Capitulo 34

83 8 6
                                    

Súper atracción

Jorge

Llegamos a la casa, Silvia me ayudo a bajar y entramos a la casa.

La nana de Silvia y Amanda estaban en la sala, en cuanto nos vieron llegar se levantaron y se dirigieron hacia nosotros.

Silvia empezó a explícales que era lo que tenía, pensé que les iba a contar lo qué pasó con ese tal Sapo o reno, bueno sabe cómo se llaman pero saben a qué me refiero.

Amanda se fue a la cocina hacerme un té para el dolor.

Veía a Silvia cansada y sabía porque lo estaba, me imagino que todo el camino vino sobre pensando lo que había pasado en el pueblo.

—Mi niña veo que tienes sueño—. Dijo su nana.

—Algo nana, hoy ha sido un día con mucha adrenalina—. Contestó.

—Yo digo que es mejor que los dos se vayan a descansar—. Apareció Luis.

—Créeme que lo haré porque lo necesito—. Dijo ella.

—Bueno entonces vámonos a descansar—. Dije y ella asintió.

Se despidió de todos y se fue al cuarto.

Yo me quede en la sala esperando mi té.

Amanda me trajo mi té, me estaba platicando sobre los preparativos que iba a ver en la fiesta de esta noche.

—Jorge te quería preguntar algo—. Me dan miedo sus preguntas.

—Dime—.

—Quiero que seas sincero conmigo Jorge y respondas con el corazón y no con el Jorge frío que conozco—. Con qué va a salir. —¿Te gusta Silvia?, no me mientas—. Pero como lo sabes.

—Claro que no, ella no es mi tipo—. No le iba a confesar todo de sopetón.

—Jorge Salinas no me mientas, yo te conozco muy bien—. La verdad que si me conoce bastante bien, me conoce más que yo me conozco a mi.

—Entonces si me conoces muy bien para que me preguntas—. Quería reírme pero sabía que era capaz de meterme una cachetada por reírme en momentos serios.

—Dime si si o no, si me sigues negando te seguiré insistiendo—. Creo que si le dire pero tengo miedo. —Aún que lo niegues yo sé la verdad—. Sigue con lo mismo.

—Está bien acertaste Amanda—. Confesé. —Me estoy enamorando de Silvia, la niña insoportable que no aguantaba al principio, me di cuenta apenas esta mañana que me estoy enamorando—.

—Lo sabía—. Siempre sospecha de todo.

—¿Porque lo sabías?—. Tenía esa duda.

—Por la manera en que la miras, siempre que ella llega te olvidas de todos, como si ella solamente existiera, yo sé que al principio no la soportabas—. Eso era cierto, al principio no la aguantaba y ya lo he dicho. —Yo sabía que tarde que temprano entre ella y tú podía haber algo, pero tú orgullo no lo aceptaba—.

—Pero ahora no le digas a nadie si, no quiero darme yo falsas esperanzas con ella, qué tal y yo a ella no le guste, no quiero salir lastimado otra vez—. Si existía esa probabilidad de que yo no le gustara a ella.

De miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora