Último Extra

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Narrador

Regresando a la ciudad un día antes de lo esperado de la extensión de su luna de miel, Abril se lamentó por no estar junto a Ibbie en un día tan importante como el nacimiento de su pequeño, el cual está demás decir que es la adoración de sus padres.

-Lamento tanto no haber estado contigo Ibbie soy una pésima amiga

Llenando la habitación de obsequios del nuevo hogar que compartían Cristian e Ibbie por el bien de su bebé, Abril no dejaba de insistir en lo mismo, ya que se sentía mal por no regresar a tiempo.

-Te dije que no era necesario, Abril ahora tu vida está ligada a la de Dante, y tu prioridad será disfrutar tu matrimonio, así que no tenías obligación de estar junto a mí. Además de eso... Matheson nos ayudó bastante

La atención y la perseverancia del hombre estaba dando sus frutos, la posición de Ibbie hacia él, no era tan severa como antes, ahora valoraba el magnífico esfuerzo de este como padre, para cuidar de ambos. Aun así, no deseaba involucrarse sentimentalmente con él.

-Aunque me cueste admitirlo, Cristian ha hecho un buen trabajo con ambos, y eso de verdad se le agradece.

Abril sabía que Ibbie no lo odiaba del todo, que en el fondo de su corazón aún existían sentimientos por Cristian, quien aún no se daba por vencido en su lucha de recuperar a su amiga, y que dejando atrás su mal actuar, había cambiado.

-¿Aún sigues odiándolo? Es decir, ¿Aún le guardas rencor?

Preguntando sintiendo un poco de miedo por la respuesta de su amiga, Abril intentó ser la abogada del diablo; y moviendo su cabeza en negación, sintiendo algo de dudas sobre su futuro, la abogada, agregó.

-No del todo Abril, a Matheson nunca lo he odiado, solo intenté engañar a mi corazón, aun así, seguiremos bajo el mismo techo por nuestro hijo.

Eso en realidad era una gran mentira porque sería cuestión de tiempo para que regresaran, y no por el bebé, sino por el amor que ambos se tenían

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Pasaron un par de días después de eso, en los cuales Abril y Dante se dedicaron a la revista; mientras que la abogada y Matheson al cuidado de su retoño; hasta que de pronto, en medio de una junta para la planificación del nuevo número de la revista, un mareo inesperado azotó a Granfort

-¿Te sientes bien Abril?

Llegando a su lado una vez Dante notó la palidez de su esposa, este la tomó de su brazo antes de guiarla a una silla cercana, y sintiendo su mundo dar vueltas, ella permaneció descansando hasta que el malestar cesó.

-Fue solo un mareo, Dante, estoy bien... Debemos seguir

Sintiéndose un poco preocupado al ser el segundo mareo en solo una semana, Hackett no permitió que esta continuará enseguida, e insistiendo en detenerse, dijo

-Abril, vamos a un médico

Ella sabía que tarde o temprano debía saber si sus sospechas eran cierta, pero aferrada a no detenerse debido al compromiso con su equipo de trabajo, se negó.

-Dame diez minutos, y te prometo que te acompañaré.

Dante esperó hasta que la junta finalizó, y llevando a su esposa fuera de la empresa sin esperar ni siquiera despedirse de todos, la invitó a subir a su auto, sin darle permiso a negarse.

-Creo que debemos salir de dudas de una buena vez. Sabes que no es normal el retraso de tu menstruación, y yo necesito saber si lo que mi cabeza está maquinando es cierto.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora