The Monster (Justin bieber & ___)

Capitulo 55

Maratón: 3/4

Advierto la alarma de los tres.
Contienen el aliento, al unísono. Y en primera instancia no entiendo por qué la presencia de la policía, de pronto los inquieta. Incluso hace que se detengan.
Atisbo sólo el rostro de Justin; ya que no se me apetece mirarle la cara a ninguno de los otros dos psicópatas; y logro entenderlo. Puedo leer su expresión.
Entonces todo se reduce a dos posibilidades.
Las cosas en el baile se han salido de control o los han descubierto. Y no, no por delito aunque Maya y Omer si lo hayan hecho conmigo, sino por el simple hecho de ser de una raza sobrenatural y estén siendo perseguidos por la policía internacional, para ejercer su extinción.
Los ojos oscuros y turbados de Justin se contactaron con los míos. A ambos nos entró un pánico desgarrador.
Las sirenas persistían a través de la distancia y las luces se veían desde la entrada de la escuela.
Aquello era más peligroso. Para todos.

- ¡No! -exclamó Maya, repentinamente.Apenas logré entender los siguiente: -No te atrevas a irte ahora, Jus...

Y de pronto, ocurrió en menos de un pestañeo, ni siquiera el tramo de existencia que tiene una exhalación transeúnte. Nada más logré sentir una fuerte mano rodear mi muñeca, y que todo se desvaneciera por un breve segundo en donde se nubló la oscuridad, el patio de la escuela, y las personas que estaban frente a mí. Se alejaron, como si toda imagen perceptible se extendiera y se distorsionara. Sentí como cada molécula de mi ser vibraba, el tiempo-espacio dejó de existir por un breve micro segundo. No hubo aire que pudiera respirar, porque todo pasó desde el nacimiento hasta la muerte de un suspiro. Sentí que flotaba al mismo tiempo que iba a una velocidad cáustica y aguda. Un vértigo lame mi estómago.
Nada oí, hasta que sólo me vi refugiada, con la mejilla contra la tela de la camisa blanca. Escuché los latidos de su corazón atizar su pecho. Su respiración apresurada iba al compás con la mía.
Noto que estoy envuelta en los brazos de Justin, y no importa si la policía nos atrapa o si Omer viene a por mí. Me siento más segura aquí que en cualquier lugar en el mundo. Puedo respirar en paz. Puedo abrazarlo con fuerza, y no soltarlo hasta que me tiriten los músculos.

Oh, no hay nada que se compare, ni por un leve asomo, el estar en el refugio de su pecho. Ninguna jodida cosa.

Ambos exhalamos con un alivio corrosivo. Permanecí varios segundos, una eternidad, contra su cuerpo como un gatito indefenso. Aunque fuera él quien estuviera herido.
Mi burbuja se revienta.
Levanto la cabeza, patidifusa, desconcertada y con la incertidumbre frunciendo mis cejas.
Primero, miro a mi alrededor encontrándome por delante a la larga calle desértica, las casas una al lado de la otra, silenciosas como entes omnipresentes; y nosotros varados frente al porche de mi casa al final de la calle.
- ¿Qué...?-digo al mismo tiempo que mi memoria entona el recuerdo de la misma experiencia vivida alguna vez atrás. Mi cuerpo reconoce aquella sensación y me aclaro las dudas, sola.
Justin puede teletrasladarse, un paso antes de la teletransportación. De sus tantas capacidades ésta es una de las que menos olvidaría, debido a que es en la que más participo.
Él tiene tantas habilidades que a veces me confunden o simplemente no las recuerdo, porque conmigo casi nunca las usa. No había necesidad, hasta hora. ¡Y diablos que sí nos ha salvado el culo!

Era innecesario que me explicara porqué de pronto estábamos frente a mi casa, provisto de alguna luz de vida.
La noche era interrumpida por el eco de los grillos, y entonces me detengo a mirarlo a los ojos.
El corazón me pesa como un costal de arena, al ver su pómulo izquierdo hinchado y moreteado, que a base de la penumbra se denotaba su magnitud, pero no su color. La nariz le sangraba aún, por la oscuridad de su piel vislumbraba que un lado de sus fosas nasales, había sido golpeada. Tenía otro moretón hinchado cerca de la esquina de su boca, y le sangraba el labio inferior.
Mis dedos fueron involuntariamente a su rostro, tomándole con suma delicadeza. Casi sin tocarlo.