The Monster (Justin bieber & ___)

Capítulo 63

Por un momento mi vista se desenfoca, y creo estar alucinando. Apoyo mis palmas en aquel vidrio, para cercionarme desesperadamente de que no es así.

Es real. Mierda que sí.

Mi corazón galopa desquiciado, y me quedo observando…en shock.

Consigo ver una habitación blanca por completo, iluminada por barras de luz. Justo en medio, el cuerpo de Justin, magullado por quemaduras y cortes, está encima de una mesa metálica. Sólo cubierto por una sábana, que lo cubre hasta el abdomen.
Me detengo a analizarlo fríamente: está respirando a pausas largas, su pecho sube y baja con traquilidad. Ninguna expresión mueve  sus facciones flacidas. Es como si estuviera en paz, lejos de aquí.
Aunque es muy probable que me esté equivocada, y sólo se trate de un sueño profundo.

Pero fue un inevitable acto reflejo; el alivio y la paz me corroe el pecho. Dejando a aquella punzante angustia irse por otra puerta.

Lo he encontrado, joder…

—Justin. —le susurro a la ventana, como si él pudiera escucharme. —¡Justin! Estoy aquí. ¡Soy _________! ¡Justin, despierta! —le llamo otra vez, gritando y golpeado el cristal con mis palmas para que haga más ruido, esperando que pueda oírme. Sé que podría hacerlo, pero está totalmente dormido. O quizás sedado con algún calmante.

Me quedo pegada a la ventana, empañándola con mi respiración agitada.
Está herido. Algunas zonas de su piel relucen al rojo vivo, debieron ser muy intensas para que aún no se curaran del todo, porque visiblemente no son recientes.
Hay unos cortes alrededor de su cuello y uno muy pequeño en su pómulo. Deben ser nuevos.

Ojalá no le dejen cicatrizes.

Está completamente solo, a merced de la tortura y la mano humana, en una habitación en aquel infierno. Me dolía tanto como estoy segura que a él también, que estuviera ahí encerrado.

Madre mía.
Tengo que sacarlo de aquí sea de la forma que sea. Y debo hacerlo en cuanto antes.

Entonces, en la escena se escuchó un auto doblar la curva de la cúpula, a alta velocidad: mi auto.

Me vibró hasta el alma.

Félix frenó bruscamente a unos metros más allá, levantando tierra.

¿¡Pero que mierda está haciendo?!

Seguramente lo han visto pasar allá abajo ¡Santo cielo!

Se bajó presuroso del Volkswagen, con una alarma en los ojos.
Me callé las maldiciones en cuanto se acercó.

—¡Lo siento!, tenía que esconderme. Una patrulla de la CIA, viene en camino por la carretera. Lo acabo de ver, muy lejos de aquí.

—¿Qué? ¿¡Ahora tienes súper visión?! —increpé sin querer.

—Pueden descubrirme a mí también. Estoy en riesgo.

—Seguramente, alguien te vio. Las ventanas, Félix. No lo olvides.

—No creo que lo hayan hecho, pase a cierta distancia y…..

—¡Está bien, eso ya no importa! —Me froté la cara. Controlando mis pensamientos. Las voz me salió a durar penas —Justin…está ahí. Adentro.

Sus ojos se abrieron sorprendidos. Una sombra de alivio le relajó las facciones.
—Lo presentía, ¡lo sabía!…¿Se encuentra bien? 

—Más o menos. Está herido, pero completo después de todo. Saldrá de esta, si lo sacamos ahora. —le apunté con la mano, la ventana correcta. A la cual, él se acercó después para observar dentro.