Narrador
Caminando por el extenso lobby de H&G, Abril fue alcanzada por Melissa, su asistente; mientras se dirigía hacia su elevador personal, y recibiendo el folder con la agenda detallada del día, esta frunció sus labios al ver el nombre de Lucrecia escrito en ella.
-Suspende todos los demás pendientes, tengo muchos asuntos de que hablar con esta mujer, así que te pediré que no nos molesten hasta que yo se los pida.
Comunicándole que esta ya se hallaba en su oficina, Abril ingresó en el elevador, y viendo como las puertas de este se cerraban, Granfort empuño su mano. Al fin, después de un par de días, encararía a Lucrecia, una de las cómplices de Atlas, el responsable de su sufrimiento ahora, quien huyó como un cobarde tras su fechoría.
Abriendo sus puertas en el piso superior del edificio, Abril salió del artefacto, e ingresando a su oficina, encontró a la diseñadora sentada como si nada hubiese sucedido en uno de los sofás del lugar.
-¡Abril, querida! Qué gusto verte.
Acercándose a ella como si nada, la mujer pretendió abrazarla, y deteniendo su andar en seco, Abril colocó su mano justo en su pecho, alejándola de ella, lo cual tomó por sorpresa a Lucrecia.
-Mantén tu distancia ¡Por favor!
Un poco atónita por la frialdad en las palabras de Abril, la mujer se quedó de pie mientras la veía avanzar hasta su escritorio para dejar sus pertenencias, y sacando de uno de los compartimientos una carpeta con un par de documentos en su interior, esta empezó a hojearlos, antes de llamar a la mujer para que se acercara a ella.
-¿Recuerdas el renglón 3, de la cláusula 8 de tu contrato?
El entrecejo de la diseñadora, se frunció al desconocer que era lo que pretendía Granfort con mencionar esto, porque estaba siendo tan fría con ella, e intentando acercarse para ver a qué se refería, ella continuo.
-Te recuerdo Lucrecia por si no lo leíste bien... De haber una falta de parte de la diseñadora, esta tendrá que pagar una pequeña compensación a la revista de diez millones.
Lucrecia tragó una cantidad de saliva considerable al escuchar la cantidad de dinero.
¿Diez millones?
Esto era Diez veces lo que ella ganaba al año, lo cual significaba que si llegase a suceder este caso, ella tendría que trabajar 5 veces más de lo que lo hacía, solo para saldar la deuda, lo cual la aterró, pero luego de pensarlo, y confiada de que ella no había hecho nada malo, se colocó erguida antes de defenderse.
-No entiendo a donde vas con eso Abril, hasta ahora es que llegó a la ciudad por lo que no he faltado a mi contrato
Abril sonrió de lado, mientras cerraba la carpeta sobre su escritorio que contenía el documento, y apoyando sus manos en la sólida madera con fingida calma, sonrió sardónicamente antes de preguntar.
-¿Estás segura, Lucrecia? ¿Acaso atentar en contra de la integridad física de la directora de H&G no se puede tomar como una falta?
La boca de Lucrecia se abrió levemente al recordar enseguida la última conversación que sostuvo con Atlas, durante el desfile, e intentando fingir desconocer a lo que se refería Abril, está dijo
-No sé dé que hablas Abril, creo que aquí hay un pequeño mal entendido
Sacando el teléfono del bolsillo del pantalón de su traje, Granfort lo colocó sobre su escritorio para revisarlo unos segundos, y enarcando una ceja, transmitiendo una actitud fría, y severa, respondió.
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Ya te olvidé querido esposo
Любовные романыAbril Granfort fue obligada a casarse muy joven, solo para que su esposo pudiese reclamar su herencia, ella lo hizo por amor, el por ambición. El problema radica en que luego de ser abandonada por el durante 3 años, en lugar de morir de amor, surge...