Capitulo 56 [SEGUNDA PARTE]

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El instante pareció sumirse en una rígida atmósfera.
Todo cayó de golpe ante mí: la luz fluorescente del sol entrando por la ventana abierta, hace doler mis retinas. El mareo de aquel vértigo turbio resonando en mis músculos, el aire impregnado de pesadez y de un viríl olor que se filtra desde el Loft, por el ascensor a compuertas abiertas y llega hasta mis fosas nasales. El silencio agudo perpetuando por todos los rincones. Mi repentina paralización de todo pensamiento coherente junto con cualquier movilidad motora. Escuchando a duras penas el vaivén de mi respiración escasa y el murmullo de la calle urbana a quince pisos más abajo.

Lo primero que fui capaz de distinguir entre mi estupor, fue su sombra eterna y esbelta estampada en el piso flotante del departamento. Del departamento de Justin.

Ella efectivamente ha llegado hasta aquí.
Y su presencia nunca ha traído nada bueno.

—Presionar el botón de pánico. Una técnica que siempre funciona. —dijo ella, con su voz sin ningún rasgo de su falso, aunque creíble, acento ruso con el que la conocí.

Una siniestra sonrisa se dibujo en su rostro, al cruzarse de brazos.

Maldita.
Psicópata.

Me erguí a la defensiva, saliendo cautelosa de la cabina del ascensor.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? —inquirí recelosa.
Sus cejas castañas se fruncieron, y una mueca contrajo su boca.
Me miró con pena.
—Esa no es una manera políticamente correcta de darle la bienvenida a una visita.

—Lo que menos haría en el departamento de Justin sería darte la bienvenida. Ni siquiera puedes nombrarte una visita aquí.

No quitó su desagradable sonrisa, sus ojos salpican destellos sardónicos, rodeados de esa profunda sombra negra que siempre utiliza.
—Que chica tan lista eres. —contestó.
Me crucé de brazos, con la certeza de que ella no venía exactamente para tomar el té.

Era hora de encarar a esta perra.

—Te lo preguntaré una vez más. —le advertí, acercándome. —A ver si captas cuál es la respuesta que quiero escuchar...¿Qué mierda estás haciendo aquí?

Soltó una risilla irritante, como arrastrar la punta de un clavo por un vidrio.

Caminó con descaro por todo el apartamento, pasando frente la cama, el piano de cola, la estantería, la ventana a compuertas abiertas. Era muy poco probable que en recepción la dejaran subir por el ascensor de acceso personal sin autorización de Justin.
A menos que él...
No.

Veía que era más lo de ella escabullirse por la ventana, no hay importancia en la altura.

—Veo que hoy no se te ha dado ir directamente al grano. —mascullé, tratando de interrumpir su paseito desvergonzado. Callada, un escrutinio a cada rincón. Absorta, analizando un lugar en particular: la cama. Se detuvo, observando el colchón tirado en el suelo, cubierto pulcramente de mantas blancas y cuatro almohadas azules. Muchos encuentros han ocurrido en aquella cama. No sé si ella está imaginándose eso, en este momento. Pero debería pasárselo por la cabeza.
Bufé impaciente. —¿A qué viniste, Katrina? —cuestioné una vez más, llamándola por su verdadero nombre, por primera vez.

Ella clava sus uñas en sus propias palmas.
Voltea a mirarme, con sus ojos iceberg.
Y camina por el Loft, rígida.
—Vine aquí para decirte directamente,... que todo lo que tu ves aquí. —dijo abriendo los brazos y su sonrisa perversa. —ya no existe más. —determinó.
Empujó, en un solo instante, la estantería donde se encontraba la amplia colección de discos de vinilo y los pletóricos libros de Justin.

Cayeron en una golpe seco y retumbante, desparramándose de forma desastrosa por todo el piso.

Miré la escena paralizada. Simplemente no pudo atreverse a hacer eso.

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora