Capitulo 26

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Detalle de Don piedra

Silvia

Entre al jacuzzi, fácil estaría aquí 1 hora, todos estos sentimientos encontrados me hacían estar cansada, así que al menos un rato de tranquilidad me merecía.

Salí de él jacuzzi, me puse solo una bata de baño y una toalla en la cabeza.

Me senté en la cama y prendí la televisión para ver una película.

Elegí la película de Wonder Woman 1989, me quite la toalla del pelo y lo cepille un poco para desenredarlo.

Iba a la mitad de la película y alguien tocó la puerta de mi cuarto.
"Pase" dije, total la que siempre viene a buscarme a mi cuarto es mi nana, pero lo que se me hizo raro es que tocara siempre me llama antes de abrir y ya le doy el pase, mi madre siempre me llama por teléfono en vez de venir a tocarme la puerta.

La puerta se abrió, yo no despegue la vista de la televisión, total era mi nana.

—Ven nana siéntate que la película está buenísima—. Palme la cama.

Espera mi nana siempre llega platicando algo, nunca llega callada hasta parece que somos dos guacamayas andantes.

—Hola pulga—. Esa voz... pero que es Jorge.

Recordé que estaba solo en bata de baño y no traía nada abajo, con un cojín me cubrí las piernas.

—¿Que mierda haces aquí y quien te dejo entrar?—. Traía con él una mochila y venía en pans color negro, que bellos se ven los hombres así.

—Vine porque me quede preocupado por ti, me dijiste que estabas bien pero no lo estabas—. Brujo?.—Así que vine a que pases una noche tranquila, de quien me dejo entrar fue tu nana y a tu cuarto pues tú—. Que especificó.

—Bueno me permites me voy a poner más decente—. Me levante de la cama y me fui hacia el closet.

Mi pregunta es ¿de cuando acá me importo?, yo pensé que le parecía yo alguien insoportable por eso era que no me toleraba, pero ya veo que Don Perfecto si tiene corazón yo pensé que era un Don piedra, ahora le cambiare el apodo.

Ya con la ropa interior puesta, tome la primera pijama que había en el closet, una blusa de tirantes con encaje en el escote y un pantalón flojo azul al igual que la blusa.

Me fije en el espejo y me acomodé el pelo, no sé porque me importaba verme bien, si ya estaba a horas de dormirme.

Salí y el estaba observando todo de mi habitación, hasta los trofeos de cuando yo montaba a caballo, lo digo porque traía uno en la mano, cuando me vio lo puso en su lugar.

—Mira Silvia—. Saco algo de su mochila, era una bolsa grande.—Te traje un regalo para levantar tu ánimo, espero que te gusten porque yo no sé de estas cosas y le pedí a la señorita de la tienda que lo escogiera—. Estiro el brazo y me dio el regalo, yo lo tome.

—Gracias Don piedra—. Dije y me senté en la cama para ver qué era el regalo.

Un kit de cuidado para la cara con mascarillas y todo el merequetengue.

—¿Te gusto tu regalo?—. Pregunto Jorge.

—Si gracias—. Le agradecí.

—De hecho vengo a quedarme—. Espera que, como que a quedarse. —Que tal si hacemos una de estas pijamas tontas que hacen los jóvenes—. Seguro tengo tapado las orejas, escuchar decir eso a Jorge me extraño.

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