capítulo 22

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Narrador

Una vez que Atlas llevó a Abril hasta la mansión Granfort, la dejó bajo el cuidado de Erick, y regresando a su casa lleno de dudas, ya que la pobre no le dio mayor detalle de lo sucedido, este espetó una vez que halló a Nerio en el amplio comedor.

-Ahora si debes estar feliz, Nerio... Dante, tu nieto preferido al fin tuvo el valor de decirle a Abril toda la verdad

El hombre mayor, manteniéndose inexpresivo, negó enseguida llevando una tasa de café humeante a su boca, y dejando esta a un lado una vez que tomó un sorbo, respondió

-No es que Dante sea mi nieto preferido, pero sabías que este momento llegaría, mi intensión Atlas, no es desatar una guerra entre ambos hermanos, mi intención es crear hombres responsables que asuman las consecuencias de sus actos

De manera inmediata, una vez que este finalizó, el menor de los Hackett soltó un bufido que molestó un poco a su abuelo, y caminando hasta la silla frente a él, tomó asiento sin previo aviso.

-¿No quieres desatar una guerra, Nerio? Tú que organizaste una boda entre Dante, y Abril sabiendo que la amaba

El hombre mayor frunció sus labios arrugados, al confirmar que su odio hacia él, seguía intacto, que lo ocultó por un tiempo tras la partida de su hermano, pero ahora que este regresó, su desprecio también lo hizo.

Con un poco de pesar, el caballero de avanzada edad, libero algo de aire, y observando a su nieto a los ojos, agregó.

-Sabes que no teníamos más opciones, Dante al ser el mayor de ustedes era el que heredaría todo, por consiguiente fue el elegido

Atlas estaba cansado de esa absurda excusa, por lo que sintiendo que la frustración lo estaba haciendo perder la razón, se colocó de pie para pensar un poco mientras caminaba por el lugar.

-¿Elegido, Nerio? ¡No me jodas! Dante siempre ha sido tu protegido, esto no se trató de herencia, se trató que lo elegiste a él sobre mí

El hombre, a punto de perder la paciencia, estrechó el puente de su nariz, mientras negaba, y elevando su vista una vez más hasta él, respondió

-Sabes que no es así Atlas, el matrimonio entre ellos dos surgió por un convenio con Erick, solo para salvar la empresa, la cual metí en problemas por mi adicción al juego

Sonriendo de lado de manera sardónica, para Hackett esto no era razón suficiente para resignarse, y llegando una vez más a la mesa, recargó su mano en esta para hablar

-Como digas, siempre eliges a Dante. Por supuesto, como es el que más se parece a ti.

El abuelo Hackett llegó a su límite tras esto, y empuñando su mano, sintiendo que este era un descarado, le dijo

-¿Dante es quien se parece más a mí? ¿Mi protegido? Jamás moví un dedo para aclarar la situación con su esposa sabiendo la verdad... Jamás le conté a Abril lo de su enfermedad ¿Y tú dices que lo protejo? Aquí, el menos indicado para hablar algo así, eres tú, ¡Tu! Que te he encubierto al limpiar los desastres que dejas tras despilfarrar nuestro dinero ¡Tú! Que casi desangras la revista dos veces por tus apuestas... Creo que deberías cerra tu boca, y dejar de hablar pendejadas...

Atlas sabía que todo esto era verdad, que Nerio tenía razón en cada una de sus palabras, y negando de manera frenética, tomo asiento en la silla de hace unos segundos, y llevó sus manos a su cabeza, como si fuese un niño pequeño que pretendía ordenar sus pensamientos.

-Quieras o no tendrás que resignarte, ya que nacerá un heredero de esa unión, llora, grita Atlas, pero ellos están destinados a estar juntos, así que acéptalo.

Atlas retuvo el aire al sentir que esta verdad lo abofeteaba directo al rostro, y manteniéndose en silencio unos segundos, pensó en posibles opciones para evitarlo

-Pues eso lo veremos, Nerio. De ninguna manera permitiré que eso suceda, Abril será mía, y así tenga que morir en el intento sucederá.

Colocándose de pie, Atlas le dio una última mirada a su abuelo con aires de superioridad, y subiendo las escaleras, como si nada hubiese sucedido, se perdió de su campo de visión, rumbo a su habitación.

Allí, en ese pequeño momento fue en donde Nerio supo que algo no andaba bien con él.

**** ****

Una vez que el sol se puso en el punto más alto del cielo, Abril se marchó a la empresa, con la intención de disipar sus pensamientos después de una larga noche de lidiar con Erick, y sus sermones.

Fingiendo serenidad, la mujer llegó al lugar, e ingresando a su elevador privado, sintió que moriría de un infarto al descubrir a Atlas en una esquina de este, cuando estaba a punto de cerrar sus puertas.

-Atlas, me diste un susto

Llevando su mano hasta su pecho, Granfort intentó apaciguar los latidos de su corazón que se precipitaron por hallarlo allí sin esperarlo, y acercándose a ella sin previo aviso, esta sintió el olor a alcohol que emanaba.

-Justo te estaba esperando

Chocando su pecho con la espalda de Abril, esta sintió que algo no se hallaba bien en él, y moviendo su cabeza en afirmación se mantuvo en silencio, escuchando lo demás que pregunto.

-¿Qué fue lo que sucedió con Dante? ¿Qué fue lo que te contó exactamente?

Abril llenó sus pulmones de aire, sintiéndose intimidada con su presencia, y rogando al cielo que el elevador llegara a su piso, vio como por la pantalla de este los números en ascenso pasaban

-Me contó lo de su enfermedad, el motivo de su partida, solo eso...

La ira se apoderó de nuevo de Atlas, al pensar que solo era cuestión de días para que Abril perdonara a Dante, y regresara con él, por lo que abriendo su boca quiso decir algo más, pero el pitido del elevador llegando a su destino no se lo permitió

Saliendo del artefacto, intentando ocultar lo que sucedía, Abril se dirigió a su oficina, siendo seguida por él, y saludando a todos a su paso, se mantuvo de ese modo hasta que ingresó al lugar.

-No me digas que le creíste Abril ¿No me digas que fuiste tan estúpida para creer algo así?

Cerrando la puerta a sus espaldas, y con sus orejas encendidas con un color rojizo debido a la rabia y el alcohol que consumió durante toda la noche, Atlas espetó, y dando un par de pasos en dirección de Abril, continuó diciendo.

-Lo sabía y aun así me negué a creerlo, fuiste tan tonta que creíste todo lo que él dijo, Abril aún no entiendes que yo te amo, que solo yo puedo hacerte feliz, que él solo te engaña

Avanzando hasta ella en un ataque de celos, nublado por el alcohol, Hackett elevo su mano para acariciar su mejilla, y sintiéndose aterrada al estar a solas con él, ella giró su rostro par evitar el contacto.

-¡Abril! ¡Por lo que más quieras dejame demostrarte que te puedo hacer feliz!

Pensando que esta vez ella cedería, Atlas empezó a acariciar su rostro con delicadeza, y viendo desde a fuera el acercamiento brusco de su hermano, Dante sintió que debía intervenir antes de que fuese muy tarde

-Atlas... Ya te he mencionado lo que siento.

Con temor y voz titubeante, Abril intentó hacerlo entrar en razón sin hacerlo enfadar, y acercándose a ella, colocándo sus labios a centímetros, este musitó sobre sus labios pretendiendo besarla

-Y lo sé Abril, solo déjame demostrarte que puedo ser mejor que él.

Acercando sus labios preparado para besarla, Atlas estrechó a Abril entre sus brazos, y abriendo la puerta de una buena vez sin poder permitir eso, Dante siseo

-¡Aléjate de mi esposa!

Ya te olvidé querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora