Capitulo 52

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Volverlo loco

Silvia

Yo pensé que se iba a irse a su cuarto y me iba a dejar sola para poderme ir a la playa.
Pero no, el muy id... bueno Jorge se quedó aquí, no que según era alérgico a los perros y eso.

No le voy a decir nada y bajaré a la playa junto con Angy, allá él si me sigue o no.

Tome a Angy junto con mi bolsa y salí del cuarto.
Al llegar al ascensor, me di la vuelta para esperar que se cerrara y Jorge venía corriendo a alcanzarme, llego como flash y se metió al ascensor.

—¿A donde vamos?—. Como que a donde vamos, nadie lo está invitando.

—Yo voy a la playa no sé dónde vayas tú—. Respondí.

—Voy contigo—. Lo que faltaba.

—¿Y a ti quien te invitó?—. Le dije con cinismo.

—Pues nadie me invitó, pero si te acuerdas—. Levantó su mano izquierda y señaló el anillo. —Somos esposos y tenemos que andar juntos los primeros días como la pareja felices que somos—.

—Pues si quieres sígueme, pero ni caso te voy hacer—. Toma chango tu banana.

Llegamos abajo, yo baje primero sin mirarlo a él.

Sentí sus pasos detrás de mi, me puse los lentes dirigiéndome a la playa.
Derrepente sentí como él me agarro por el codo, me detuvo y me agarro de la mano.

Yo cerraba mi mano poniéndola en puño para que no me agarrara de la mano, pero él con todas sus fuerzas me abría la mano y entrelazaba sus dedos con los míos.

Ya ni la siesta me hice, me puse a pensar que ahorita estábamos en plena vista de los paparazzis y los reporteros, si nos veían así de distantes iban a suponer algo como siempre.

Llegamos al área del alberca y estaban todos mis amigos al igual que mi nana.

Todos traían cara que tomaron hasta más no morir, hasta me sorprendí ver a mi nana así.

—Hola tortolitos como les fue en su noche—. Dijo Wendy algo picarona.

—Antes de que pregunten más cosas no pasó nada si—. Tenía que aclarar sus mentes porque si no iban a pensar lo peor.

Pero si supieran que ya hice él amor con él y fue en Valle de Bravo me matan.

—Voy a ir a la playa necesito un rato de paz—. Les dije sin decir más.

Tome dos toallas del sitio del hotel que tiene para los huéspedes y me fui.

Al llegar puse las toallas en el suelo debajo de una sombrilla que estaba ahí.

Saque a Angy de mi bolso y la puse sobre la toalla.

Pasó un vendedor ambulante y compré unos collares para las dos de conchas con estrellas.

Estaba viendo las olas del mar tan tranquilas así como me siento yo ahora, cuando sentí que alguien llegó a mi lado, volteé y era Jorge, ahora que quiere.

—Pulga ¿vamos a ir al viaje que nos está regalando mi padre?—. Mierda con que era eso de lo que me tenía que acordar en la mañana.

—¿Viaje?—. Pregunté extrañada.

—Que ya no te acuerdas—. Negué. —te dije ayer que mi padre nos había regalado un viaje a las Bahamas—. No puede ser.

—Lo había olvidado por completo—. Dije.

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