Capítulo 55

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Narrador

Con la sangre hirviendo en el interior de su cuerpo producto de la ira al saber que su hermano se hallaba a escasos metros de él. Dante salió de la oficina de Abril, quien se quedó allí un poco nerviosa por lo alterado que se marchó su esposo, y dirigiéndose a la suya, se quedó un poco rígido al hallar a Atlas sentado como si nada en su lugar

-Dante ¡Qué gusto verte! ¿Desde cuándo no hablamos?

Colocándose de pie una vez que Atlas notó a su hermano en la puerta de la oficina, este fingió pensar, he intentando controlar sus instintos salvajes debido a las enormes ganas de golpearlo que lo estaban invadiendo, Dante respondió.

-Una semana Atlas.

La mandíbula de Dante se hallaba tensa al finalizar la frase, que salió casi como un siseo, y empuñando su mano a medida que este avanzaba hasta él, se quedó de pie muy cerca.

-No pienses que esta es una visita de cortesía Dante, o algo parecido, porque no lo es; solo estoy aquí por mi dinero, el que me has robado.

Enarcando una ceja una vez dijo esto, Atlas se quedó en silencio en espera de una respuesta, y elevando su mano al fin que cedió a su deseo, Dante impactó su puño contra el rostro de su hermano, quien giró levemente el rostro mientras lo sostenía un poco descolocado.

No porque pensara que lo recibirían con bombos, y platillos después de lo que hizo; porque este sabía a la perfección que esto no sucedería, era solo que jamás pensó que el perfecto Dante perdiera los estribos con tanta facilidad.

Girando levemente el rostro hacia su hermano, este centró su mirada clara en él, y sonriendo de manera sardónica, procedió a decir.

-Sigues golpeando como niño Dante, tus golpes ya no duelen, no sé por qué crees que me puedes lastimar.

Al mostrar sus dientes, un hilo de sangre salió de su boca, y arrojándose sobre su hermano mayor, la ronda de golpes empezó.

-¡Dante que empiece la diversión!

Sentado a horcajadas sobre Dante, Atlas empezó a golpearlo sin compasión alguna, y cubriéndose con sus brazos de los ataques propinados, estos no lograron hacer mayor daño, solo romper levemente su labio.

Girándose sobre su cuerpo un par de segundos después, cuando sintió el sabor alcalino en su boca, Dante cambió de posición subiéndose sobre Atlas, y siendo cegado por la ira, cediendo al descontrol, cerro su mano, y lo empezó a golpear hasta que la sangre empezó a fluir de su rostro.

-Sigues siendo patético Dante, me causas risa... Siempre has sido poco hombre, incluso para Abril.

El solo hecho de mencionar a la mujer que amaba, a quien este había lastimado, hicieron que la poca cordura que quedaba en su cuerpo lo abandonara por completo, e inmovilizando a Atlas, Dante llevó ambas manos a su cuello, y empezó a estrangularlo.

-¿Piensas matarme?

Atlas, a pesar de saber que su hermano se hallaba fuera de sus cabales, no pretendía finalizar su juego de la provocación, y empezando a soltar un par de buches de sangre debido al aire que empezaba a faltar en sus pulmones, soltó con dificultad.

-Disfrute mucho hacer la mía, querido hermano.

A este punto, solos en la oficina, sin tener una ruta de escape, y con Dante dispuesto a todo, lo más lógico es que Atlas moriría en sus manos, pero siendo salvado milagrosamente por Erick, quien regresó para hablar con el esposo de su hija.

Este grito al ver a ambos hombres uno sobre el otro, dispuesto a acabar con la vida de su hermano.

-¡Dante!

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora