Lluvia
Jorge
Llegamos a su casa, yo la ayude a subir a su habitación, que raro entrar a un espacio de ella, el día mi casa como sea porque yo ya lo conocía, pero él de ella era aún más incómodo.
La ayude a recostarse, su nana le había llevado un caldo de pollo para que recuperara sus fuerzas.
Empezó a comer con mucha calma, la vi disfrutarlo con tanto gusto que hasta a mi se me antojo comer lo que estaba comiendo.
Término de comer y vi como dejo algunas verduras en el plato, si o si tenía que asegurarme que se acabara todo.
—Niñita si no comes todo no te vas a recuperar—. Sólo quería que estuviera bien.
—Ya me llene—. Yo con ese plato tan péquelo que se comió no me haiga llegado.
—Ándale vamos, come—. Tome la cuchara y la lleve a su boca.
—Oye, no soy una niña pequeña para que me des de comer en la boca—. Si lo parece.
—Ándale niñita no seas caprichosa y abre la boca, no me hagas decir "Abre la boquita ahí va el avioncito"—. Soltó una carcajada, Dios va acabar con la poca paciencia que me queda.
—Quiero ver eso, te juro que si dices esa frase para que yo coma si como—. Bendita paciencia que le tengo.
—Mira no más porque te tengo paciencia—. Suspire. —Abre la boquita ahí va el avioncito—. Con voz chistosa, me eh de ver ridiculo aciendo esto.
—Así si como—. Abrió la boca.
Tres cucharadas después y termino todo lo que había en el plato, llegó la nana por los trastes y salió.
Cheque mi reloj y ya eran las 10 pm. —Bueno niñita ya me voy ya es algo tarde—. Me levante. —Mañana Alex viene por ti, ¿a qué hora quieres que venga?—.
—Mañana entró a las 8 am, así que puede venir por mi a las 7, pero dile que no venga en la camioneta de el, nos vamos a ir en la mía—. Como le digo que yo quería que se fuera en mi camioneta por que está blindada y así se protege más.
—Como digas—. Dije por fin.
—¿Te molesto?—. Si pero no, yo sólo quería ver por su seguridad aún que aveces me cayera mal.
—No total yo no puedo obligarte hacer lo que yo quiero—. Me arrepentí de lo que le dije.
—Pero no te enojes Salinas—. Estiró su brazo y tocó mi hombro.
—No estoy enojado—. Volteo a verme.
—Como tú digas salinas—. Volteo los ojos.
—Bueno ahora si ya me voy para que descanses, cualquier cosa me llaman, tu nana y tus padres tienen mi número—. Salí del cuarto.
Salí de la casa de los Navarro, seguro llegando a mi casa me iría a dormir, hoy había sido un día demasiado pesado y más en un hospital.
Llegué a mi casa subiéndome directamente a mi cuarto, me tire en la cama con todo y la ropa que traía, caí rendido que me dio flores cambiarme.
Desperté a las 6:30 am, otro día sin hacer ejercicio, ojalá en la tarde me dé tiempo, me levante rápidamente y entre al baño a bañarme.
Hoy solo tendría clases hasta las 12 y de ahí solo me regresaría a mi casa y planificar lo que daría de temas para la siguiente semana.
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De mi
Teen FictionUn empresario con riesgo a quedar en la quiebra, compromete a su hija con un empresario multimillonario, no se soportan para nada pero cuando se dan cuenta lo que en verdad cada uno siente, ahí algo que los separa.