Capitulo 15

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No. 

No era un milagro, no saldría el sol con 30 grados de temperatura, ni tampoco bajaría Jesús a abrazarme (Ok, estoy exagerando). Sé que es difícil de creer, pero sí, me levante temprano el sábado. 

Todo porque soy “_________, mejor persona”, aunque me daba miedo de que me clavará en la mano algún utensilio médico, iría a ver como estaba Pharrell, necesitaba verlo. Sería una vil mentirosa si dijera que no me sentía culpable, por como Justin lo dejo para defenderme, aunque él se comportó como un energúmeno conmigo, no era necesario que fuera a parar al hospital por eso. Nunca me había pasado esto, dos chicos peleándose por mí, en sentido literal porque no estaban peleándose por mi amor ni nada, solo que Pharrell se puso idiota y Justin me defendió, aun así se lo agradezco.

Tengo viva la imagen de él, en medio de la hamburguesería sin pollera, la mandíbula tensa y los puños apretados, aquella amenaza prometedora en sus ojos, centellante y profunda. 

Imagino que ante una confrontación, Justin puede llegar a ser verdaderamente peligroso. 

Abrí las puertas de mi armario, y cayó un montón de ropa, bragas, brazieres, polleras usadas, sudaderas y Leggins. Soy todo lo contrario a mi madre que es maniática del orden, me lo ha enseñado de mil maneras, pero no puedo tener algo ordenado por menos de tres días. 

Elegí algo del montón un vestido blanco, holgado que deja al descubierto mi hombro y mis bototos, hoy no hace mucho frio, está más temperado y es perfecto para salir fresca.

Me puse un cintillo de flores pequeñas y luego tomé desayuno. 

Agarré mi bolso y partí al hospital. 

Tuve que tomar el Metro tren para llegar al otro extremo de la ciudad, que según mi mapa estaba en la zona suroeste, pero con música y un libro todo el viaje pasó rápido, trate de no pensar en cómo reaccionaría Pharrell al verme o qué coño iba a decirle. Quizás no me quiere ver ya nunca más en su perra vida o tal vez me haga una escena de celos por saber quién es Justin. 

No tengo idea. 

Lo más prudente seria hablar. 

Me bajé en la penúltima estación de la línea, fui la única en salir. La estación estaba inhóspita y el subterráneo oscuro. El metro tren sonó por toda la cavidad del túnel, cuando partió a la siguiente estación, dejándome aquí completamente sola. 

Respire hondo y camine a través de la estación, en completo silencio. Rápidamente, ya estoy lo bastante traumada y asustada con la experiencias que he tenido estando sola en un lugar. Y por ello la inquietud se moldeó en mi interior, porque no siento paz a mí alrededor, a pesar que todo este vacío, silencioso eso me parecía incluso más alarmante. Porque sentía que no había nadie pero alguien me observaba, esa sensación discordante de saber que te están mirando y no ver quién es. Andar sola ya no es reconfortante, siempre he sido asustadiza como un gatito abandonado, y tan solo caminar por la estación siendo el único ser viviente en ella, es algo que causa escalofríos. 

Pero mi esperanza apareció a la vuelta de la esquina, las escaleras. 

Las subí rápidamente y emergí en la calle, llena de peatones y tráfico, fue como si saliera de un mundo paralelo para volver a la cruda realidad de la ciudad Satterville. 

Mire mi mapa de nuevo, el hospital está a unas tres cuadras si sigo derecho.

Me dispuse a caminar tranquilamente, nerviosa de la anticipación. Esquivando hombros, y escabulléndome entre la multitud donde nadie se mira a las caras y todos andan a paso rápido sin perder un milímetro de tiempo en sus vidas; llegué al gran hospital de “Vicent Domingue”. 

The Monster (Justin bieber & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora