Angustia
Jorge
Busque la camisa más pequeña de mi closet color azul claro era lo más pequeño que tenía, por la estatura de Silvia le quedaría grande y un bóxer nuevo.
Salí de mi cuarto en dirección al cuarto de Silvia, toque la puerta y escuché que dijo "Un segundo", que raro se sentía esto de compartir cosas con alguien, Silvia abrió la puerta y estaba en bata de baño, mierda la interrumpí.
—Silv, no encontré algo más chico en mi closet, pero te traje una camisa y un short corto míos para que puedas dormir—. Le dije.
—No te hayas molestado yo podía dormir en bata como estoy ahorita—. Me dijo.
—Tienes que dormir cómoda después de lo qué pasó hoy Silvia, mañana también será un día pesado—. Estire mis brazos para darle la camisa y ella la tomo.
—Gracias—. Me agradeció.
—Ahora si buenas noches niñita—. Me di la vuelta sin voltear atrás y entre a mi habitación.
Que rara satisfacción de tener a Silvia a salvo en mi casa, me tranquilizaba algo pero me incomodaba que solo una pared nos separaba, qué tal y en la noche me necesitará y yo bien dormido, pero si que tenía sueño.
Desperté a las 6 am, no alcanzaría hacer ejercicio hoy, tenía que ir al centro comercial que un amigo tenía para ver si de pura casualidad me podría abrir algunas tiendas, algunos empleados entraban a las 7 que era lo que tenía ventaja.
Llame a mi amigo Arnulfo—
—Bueno—. Se escuchaba adormilado.—Bro lo siento creo que te desperté—. Dije.
—No importa bro, ¿para que soy bueno?—.
—Necesito que me abras el centro comercial tuyo, ahorita a las 7–.
—¿Qué tiendas necesitas?—. Eso no había pensando.
—Pues converse, guess, American eagle, tienda de ropa interior, papelería—. Y otras (Acuérdense que Silvia ya las menciono).
—Si bro, te veo a las 7:15 en la gran plaza por la entrada de los empleados—.
—Gracias bro, te debo una—. Colgué.
Me arregle rápido y baje a la cocina para ver si Amanda ya estaba despierta, entre y la vi ayudando a la cocinera a terminar el desayuno—
—Amanda necesito tu ayuda—. Creo que la asuste porque brinco y me volteo a ver con cara de miedo.
—Jorge me asustaste, ¿Qué necesitas?—.
—Me puedes acompañar al centro comercial a comprar ropa para Silvia—.
—Si claro, ¿Qué compraras?—.
—Pues algo elegante pero a la vez básico, mis planes estaban en comprarle unos tenis pero no sé qué talla es—.
—Permíteme tantito, ahorita averiguamos qué talla es—. Vi cómo salió de la cocina, no me dijo a donde iba.
Me fui al recibidor a esperar que apareciera Amanda donde andaba, escuché unos pasos venir hacia donde estaba yo y volteé, Amanda traía consigo un tacón de Silvia—
—Mira Jorge, Silvia es 4 de zapatos—. Ni a mi se me hubiera ocurrido ir a buscar un zapato de Silvia para ver su talla—.
—De ropa me imagino que ha de ser un M no—.
—Cheque su vestido y es XS, pero por las dudas tráele un S de todo porque siempre ahí marcas reducidas de todo—.
—Eres una genio, anda vamos que tengo que traerle esto antes de las 10–. Asintió y le entregó el tacón a una de las empleadas para que lo subiera otra vez con cautela al cuarto donde dormía Silvia.

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De mi
Ficção AdolescenteUn empresario con riesgo a quedar en la quiebra, compromete a su hija con un empresario multimillonario, no se soportan para nada pero cuando se dan cuenta lo que en verdad cada uno siente, ahí algo que los separa.