Capítulo 50

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lNarrador

Descendiendo del auto a las afueras de la mansión Hackett, Dante pretendía enfrentar a su hermano por lo que había hecho, molerlo a golpes por su gran falta, y luego enviarlo a la cárcel, pero llegando hasta donde se encontraba uno de los trabajadores de confianza, se encontró con la amarga noticia que este se había marchado con su equipaje a un supuesto viaje de negocio.

Ingresando a la enorme estancia una vez que finalizó de hablar con él, halló está completamente vacía, y dirigiéndose al estudio de la propiedad, empezó a revisar en la caja fuerte de la familia el testamento que dejó su padre.

Si Atlas pensaba que se podría salir con la suya tras lo que hizo, estaba completamente equivocado, ya que Dante hallaría la manera de acabarlo, y que mejor forma de hacerlo que quitándole el poco dinero que le quedó.

Sacando algunos papeles irrelevantes, este halló un par de documentos de propiedad, y tomando de entre las cosas un sobre oscuro, Dante empezó a revisar el interior, encontrando el testamento que le causó tanta intriga años atrás.

-Aún no entiendo por qué me dejaste todo a mí. Aunque ahora que lo pienso fue lo mejor que has podido hacer padre, así podre acabar a esa sabandija de una buena vez.

Apoyando ambas manos sobre la fría madera del escritorio, Dante liberó el aire que oprimía su pecho, y revisando un poco más, halló una valoración psicológica de hacía 6 años atrás, la cual le causó intriga y empezó a leerla.

-Paciente Atlas Hackett, edad 18 años...

Empezando a pasar su vista por cada línea, su frente se fruncía al descubrir que las sospechas que tuvo en el pasado eran ciertas, que su hermano, lejos de ser un hombre normal, no era más que un demente habitando entre ellos.

Dejando sus ojos fijos en la línea final del papel, los dientes de Dante se tensaron, y alejando este solo unos segundos de su vista, intentó procesar lo que acababa de descubrir.

-Estás demente Atlas, trastorno obsesivo con tendencia narcisista ¡¿Por qué carajos no lo vi antes?!

Observando el diagnóstico desde lejos, las piezas empezaron a encajar enseguida como si de un rompe cabezas se tratase. Todo este tiempo él solo persiguió a Abril por su enfermedad, por su obsesión, siempre fue su padecimiento lo que lo arrastró a lastimarla, y no el amor que sentía como él solía asegurarlo.

Empezando a tomar los papeles importantes de sobre el escritorio, Dante pretendía salir de allí para pensar en su nuevo plan, basándose en el nuevo descubrimiento, y escuchando como la puerta del estudio era abierta, este se detuvo para ver de quién se trataba.

- Dante, que bueno que has venido a visitarme, hacía mucho que no te veía.

Ingresando con algo de dificultad para caminar, ajeno a lo que había sucedido entre sus nietos, Nerio era acompañado por nada más, y nada menos que por Georgia, a quien Dante solo se limitó a observar con mucha molestia, antes de hablar

-La verdad no estoy aquí por eso, solo quería revisar un par de documentos, pero ahora que te veo, y por lo que notó tienes muy buena compañía. Necesitamos hablar ahora mismo.

Con sus labios unidos en una alinea recta tratando de controlarse, Dante esperó que su abuelo despidiera a la mujer junto a él, y una vez que se hallaron a solas, el mayor de los dos hermanos empezó a hablar.

-Siempre me pregunté ¿Por qué mi padre solo me dejó a mí como el principal heredero de la fortuna Hackett? ¿Por qué no dejarnos partes iguales a Atlas, y a mí? Pero ahora, después de lo que hizo el cobarde, todo empieza a cobrar sentido para mí, ahora más, que acabo de descubrir esto.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora