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—¿SEGURO QUE PUEDES CON ESO, MOCOSA?
Johnny veía a la latina sacar una caja pesada de material para el dojo conjunto y ella asintió.
—Sí. Tengo ganas del entrenamiento de hoy—dijo la chica cavilando en voz alta—. El señor Larusso va a ayudarme a saber cuando respirar para tener más equilibrio en mis movimientos.
El rubio mayor resopló.
—¿De verdad necesitas que Larusso te enseñe a respirar?
—A ver, él dice...
—Bla, bla, bla. No le hagas caso a Daniel en todo lo que dice. ¿No querrás ser una estirada, no?
Eso enfadó un poco a Marie y frunció el ceño.
—¿A qué a venido eso?—gruñó ella—. Llevas días comportándote como un bebé que busca atención.
—Es que parece que tú y Miguel os habéis olvidado de quien os enseñó todo lo que sabéis.
—Pero Daniel...—la chica iba a reclamar, pero su senséi la paró con una mirada seria.
—¿Así que ahora eres seguidora de Larusso?—la sorpresa se adueñó del rostro de Lawrence—. ¿Qué pasa con el trío de la muerte?—preguntó indignado y algo dolido.
El trío de la muerte: Johnny Lawrence, Miguel Díaz y Marianne Lake.
Desde que comenzaron en Cobra Kai, Marie y Miguel se convirtieron en los favoritos de Johnny.
Eso no era ningún misterio.
No solo fueron los primeros estudiantes en confiar en él cuando abrió el dojo, sino que también demostraron tener un talento natural para el karate. Johnny, que no tenía experiencia en ser mentor, se sintió profundamente conectado con ambos. Para él habían sido como su mano derecha: Siempre dispuestos a seguir sus enseñanzas. A medida que el dojo crecía, Johnny confiaba en ellos para mantener el nivel de los demás alumnos y para ser los líderes dentro del grupo.
Y con la fusión de Colmillo de Águila con Miyagi-Do... las cosas empezaron a cambiar.
Marie y Miguel se habían distanciado de Lawrence para aprender nuevas cosas de Daniel, haciendo que su vínculo con Johnny se hubiera debilitado. El rubio, que siempre los había apoyado, ahora debía compartir el liderazgo con Larusso, algo que alteró la dinámica entre los tres.
Era buena esa pregunta que Johnny había formulado: ¿Dónde había quedado el trío de la muerte?
