Capitulo 57

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Capítulo 57:

Smoke and Mirrors se ajustó en el eje y la cabeza de lectura tocó al disco de vinilo con su aguja.
Comenzó a sonar la primera canción.

Abro las cortinas y la ventana, el aire de Satterville me despierta haciéndome sentir mis lagañas.
Me pongo la camisa blanca, la de siempre, y el pantalón gris recogido desde algún rincón del departamento. He ido acostumbrándome a ponerme ropa, como un hombre normal. Hace un tiempo atrás me habría parecido incómodo, innecesario e incluso molesto; pero hoy, cuando voy en camino a solucionar las heridas de una era en mi historia, nada de aquello me molesta. Ha dejado de hacerlo. Porque quiero permanecer en el lugar que nací, mantener una vida tranquila y por sobre todas las cosas, porque quiero poder estar al lado de la chica que amo más que a mi propia vida.
Simple y sencillo.
Cualquier hábito mundano me forma como la <<persona>> que quiero ser en un futuro.

Proceso de inserción social, así le llamo. Atrás quedó la faceta de fenómeno freak.
Tengo cosas por las que luchar.

9:00 a.m
La cafetera grita su punto de ebullición. Dirigiéndome a la cocina, voy a apagarla. Me sirvo un café sin azúcar, del frigorífico saco una porción de carne cruda y una manzana. Mi desayuno.
Ritual de casi todas las mañanas.

A excepción de cuando estoy con ella.
Me saca una sonrisa pensar en lo que estaría haciendo ella, si estuviera aquí.
Quizás vendría saliendo somnolienta de la cama, con una sudadera mía que rozaría sus preciosos muslos y su largo cabello morado lo tendría completamente desordenado, más por una noche entera haciendo el amor que por revolcarse en la cama dormida.
Siempre despierto antes, la observo dormir por un largo rato como si nunca me fuera suficiente, a veces la despierto a cosquillas, jugueteos y besos por todo el cuerpo, la destapo o simplemente la dejo seguir durmiendo cuando está muy cansada. Me impresiona que sea como campeona olímpica para dormir, ni un tanque pasándole encima la saca de la cama...excepto el hambre. Yo esperaría a que venga a mis brazos, con un vaso de jugo de naranja que ella recibiría junto a un "por eso te amo" me diría, "¿por eso nada más?", contestaría yo, "y por esa bestia bajo tus pantalones" sus increíbles ojos pardos me mirarían coquetos, "me encanta que me hables sucio, pero me da ha pensar que soy tu juguete sexual, ______" haciéndome el dolido y un puchero, ella sonriente me abrazaría por la cintura, subiría sus pequeños pies descalzos (cosa por la que usualmente la molesto, es que son diminutos y graciosos en serio, no pueden culparme) sobre mis pies, intentando besarme y la dejaría para sentir sus carnosos labios con sabor a naranja. Mi deporte favorito: devorarle esa boca rosada y sarcástica.

Y prepararíamos el desayuno juntos.
Bailando alguna canción puesta en el tocadiscos, nuestras mañanas no existen sin música. Sobretodo porque mi imagen predilecta es ver su redondo trasero moverse al ritmo, su cabello balanceándose de un lado a otro y su hermosa sonrisa estampada en su animado rostro. Aquellos ojos resplandecientes y expresivos que siempre me han mantenido cautivado, brillando entre el olor a café y tostadas. Sin ser soberbio, __________ y yo preparamos los mejores desayunos del edificio, de todo Satterville me atrevería a apostar. Y nunca los compartimos con nadie, no cambiaría por nada, a ella cantando a todo pulmón, jugando con la harina si se le ocurre hacer panqueques, tratando de mancharme con cualquier cosa, comenzando con nuestro alboroto oficial de nuestras mañanas normales, donde yo terminaría acorralándola contra el frigorífico, besándola profundamente porque nunca me canso de hacerlo.
Soy jodidamente adicto a ella (si muy cliché), estoy prendado hasta los cojones. Así sin más, no sé que mierda haría sin una dosis diaria de _______. Tan indispensable, tan revoltosa y tan auténtica.

Bien debo parar. Me brota lo cursi de repente. Y ni yo mismo puedo soportármelo, a veces.

Comeríamos en la mesa, donde estoy solo ahora. Nos reiríamos, conversaríamos de cualquier cosa
-todo tema de conversación es posible con ella, cosa de nunca acabar- o estaríamos en un reconfortante silencio, contemplando la música de fondo.
Ella nunca termina su chocolate caliente por completo, y yo siempre dejo la mitad de la manzana.

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora