profundo, musitó extrañarlo, y ahora solo se comportaba de esa forma.

Tomando su mentón, elevó su rostro para verla a los ojos, y tras notar que estos lo evadían, preguntó

-¿Qué hice mal? ¿Hice algo que te ofendió?

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora