Capítulo 62

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Narrador

Sintiendo su mundo dar vueltas, al igual que su cabeza palpitar debido al golpe recibido, Ibbie luchó con el dolor abrumador para abrir sus ojos al fin, y hallando solo la desolación en una habitación oscura, y fría, ella se dispuso a sentarse.

Con dificultad, y escaneando con su vista el lugar mohoso en donde se hallaba, la abogada tomó asiento en el helado suelo, en donde a simple vista se notaba la suciedad del lugar.

-Mi cabeza

Llevando su mano a la zona golpeada por la desquiciada de Maya, ella sintió como la humedad de su sangre mojó sus dedos, y dirigiendo su mano al frente de su rostro, notó que se hallaba sangrando.

Aun descolocada, Ibbie intentó colocarse sobre sus pie, vistiendo aún la bata de hospital que lejos de ayudarla a protegerse, solo hacía que el frío del sitio empezara a calar en su cuerpo

-Tengo que salir de aquí

Caminando un poco desorientada aún, ella llegó hasta la oxidada puerta que la mantenía encerrada, y escuchando un silencio escalofriante, Ibbie optó por pegar su oído al metal para escuchar si su agresora se hallaba cerca.

-¿En serio crees que estoy loca madre? Solo intento recuperar lo que es mío, y mientras la abogada este viva no lo lograré.

Caminando de un lado al otro en la habitación contigua a la de Ibbie, Maya Bennett sostenía una discusión un poco acalorada con su madre, la cual le exigía devolver a la abogada después de saber la noticia del secuestro por medio de la televisión.

-Si puedo mami ¿recuerda lo que me has enseñado? Siempre debes tener lo que quieras, a como de lugar, y eso es lo que haré

Escuchando un par de segundos a Maya, y su monólogo de mujer única y poderosa, Ibbie intentó buscar otra salida de ese lugar, y revisando detrás de un montón de estantes vacíos, descubrió que la única salida era la puerta frente a ella.

La chica un poco abatida, al pensar que ese era su fin, tomó asiento en el suelo de nuevo intentando controlarse un poco, y escondiendo su cabeza entre sus manos, cerró sus ojos para pensar.

¿Qué otra cosa podría hacer?

¿Gritar para que la demente de Bennett regresara a ver que ya había reaccionado después de golpearla?

¿Esperar que llegara la ayuda?

Lo cual era muy posible, ya que lo último que recordaba antes de perder la consciencia era ver a Abril, golpeando el vidrio del auto para que Maya la liberara.

Conteniendo un poco el aire al decidir que ese no sería su fin, Ibbie se colocó de pie para buscar otra manera de escapar, y tomando un trozo de vidrio lo suficientemente grande como para herir a alguien que se hallaba en uno de los rincones, ella decidió que lucharía por la vida de ambos.

-Ibbie, querida... Te traje compañía.

Tarareando como si se hallara feliz a lo lejos, se escuchó la voz de Maya, y notando como un par de pasos, se quedaban parados frente a la puerta, ella corrió a uno de los rincones en donde intentó esconderse para atacar.

Hasta ahora, ella no tenía ningún plan, solo atacar, y correr tanto como sus pies le permitieran, el problema es que lo que sucedería, ella no lo había planeado

-Ibbie, tienes visita... Si me prometes que te portaras bien, la dejaré entrar.

El corazón de la mujer se agitó, así como también sus ojos se cristalizaron sin razón alguna, pero sintiendo que algo no se hallaba bien, con sutileza ella salió de su escondite, para colocárse de pie frente a la puerta, escondiendo con su mano en la espalda su arma.

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora