Capítulo 25

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Narrador

Caminando lo más rápido que sus pies le permitían, Abril avanzaba por el amplio pasillo de la sala de emergencia del hospital del sur de su ciudad, siguiendo a Dante, quien se hallaba igual de acelerado que ella.

Y es que la llamada que recibió Granfort los alteró a los dos, más a Dante al ser el familiar del afectado

Deteniéndose abruptamente en la recepción del lugar, él se identificó, y señalándole la chica allí, seguir, él retomó su marcha hasta la ubicación del doctor al final del camino.

-Señor Hackett que bueno que se encuentre aquí... El señor Nerio por suerte fue estabilizado.

Dante un poco sofocado observó al interior de la habitación a su lado, y descubriendo a su abuelo conectado a un montón de monitores con signos vitales aparentemente estables, respiró aliviado.

-Fue una suerte que su hermano estuviese allí, si no lo ha traído a tiempo, es probable que él hubiese muerto en el acto.

Dante sintió una leve opresión en el pecho al escuchar la aseveración, al mismo tiempo que Abril con dificultad llegaba a su lado, y frunciendo sus labios se limitó a preguntar.

-¿Qué tan grave es?

El doctor tratante hojeó un par de papeles, y tras extenderle un resultado que recién recibía, agregó.

-Está en etapa C, que si bien los daños y síntomas se están haciendo presentes, aún estamos a tiempo de hacer algo para salvarlo.

Dante tragó grueso, conociendo bien el diagnóstico, ya que años atrás su enfermedad inició de ese modo, y desviando su vista en dirección a su abuelo, continuó.

-¿Por qué contactaron a la señora Granfort, en lugar de a mí, que soy su nieto?

Un poco molesto al no ser el contacto de emergencia de su abuelo, formuló esta pregunta, y sonriendo de manera apacible, el médico se limitó a responder.

-Fue una exigencia de su otro nieto... Señor Hackett, él ya está a salvo.

Dante inmediatamente barrió el lugar con su vista en busca de su hermano, y hallándolo a escasos metros de él a espaldas de la mujer que amaba, tensó su mandíbula tratando de tranquilizar su agitado corazón, lo cual no favorecía su estado de salud.

Y es que el lugar, ni la ocasión, eran las adecuadas para alterarse, por lo que, una vez que el médico le explicó lo que seguía por hacer, ingresó a la habitación junto a Abril, para ver a su abuelo, y siguiéndolos al interior de esta, Atlas en completo silencio para no despertar al hombre que dormía

-¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo lo hallaste?

Manteniendo su vista fija en Nerio, Dante preguntó negandose a verlo, y es que lo que había pasado el día anterior no podía ser borrado de su memoria, por lo que si este intentaba acercarse a Abril de nuevo para forzarla a algo que no quería, él la defendería.

Atlas, por su parte, solo cruzó las manos sobre su pecho, mientras que caminaba hasta la camilla donde yacía Nerio, hasta que, deteniéndose a su pies, se limitó a responder luciendo tranquilo.

-Venía llegando a casa y justo en la estancia estaba sufriendo un ataque, fue por esto que lo traje a tiempo.

Dante asintió más tranquilo al ver a Nerio frente a él. Completamente dormido, recuperándose de lo que había sucedido momentos antes, por lo que tomando asiento a su lado, su nieto lo observó en completo silencio.

Según su conocimiento, el abuelo no padecía de nada parecido, pero al verlo allí el abatimiento lo azotó. Abril, por su parte, permaneció a sus espaldas en silencio, sintiéndose un poco incómoda por lo que estaba sucediendo en ese instante, y por la presencia de su cuñado, que la observaba

La noche cayó un par de horas después, y caminando de un lado al otro en el corredor a las afueras de la habitación de Nerio, Dante le pidió a su esposa.

-Deberías ir a casa... Debes estar cansada y no sé cuánto tiempo tarde en despertar.

Caminando un par de pasos hasta Abril, Dante dijo esto, y desviando su vista hasta ellos, Atlas enarcó una ceja a la espera de la respuesta de Abril, que llegó segundos más tarde en negación a marcharse.

Ella sentía que lo más apropiado era estar allí. Nerio no solo era el abuelo de Dante y Atlas, sino también una persona apreciada por ella y su padre. De ese modo permanecieron un par de horas más, hasta que el hombre reaccionó, y clamó hablar con ambos hermanos a solas, sin la presencia de Abril.

-Sé que esto que está sucediendo nos tomó de imprevisto a todos, más a mí que a ustedes, pero en vista de lo sucedido he tomado una decisión; tal vez piensen que me estoy acelerando, pero pretendo dejar las cosas claras antes de que este viejo corazón falle, y muera.

Para Dante todo esto era una tontería, no por las palabras de su abuelo, porque de verdad lo respetaba, sino que pensara que podía morir cuando él sí había podido sobrevivir al mismo mal.

Cruzándose de brazos, los dos guardaron silencio, y aclarando su garganta, el anciano inició.

-Dante, en vista de que tu desempeño en el extranjero fue excepcional, creo que lo más sensato es que regresaras... tu corazón aún necesita cuidados, y estando en este lugar con tanto trabajo será difícil de recibir.

Dante frunció el ceño de su frente descolocado por lo que acababa de escuchar, y abriendo su boca pretendió decir algo, pero el anciano no se lo permitió.

-En cuanto a Atlas... Serás tú quien quede indefinidamente al frente de la revista y las acciones familiares, junto a Abril. Sé que ambos son un excelente equipo y harán un gran trabajo.

El aludido sonrió ampliamente al escuchar tan maravillosa noticia, y negando de una buena vez, Dante respondió.

-¿Es en serio? ¿La deficiencia en tu corazón nublo tu buen juicio? ¿Cómo dejas a Atlas frente a algo que se supone herede una vez que me case?

Nerio al notar la molestia de Dante, frunció sus labios, sabiendo que esto solo era el inicio de la guerra, y respirando profundamente, intentando calmarse, agregó.

-Y es por esto que te estoy dejando las del exterior, Dante, estas empresas generan el doble, así que se agradecido, y acepta.

Dante se negaba a tener que irse de nuevo, y dejar a Abril con su hermano, a merced de sus manipulaciones y desquiciada cabeza que la quería para él a cómo fuese lugar.

-No lo haré, siempre te impusiste, que incluso mi matrimonio con Abril lo arreglaste tú, ahora ¿pretendes que la deje de nuevo?

El hombre se sintió abatido por esto, era cierto, él lo estaba arrojando a dejarla, por desgracia, todo esto lo hacía por el bien de los dos. Nerio a pesar de estar en cama, enfatizó su postura, y saliendo lo más rápido que pudo de la habitación, Dante se estaba conteniendo para no estallar en ira allí mismo, solo por respeto, pero aun así no aceptaba nada de lo que decía su abuelo.

-¡Dante!

Descolocada al verlo salir de la habitación con su mandíbula tensa, Abril se colocó de pie para preguntar, y tomándola de la mano, él le pidió salir de allí, hasta que de pronto Atlas salió detrás de él, y la llamó.

-Abril... ¿Me das un segundo para hablar?

Ella giró levemente su cabeza para verlo, sintiendo que su corazón estallaría al recordar la forma tan brusca en la que la trato, y regresando su vista a Dante, él, al ver el temor en sus ojos, le susurró.

-No me moveré de aquí sin ti.

Temerosa, pero sabiendo que tenían que hablar para dejarle en claro su postura, Abril asintió y, caminando de manera lenta, sintió que sus piernas se hacían gelatina, hasta que llegó al lado de su cuñado.

-Será rápido, luego de hablar, te prometo que no te molestaré de nuevo.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora