Capítulo 40

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Narrador

Caminando de un lado al otro en el interior de su habitación, Maya aún se preguntaba dónde se había metido Cristian. La noche anterior, por más que lo llamó, este no respondió, y no es que la mujer fuese estúpida, o algo parecido, porque en realidad no lo era, solamente que aun en su mente retorcida, le parecía poco creíble que él hubiese sido tan ingenuo como para meterse de nuevo con Ibbie

Impaciente, y con los latidos de su corazón desenfrenados, la mujer optó por su último recurso, y elevando su teléfono, llamo a la única persona que podía presionar a su prometido para permanecer a su lado.

Su madre

-¿Yenifer?

Sin preámbulos, una vez que la llamada fue contestada, esta preguntó por su adorada suegra, quien sabiendo que se trataba de ella, procedió a adularla como era costumbre.

-Querida Maya, ¿cómo estás? Me imagino que fenomenal, porque Cristian aún no llega a casa.

Por más que la superficial mujer supiera que su hijo no amaba a Maya, mantenía las esperanzas de que en algún momento sus sentimientos cambiaran, y empezaría a verla con otros ojos, lo cual estaba muy lejos de suceder.

Su unión básicamente se había mantenido a base de manipulaciones de ambas mujeres, por lo cual, él se sentía atado de manos.

Maya sonrió de manera amarga al confirmar sus sospechas una vez que la mujer finalizó, y bajando su rostro aún pegada al teléfono, sintió cómo sus ojos se escocían al comprender que él jamás la amaría.

-Lamento decir que no fue así, Yenifer, Cristian se largó a media noche con la abogada, y no regresó por mí. Lo más seguro es que aún esté con ella.

La mujer de alta clase, quien vestía con ropa de las mejores marcas, llevó la mano a su boca tratando de callar la sorpresa que produjo tal revelación, la cual no pasó desapercibida por la otra chica que remojó sus labios antes de seguir

-Sé fue con ella, al inicio pensé que solo la llevaría al cuchitril que llama casa, y regresaría por mí, pero me equivoqué, a esta hora él estará despertando en los brazos de esa mujer.

El compromiso de Maya y Cristian, no era más que una treta elaborada por su madre, y Bennett, ella estába obsesionada con el hombre, quien no solo era apuesto. Si no que también tenía una excelente posición económica, la cual era muy conveniente para ella. Por su parte, a Yenifer solo le importaba una cosa, mantener la perfecta imagen de la familia ideal, y que su hijo se uniera de tal forma a una simple abogada proveniente de una familia humilde. Empañaría el refinado linaje de familias acaudaladas que pretendía mantener ante la sociedad.

-Sé que esto puede ser doloroso para ti querida, pero ten la certeza que no se repetirá, deja todo eso en mis manos que yo me encargo. A mi hijo no le alcanzará la vida para compensarte por el daño que te ha hecho.

Con la pérdida de su hijo, Maya logró despertar cierta lástima en la familia Matheson, quienes culpaba de la pérdida de este, al mismo Cristian, quien al inicio de su compromiso se opuso rotundamente, pero una vez que sus padres establecieron ciertas medidas de presión, no le quedo más opción que ceder, aun así no la trataba como su futura mujer, fue hasta que la misma Maya tentó contra su vida que él no tuvo otra salida que meterse en el papel de prometido amoroso, y perfecto.

Secando las lágrimas de amargura que corrían por sus mejillas, Maya supo que ese asunto se solucionaría, y sonriendo al ver que Cristian tendría que ceder de cualquier manera a sus manipulaciones, procedió a decir.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora