Capitulo 11

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Lo acepté. 

Y fue como el suicidio de mis sentimientos y del momento en que sus labios tocaron los míos. 

Al principio pensé que me estaba gastando una broma, yo iba a ponerme a buscar la cámara indiscreta. Pero él no dio marcha atrás, lo había dicho enserio. Antes de reírme en su cara o gritarle un rotundo no. Hice un inventario mental, en vez de precipitarme a la decisión y echarlo todo a perder. 

¿Quería conocer a Justin? Por supuesto que sí. ¿Lo lograría siendo su amiga? Es muy probable. ¿Me olvidaría de aquel beso? No. 

Había estado tanto tiempo observándolo, deseando hablarle. Hasta que por fin nos conocimos. Y he visto su torpe pero dulce hospitalidad, su promesa de protegerme todavía está intacta. Y me había besado, haciéndome sentir cosas que ninguno antes me ha hecho sentir. No podía echarlo de mi vida tan fácilmente. 

Y no tengo otras opciones. O más bien, Justin las había limitado. En fin, ¿Qué era lo que yo esperaba? ¿Qué me invitara a salir?...Ni siquiera sé si le gustó ese beso, y no iba pasar la vergüenza de preguntárselo. 

Solo me queda fingir que aquello nunca paso. 

Y entonces le dije: 

— ¿Amigos? 

—Si. —determino Justin, mirándome esperanzado. —Entablar una amistad es lo más sano. 

Me contuve de preguntarle que si besarnos era algo insano para él. ¡Yo ni siquiera debería estar meditándolo! Debería mandarlo a la mierda. 

—Una amistad…—Trague saliva, mirando hacia abajo. Obviamente estaba más que decepcionada. 

Vi su mano extendida hacia mí. 

— ¿Amigos? —me miro sonriente, aunque forzoso. ¿Realmente quería ser mi amigo o se está esforzando para eso? No podía dejar de preguntarme, una y otra vez, que era lo que él, verdaderamente quería. 

¡Ya solo hazlo! Me demando la conciencia. Si tampoco era algo tan difícil. 

—Amigos….

Estreche su mano sellando la sentencia. 

¡Esto era un milagro!

Las nubes decidieron separarse un momento abriéndose ante el sol, haciendo que el paisaje pasara del blanco y negro, a colores brillantes, anaranjados y vivos. 

Las paredes sepulcralmente blancas, pálidas, tomaron incluso más blancura iridiscente, gracias a los rayos que entraron por la ventana. 

Se ilumino la habitación, y se ilumino un poco mi ánimo. Mire justo a mi lado, a mi padre postrado en su cama, inmóvil. Le sonrío aunque sé que no puede voltearse a verme. Su semblante se ve menos moribundo. Sus pecas toman color, su cabello oscuro salpicado con algunas canas, es menos opaco. 

El sol calienta un poco la habitación de la clínica, con una calidez acogedora. Y nos envuelve a ambos-

Me encontraba en el cómodo sillón de cuero, al lado de la camilla. En mi visita usual, que le hago a mi padre. Siempre le leo un libro. Cualquiera, un cuento, una historia de terror o uno que tenga un final feliz. No puede decírmelo, pero sé que me escucha con atención. Lo veo en sus ojos opacos, que siempre miran al vacío, cuando escucha mi voz, se iluminan un poco. 

Y… ¡Dios! No quiero ponerme sentimental. Pero sus ojos vacíos…

¿Cuantas veces he conversado conmigo misma sobre esto?

Cada cumpleaños él no puede abrazarme, ni siquiera hablar algunas palabras. Cuando le toca su cumpleaños, no puede soplar las velas. No estuvo en mi graduación de octavo grado, y no va estar el próximo que es mi último año. Solo esta allí omnipresente, no puede besar a su esposa, acariciarla ni muchos menos decirle te amo. Y me duele, es un dolor lacerante que quema el corazón y engulle el alma. He tratado de contenerme a mí misma desde hace nueve años. Cuando me viene ese dolor poco saludable, salgo corriendo del lugar. Lo que más odio es dejarlo abandonado, pero no resisto el hecho de llorar en su pecho para hacerlo sentir más miserable. No es justo para él, ser el reflejo de mi dolor, ni mucho menos mi consuelo. Me siento impotente por querer tomar su lugar, y que él por lo menos de unos pasos. Debe ser desesperante no poder moverse de por vida. Aun así, igual prefiero eso a que muera. Y sé que soy una maldita egoísta al querer eso. 

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora