capitulo 23

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Estaba extraño…
Diferente. 

Sus ojos tremendamente oscuros penetran en mí. 

— ¿Qué quieres decir? —Interpelé ante su pregunta. 

Una esquina de su labio imperceptiblemente se movió. 
—Solo quería saber por lo menos cuánto te importo. 

Fruncí mis cejas. 
La tensión podía cortar el aire con filosos cuchillos. 

—No entiendo a qué viene esto. 

Vi como su mandíbula se tensaba, mantenía esa expresión tan tétricamente inexpresiva. Me sentía poseída por las tinieblas que sus ojos, antes mieles, se habían convertido. El hilillo peligrosamente cayendo desde una esquina de su labio me perturba. 

<<Peligroso>> era la palabra exacta que lo describía ahora. 

Su postura impotente se contenía. 
Se contenía a sí mismo. 

—Los vi. —Profirió totalmente frio. —Los vi, _________. 
Aquel iris oscuro me miraron acusadores. 

Desde la más mínima célula hasta cada latido de mi corazón, se paralizaron en menos de un instante. 

Sus puños se cerraron. 
—Dime porque dejaste que él te besara. —demandó con voz profunda. 

Mis ojos se expandieron sorprendidos. 
Todas las palabras se congelaron en mi boca. 

Un terror me subió el pecho. 

Si me había visto. 
Joder. 
¡Habia visto como Erick me besaba!

Simplemente no podía contestarle a eso. 

—Dímelo. —Ordenó silencioso. 

Tragué saliva. 
Oh dios.
Mis piernas tiemblan casi imperceptibles pero siento que caeré en cualquier momento. 

Justin me había visto de verdad. 
¿Por qué Erick tenía que besarme justo en ese instante? 
¡No!

Ante mi silencio volvió a insistir. 
—Dime porqué. 

Recién volví a pestañear.
—Yo…yo…yo no quería que me besara. —murmuré. 

—Pero dejaste que te besara que es lo mismo.
Su voz fría me causa escalofríos. 

— ¿Por qué? —Inquirió. 

No…por favor. 
Bajo la mirada, como si aquello me avergonzara. Y claramente que sí. Me Habia besado con un chico delante de él cuando se supone que “algo” pasó entre nosotros. 

Soy presa de la angustia. Esto no puede estar pasándome. 

— ¡¿Por qué mierda no lo evitaste?! —Bramó furioso. 

Alce la vista asustada. 
¿Qué coño le pasa? 

Su boca es una línea recta, su mandíbula está a punto de salirse de su lugar. Su torso al desnudo denota los músculos tensos. 

Y yo lo único que me dignaba hacer era callar. Tan solo ejercer mi incapacidad del habla en ese preciso momento. Momento de Shock. 

Escuché su respiración airada. 
Paso de estar a unos metros de distancia, en un mínimo pestañeo, a estar centímetros de mí. 

—Contéstame. —susurró crudamente. 
Su aliento a sangre invade mi olfato. 

Lo miro directo a sus ojos negros como el abismo. Su calidez magnética me envuelve, pero aunque si causa estragos en mi interior, contengo la respiración ante su figura intimidantemente tétrica. 

Tomo un poco de valor. De orgullo que se levanta más arriba del miedo. 

—De todos modos, ¿Por qué te importa tanto? —Alzo la barbilla. 

Justin se queda mudo. 
Impenetrable.
Pero le he devuelto esa. 

—Yo no tengo porque darte explicaciones. —Dice sin más. 
Me reí sardónica. —Entonces yo no te debo explicaciones a ti. 

De pronto me agarra fuertemente de los brazos. Arrebatado. 

—No juegues conmigo. —determinó, casi elevándome del suelo. 
—Suéltame. —murmuré con una mueca. 

Traté de zafarme de inmediato, pero es un acto completamente ineficaz. 
Su mirada se hunde en la mía. Sus labios rectos están peligrosamente tan lejos y tan cerca de mí. 
—Joder, ¡Suéltame que me estás haciendo daño! 

Me retuerzo bajo la oprimente presión de sus dedos. 

Lo vi tragar saliva, y me soltó, con una mueca furiosa instalada en sus facciones de escultura griega. 

— ¡Demonios! Además, sé que estuviste evitándome. —su voz sonó más caustica aún. 

¿Qué? 
Me quedé muda otra vez. 
Justin….lo sabía todo. 
—Yo no…
—Siento cuando no quieres verme. —Me interrumpió. 
Trague un leve suspiro. 
—No es lo que estas pen…
—No dudes de mis instintos, _________. 

Mi pulso empieza golpear mis venas, al verme descubierta completamente. 

—Sé que me evitaste de la misma manera en que ahora sé que estas asustada. —afirmó con frialdad. 

— ¿Por qué estás haciendo esto Justin?
— ¿Haciendo qué? Solo quiero saber qué te pasa conmigo. —Graznó entre iracundo y preocupado. — ¿Qué ha pasado, porque no seguimos igual que desde ese día? 

Me mordí el labio inferior, negando con la cabeza. 
—Dejemos eso hasta ahí. 
— ¿¡De que hablas!? ¡Dímelo de una puta vez! ¿Qué está pasando, porque dejaste que ese gilipollas te besara, porque has estado evitándome?

— ¿Y por qué te preocupa, eh? —Inquirí de vuelta. Tratando evitar sus preguntas. 
— ¡Porque sí, joder! —exclamó tremendamente exasperado. 

Esta conversación no nos llevaría a ninguna parte. 

—Esa no es ni siquiera una razón convincente. 
—Déjate de embrollos y solo contéstame, necesito saberlo. 
—No. —me negué. 
— ¿Qué coño me estas ocultando?
—No te oculto nada. —exhorté. 
— ¡Dime de una jodida vez! —gruñó furioso. 
Negué con mi cabeza, mordiéndome los labios. 
— ¡Basta! 
—No vas dejarme sin respuestas.
—Por favor. 
— ¡Dilo de una puta vez! —vociferó. — ¿¡Qué está pasando, por qué dejaste que te besara. Por qué intentaste evitarme!? 

— ¡Porque me gustas! 
Pensó mi mente, pero lo dijo mi boca. 

Inmediatamente me tapo la boca con las manos. 
¡Estúpida! 
¡Idiota!
¡Imbécil! 

Justin se quedó estático. Sus ojos se quedaron quietos, mirándome sorprendido. Sus músculos tensados, inmóviles. Su expresión completamente pasmada. 

Cerré fuertemente mis ojos. 
No pude haber dicho aquello. 
No. Mierda. No. 
Sentí una congoja en el pecho que me dejo sin habla. Las esquinas de mis ojos ardieron. 
No. 
No debí haberlo dicho. 
No puede ser.

Él al fin se movió para solo llevarse las manos al cabello, revolviéndolo con desesperación. 

Negó reiteradas veces con su cabeza, y mi corazón se desfallecía. 

Ese músculo sobresalía de la esquina de su mandíbula. 

Mirándome con desconsuelo sus cejas se juntaron.
—Te dije que esto no debía ocurrir. —sentenció al fin. Se alejó unos pasos de distancia, sin dejar de revolver sus cabellos. —Joder, esto está mal. Yo no debería ni siquiera hablarte, ni muchos menos gustarte. 

En todos los rincones de mi interior se escuchó el ruido de mi corazón rompiéndose, similar al escandaloso sonido del vidrio al quebrarse por el golpe una piedra. 

—No podemos involucrarnos de esa manera. Esto es un error. —afirmo Justin, clavando más dolor en la llaga. — ¿Cómo permití que llegáramos a este punto?....

Su expresión era pura incertidumbre y tormento. 

Yo lo sabía. 
Sabía que esto pasaría. 

—Por eso había intentado evitarte. —murmuré con voz ahogada. —Por qué sé que está mal para ti. 

Intente, juro que intente no sonar tan dolida. 

Me miró tortuoso. 

Sus cejas se juntaban, sus ojos se veían como el reflejo de mi dolor. 

—Debo alejarme de ti, antes de que las cosas empeoren…
— ¿Qué quieres decir? —dije temerosa. 
Retrocedió unos pasos. 
—Debemos olvidarnos. 

¿Qué? 
Cada fibra nerviosa se alertó al máximo punto. 

Justin tragó saliva dificultosamente, y en medio de la oscuridad sus ojos brillaron. Se llevó las manos a la cara, respirando para tranquilizarse. 

Yo simplemente…no reaccionaba. 

—No puede pasar, ___________. Debemos olvidarnos. —murmuró apenas audible. 

Giró sobre sus talones. Dio la última…
La última mirada sobre su hombro. 

Pensé en detenerlo, pero era demasiado tarde. 

Se ha ido. 

Me quedo mirando a la nada. 
A la oscuridad más desértica que nunca antes vi. 
Su calidez me ha abandonado dejándome completamente helada. 

Simplemente me derrumbé. 
“Debemos olvidarnos” resonaba en mi cabeza. 

Se fue, sin más. Mis sentimientos son un error para él. Aquellos besos no debieron pasar. Aquellas miradas, abrazos, silencios. Ese bullir interior, esa sangre que corre veloz por las venas cuando mis labios contactan los suyos. Esas palabras…las de ser especial para él, quedaron en el aire, desapareciendo como el humo. 

Todo no debió ocurrir y sin embargo si ocurrió. Sin embargo alegó furioso el por qué deje que Erick me besara. La insistente pregunta del por qué lo evitaba. 
Sin embargo algo hay en Justin. Algo hacia mí, que lo censura. 

Aun así sin importar sus sentimientos o los míos, debemos olvidarnos. 

¡Esto no podía estar pasándome! 
¿Por qué? 

Por un lado lamentaba conocer a Justin. Aquel muro que levantó entre los dos por lo de mujer humana y “monstruo”. Lo desprecio. 

¡Me exaspera que no pueda ocurrir joder! ¿Qué mierda iba a saber yo que no se podía? 

Pero desde que lo vi, supe que hay algo atrás tan grande, tan oscuro y tan esotérico como el bosque nos rodea. Esa curiosidad emprendida hacia él, me llevo hasta este momento. 

Y no puedo evitarlo. 
No puedo evitar ese vértigo en mi estómago al besarlo. Ese hipnotismo cada que vez que estaba cerca. 
¿Cómo pude dejar que me gustara? 

Reprimo todas mis ganas de llorar al pensarlo. Me aguanto. Me contengo, contengo toda esa bola de nieve que cae y que se hace más grande. 

Soy completamente culpable, me dije en mi interior. Sintiendo esa pesadez enorme en el pecho, en mi espalda, en mi garganta. 

Me reprimo a mí misma, también ya que no lo pregunté el por qué. El por qué para él, todo esto es un error, que no podemos involucrarnos de esa manera, el porqué de todo. 
Debí preguntarle quien es de verdad, era la última oportunidad para eso. 

Pero en ese momento no lo hice, porque no asimilé que Justin estaba cortando todo lazo. No asimilé que estaba yéndose. 

Me muerdo el labio inferior, conteniendo las irrefrenables lagrimas que se dignaron a caer sin mi permiso. Conteniendo el dolor. 

¿De verdad él pensaba que podría olvidarlo? 
¿Él podría olvidarme? 

Y como la perra masoquista y cruel que es mi conciencia me dijo: 
<<Seguro a él le será más fácil olvidarte>>

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora