Capítulo 60

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Narrador

Saliendo de la sala en donde se hallaba Ibbie recluida, Cristian permaneció de pie a las afueras del hospital, meditando cuál sería su siguiente movimiento para poder al fin tener derecho sobre su hijo.

Si algo sabía Matheson de su exnovia, es que esta era de todo menos una ignorante en leyes. Ibbie era una abogada bastante preparada a pesar de no tener muchos años ejerciendo su profesión, y fue por esta una de las razones por las que Marshall la llevó consigo como su socia, ya que sabía que era su mejor opción para emprender en un nuevo buffet.

Elevando su mirada al cielo, tras pensar unos minutos, continuó maquinando su plan, y notando desde lejos como alguien muy conocido para él, se acercaba acompañada de su hermana vistiendo una bata de hospital, apretó sus labios una vez ella estuvo frente a él.

-¡Cristian! ¿Has venido a verme?

Aferrando sus delicados brazos al torso del hombre que sólo elevó su mano para evitar tocarla, Maya pensó enseguida que el motivo de su visita era ella, y tocando su hombro, al deducir enseguida que estaba equivocada, Erika la llamó.

-Maya, cariño... Debemos regresar a la habitación.

Hablando con suma delicadeza, su hermana mayor le pidió regresar para descansar después de una pequeña caminata por las instalaciones del hospital con la intención de distraerla de su depresión, y negando moviendo su cabeza manteniéndose aún aferrada a Cristian, esta no quiso liberarlo.

-Te dije que él vendría Erika ¡Él está aquí por mí! ¿Cierto mi vida?

Despegando el rostro de su pecho luciendo unas enormes bolsas bajo sus ojos, oscuras resultados de su insomnio. Ella le regaló una sonrisa a Matheson, quien se notaba descolocado, ya que no sabía que ella también se hallaba allí, y elevando su mano rodeada por un par de vendas que tenían ciertos rastros de sangre, ella acarició su mejilla con vehemencia

-Él aún me ama, te lo dije.

En silencio, contemplando el rostro del hombre, Bennett aún no notaba que estaba completamente equivocada, e intentando llevársela de allí antes de que descubriera la verdad, y tuviese una recaída, la doctora insistió de nuevo, esta vez tomando su otra mano con suavidad para no lastimarla.

-Tienes razón, Maya. Me equivoqué y él está aquí por ti, pero ¿Qué te parece si regresamos? Tus vendas están un poco manchadas de sangre, y tengo que pedir que te las cambien para que estés hermosa para él.

Tirando de ella con suavidad, Erika logró apartar a Maya de Cristian, y elevando su mano para llevarla abrazada de los hombros, ella dio un par de pasos alejados de él.

-¿Él irá conmigo a mi habitación?

Deteniendo su andar, girándose levemente al ver que él no la seguía, Maya preguntó, y frunciendo sus labios, observándolo de manera suplicante para que este no se negara, Matheson se quedó sin aire al no saber qué decir

-Por supuesto que iré, pero aún no, tengo un par de cosas que hacer

Sintiendo algo de pena por Maya, Cristian no tuvo el valor de negarse a ir solo unos segundos para verla a su habitación, y sonriendo abiertamente, pensando que todo esto era cierto, ella asintió antes de seguir al interior del hospital.

-¡Te dije Erika! Funcionó, él aún me ama y no soporta verme así

Muy emocionada como si fuese una niña con juguete nuevo, Maya Bennett ingresó por la sala de emergencia con destino a su habitación en un servicio cercano, y escuchando como un médico anunciaba el resultado de un par de estudios, ella se quedó de pie, rígida al saber de quién se trataba.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora