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—¿DÓNDE HAS PASADO LA NOCHE, EH?

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—¿DÓNDE HAS PASADO LA NOCHE, EH?

Su padre la miró desde la cocina con expresión iracunda. Marianne se encogió de hombros temerosa. Había llegado muy temprano esa mañana para recoger sus cosas del colegio y no encontrárselo, pero en las primeras horas de la tarde, antes de entrar al trabajo, esa suerte no pudo repetirse.

—En casa de una amiga. Se llama Sam.

—No me mientas. Tú nunca has tenido amigos.

—Bueno, papá, ahora los tengo—rezongó ella tratando de quitar el sarcasmo de su voz. Sabía lo mucho que irritaba eso a su padre.

—Me habría dado cuenta de eso, ¿no crees?

—No creo que te enteres de nada de lo que pasa en mi vida.

Aquella provocación hizo que su padre diera dos zancadas y se aproximara a ella. Marie abrió mucho los ojos al toparse con su padre y le dio empujón que la cayó al suelo.

—Ojito con ese tono de broma. ¡Soy tu padre!—le gritó este enfadado—. Seguro que Sam es un chico... y tú no eres más que su... ¿Qué me dices de ese chico de pelo tan raro? El de las puntas rojas. ¿Es él, verdad?

—No, papá...

—¿Ya te has acostado con él? Como ese hijo de puta toque a mi niña lo mato. ¡Te juro por Dios que lo mato!—la cólera se adueñó de la mirada de su padre.

Aquello hizo que Marianne se pusiera roja de vergüenza y miedo. Se arrastró por el suelo hasta que su padre alargó el brazo y por acto reflejo, le dio una patada en la cara, poniéndose en pie y alzando los puños para protegerse la cara. Era bastante irónico que ella se hubiera apuntado a Cobra Kai para defenderse de su padre y aquella fuera la primera vez que arremetía y ponía en práctica sus lecciones. Cuando Marie vio a su padre llevándose una mano a la nariz para quitarse un hilo de sangre, temió que fuera a decirle algo más... Pero en lugar de eso, se echó a reír.

A reír como un loco desequilibrado.

—Buen golpe, hija—se burló el hombre antes de retroceder con una sonrisa sádica—. Buen golpe.

Para no tentar a la suerte, Marianne se fue corriendo al trabajo cerrando la puerta con velocidad. Mientras bajaba las escaleras al primer piso, su corazón aún seguía acelerado y ruinoso.

Su padre la respetaba más dándole una patada en la cara que ignorando sus provocaciones.... Aquella fue la prueba que necesitaba: Tenía que encontrar la forma de volver al karate.

𝗥𝗘𝗔𝗗𝗬 𝗙𝗢𝗥 𝗜𝗧──𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳 ✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora