capítulo 10

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Narrador

Observando con desdén a Atlas, Dante se mantuvo en silencio a la espera de una respuesta que salió de este casi enseguida.

-¡No es tu problema!

Movido por la ira contenida en su cuerpo, Dante tomó el brazo de Abril, y tirando de él, pretendió llevársela, alejarla de Atlas, quien en su ausencia se pegó a ella como una sanguijuela y plantándose firme en el suelo, Granfort no se lo permitió.

-¿Qué quieres Dante? ¿Qué haces aquí?

Deduciendo que él se hallaba en el lugar por su amante, Abril de ninguna manera se iría con él. En primer lugar, se supone que ella lo quería evitar, y en segundo lugar, no tenía nada que hacer a su lado, cuando se supone que estaban en pleno proceso de divorcio.

Aún asombrado por la oposición de Abril, Dante se regresó en sus pies y colocándose frente a ella, le preguntó.

-Quiero llevarte conmigo ¿Acaso se te olvida que eres mi esposa?

Tales palabras hicieron a la mujer sonreír de lado, al parecerle gracioso el descaro de su esposo

¿Su esposa?

¿Ahora si lo era?

Y moviendo su cabeza de manera frenética negando, ella respondió

-¿Por qué no recordaste eso cuando te marchaste? ¿Ahora si lo soy?

El descaro de Dante no tenía nombre, y este era tal, que justo en ese instante, quien llegó como mandada por el mismísimo diablo fue Erika, quien al notar el enfrentamiento desde el interior del lugar, salió en busca de su amado.

-¿Dante? Cariño... Al fin llegaste

Aferrando su mano al brazo de Dante, Erika pretendió llevárselo al interior del restaurant, y sin obtener éxito alguno, este no la acompañó

-¿Ves? Tu amante llegó por ti, así que lárgate con ella, Dante.

Dejando al hombre con la palabra en la boca, Abril caminó al auto de Atlas, y abordándolo, dejó a su esposo de pie al borde de la calle.

Atlas, por su parte, solo pasó por su lado, y emprendiendo su marcha, celebró en su interior al ver que Abril rechazaba a su hermano por segunda vez, para irse con él.

-No, entiendo por insistes Dante... Cada vez es más evidente que ese par son amantes.

Sintiendo una opresión en su pecho inexplicable, Dante le regaló una mirada de muerte a Erika, quien enmudeció al notar su molestia, y llevando su mano a su pecho, Hackett intentó apaciguar el dolor

-Dante, ¿Estás bien?

Asustada al imaginar una recaída, la doctora se aproximó a Dante, y llevando su mano hasta su pecho, preguntó.

-¿Te duele?

La palidez del hombre, y su rostro, el cual se empezaba a contraer por el dolor, denotó que sucedía algo con su corazón, y ayudándolo a abrir su camisa, Erika empezó a revisarlo.

- Dante tenemos que llevarte para hacerte un chequeo

Dante no deseaba ir al hospital en ese momento, él, lo único que quería era tener a Abril a su lado, e intentando dar un paso al frente a pesar del dolor, su cuerpo empezó a entumecerse, así como también su vista se nubló, y cuando menos lo esperó cayó al suelo, inconsciente.
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Sintiendo que su corazón se saldría de su pecho, Abril observaba el paisaje desde el interior del vehículo en movimiento, mientras que su mente aún permanecía con Dante.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora