Capitulo 6

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Como si la noche fuera su escudo, se desato una enorme tormenta. Parecían que meteoritos caían sobre el tejado de la casa. El mundo se iluminaba por unos microsegundos, con los rayos que atravesaban el manto de nubes negras. Y cada dos por tres, sonaba un trueno estridente. El viento soplaba en mi ventana, con un silbido imperceptible y sigiloso. Veía afuera, el bosque oscuro. Estaba acostada en mi cama, con las mantas hasta la barbilla. Sin poder dormir. Miraba por mi ventana, a la oscuridad, al bosque, a la nada. Pensando en las cosas tenebrosas que me pasaron hoy. Y la cosas extrañas también. 

Después de que Justin se fuera, tuve que explicarle a mi madre, que tuvo que irse de forma urgente. Que no me había explicado concretamente que era, y que lamentaba mucho (¡Qué gran mentira!) No haberse despedido, pero había una situación que ameritaba su presencia, pero ¡Ya! 

No me creyó mucho, mi mama es la única que no cae en mis mentiras. Porque créanme, soy una total experta en eso. 

En lo que no dejaba de pensar era inevitablemente en Justin. No de esa forma platónica en la que se piensa en el chico que nos tiende a gustar. Pensaba en él cómo partidaria de la intriga. Sus actos extraños, sus formas de cambiar, me causaban curiosidad. Quería saber quién era, en realidad. Era como si su armadura impenetrable fuera guardar secretos, guardar quien es de verdad. Desenvolverse con misterio. Y eso era lo que más me atraía hacia él. 

Y bueno a ¿A quién engañaba? Esa cercanía espontanea que habíamos tenido de forma cósmica, me había afectado. Y me carcomía las uñas de tan solo pensar si él se habría dado cuenta. Por otra parte, me enojo un poco el que se haya ido sin despedirse… ¿Por qué lo hizo?

Tal vez con mi imprudencia lo hice sentir incómodo, no debí darle un beso en la mejilla. Se notaba a millas de distancia, que no estaba acostumbrado a ese tipo de demostraciones. 

Soy una tonta. 

Me di vueltas en la cama, atormentándome sola, con un millón de teorías o reprimiéndome a mí misma por mis actos. 

Una serie de truenos terroríficos resonaron en la atmosfera, haciendo que me tapara bajo mis sabanas. Las tormentas siempre me han causado una cierta inquietud, pero en este momento estoy más asustada de lo normal. Sobre todo porque hoy había entrado algún tipo de psicópata encubierto, que me hizo estúpida y me dio un susto de puta madre. 

Digamos que la inseguridad era el mayor sentimiento que sentía ahora. 

Me di vuelta y prendí la lámpara de la mesita de noche. Me destape y me levante de la cama. Abrí la puerta de mi habitación y corrí por el pasillo. Abrí la puerta del cuarto de mi mama y entre sigilosa. 

Corrí las cobijas y me acosté a su lado, en la cama de dos plazas. La abrace por detrás con cuidado, refugiándome en su espalda. Ella ni se inmuto, aunque estuviera dormida me sentí más segura. 

Me despertó una suave mano acariciando mi cabeza, y la voz melodiosa de mi madre. 

Abrí mis ojos despacio, con un gemido de protesta. 

Vi el rostro de mama, inclinado hacia mí. 

Sonrió maternalmente. 

—Levanta ese trasero, tienes que ir al instituto. 

Negué, refregándome lo ojos. ¡Esto era un suplicio! 

— ¿Por qué viniste a refugiarte en mi cama anoche? —Pregunta mi madre, mientras se pone su bata y sus pantuflas. 

—Me dio miedo la tormenta. —Hice un puchero, estirando mis músculos, hundiéndome entre las cálidas mantas. 

Ella rio. —Tienes 16 años ¿Y todavía te dan miedo las tormentas?

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora