Capítulo 48

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Narrador

Viendo como el auto se detuvo a las afueras del hotel Pushman, Atlas desvió su vista en dirección de la chica aparentemente dormida, a quien tomándola entre sus manos, bajó del vehículo.

Ingresando en el elegante lugar, este encontró un par de personas, los cuales lo observaron durante su paso al elevador, y sonriéndoles, este se excusó por el estado de Granfort.

-El alcohol, ya saben... Tomó mucho

El desgraciado, caminó victorioso a su destino, y viendo como las puertas se cerraron, recorrió el rostro de Abril con su vista, admirando su belleza, la cual lo hizo perder la razón.

-Por qué tenías que complicar todo, yo solo quiero amarte, y no me dejas

Llegando al piso en donde se hallaban hospedados, él caminó a la habitación de ella, e ingresando con su llave, la colocó sobre la cama con tal delicadeza que parecía que era una muñeca de cristal.

Esto de verdad él no lo había planificado, es más, ni en sus planes más retorcidos lo había imaginado, de hecho la intervención mágica de Lucrecia tampoco la esperó, pero ahora, que todo se hallaba prestó para su plan, no desaprovecharía la oportunidad

-Tanto que has huido de mí, y al final caíste en mis brazos

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Siendo abordado por parte de los socios de los Reed, Dante se sentía asfixiado, a pesar de hallarse en otra ciudad cumpliendo su más grande sueño de extender la revista a otro continente, no se hallaba del todo bien, y es que la mortificación de no estar junto a su esposa, lo estaba carcomiendo.

Sonriendo más por educación que por gusto, Hackett pidió disculpa unos segundos para alejarse del gran bullicio caminando hasta un modesto balcón, y revisando su teléfono para leer un mensaje de Abril en donde le decía que se estaba preparando para la ocasión; las noticias del gran desfile de Lucrecia salieron en su pantalla.

El evento como tal no había iniciado, pero la prensa ya estaba empezando a especular sobre los asistentes, y lo que sucedería, que desajustando un poco la corbata de su traje, Hackett apoyó ambas manos en el barandal de cristal, y exhalando parte de su aire, se preguntó si era correcto salir de allí, para ir junto a Abril.

Manteniéndose de ese modo unos segundos, Dante recordó que era Atlas quien se hallaba con ella, y colocándose erguido inmediatamente, se arregló para regresar a la modesta reunión

-Sé que esta sociedad será beneficiosa para todos, al señor Hackett lo entrenaré como si fuese mi hijo

Elevando un vaso repleto de whisky, el señor Reed brindó, y apoyando su mano en su hombro, Dante le pidió unos segundos a solas para hablar, en donde se dirigieron a la barra del lugar

-No sé ni como empezar... Señor Reed yo...

Dante sabía que era poco ético marcharse en plena reunión de celebración después de cerrar un trato tan importante como una expansión internacional, pero como se trataba de Abril haría hasta lo imposible por llegar a tiempo a su lado

-Bueno, sí, ¡Tengo que irme! Mi esposa me necesita, y tengo que estar con ella.

Asintiendo, Reed elevo su vaso repleto de licor hasta sus labios sin dejar de mirarlo, y permaneciendo en silencio, Dante esperó su respuesta que llego tras tomar un sorbo de su bebida.

-Entonces, ¿Qué haces aquí? Si mi esposa me necesitara justo ahora, créeme ni mis cabellos se hallarán en este lugar. Permíteme darte un consejo Hackett, y lo hago porque de verdad me agradas, me pareces un hombre brillante, con potencial para triunfar, más de lo que ya lo has hecho. En la vida, los negocios y la familia son lo más importante, más la familia que cualquier cosa, una le brinda estabilidad al bolsillo, y la otra al corazón.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora