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HABRÍA UN CAMPEONATO DE KARATE DEL ALL VALLEY Y EL SENSÉI LAWRENCE ESTABA TRATANDO DE INSCRIBIR A COBRA KAI EN ÉL. Marie mientras tanto empezaba a hacerse a la idea de que las enseñanzas de Johnny no serían jamás ortodoxas.
Por ejemplo, hacia un par de días, les hizo a Aisha y a ella pegarles un puñetazo a todos aquellos a los que no habían pegado jamás en la cara y se vio obligada a hacerlo. No quería contradecir al senséi, pero desde lo más profundo de su ser, sabía que no debía aprovecharse para sacar la frustración de su vida con el karate.
—Quiero un sitio romántico, pero no demasiado—parloteaba Miguel mientras hablaba de su cita con Sam Larusso.
Marie se tapó los oídos como si le fueran a sangrar e hizo reír a Aisha y Hawk.
—Por Dios, como oiga otra vez el nombre de esa chica te voy a dar una patada en los huevos.
—La ayudaste el otro día con Kyler.
—Sí. Pero eso no quiere decir que me encante su nombre tanto como para tenerlo memorizado en los oídos—se quejó ella.
—Llévala a hacerse un tatuaje. Conozco a un tío que me hizo esta pasada—Hawk empezó a quitarse la parte de arriba del gi mientras los otros tres lo observaban.
—Joder. Es bestial.
—Catorce horas en la silla.
—¿Y tus padres?
—No lo saben. No podré quitarme la camiseta hasta la universidad o más, pero... Por favor, no se lo digáis—dijo el chico con aspecto preocupado.
Marie hizo el gesto de cerrarse la boca con una cremallera y Hawk volvió a sentarse a su lado.
—¿Alguna otra sugerencia?
Aisha se dio por aludida.
—Ni hablar. Sam y yo éramos amigas, pero ya no—la mirada de auxilio de Miguel la sacó de su trance—. Vale. Sé que le gustan los bombones y la astronomía.
Miguel le iba a dar las gracias, pero el grito de Johnny los asustó.
—¡No, ustedes no me vetan a mí! ¡Yo les veto a ustedes!
Miguel y Marie se miraron.
—¿Piedra, papel o tijera?—preguntó la castaña.
Los dos amigos hicieron una partida del juego y ella sonrió victoriosa al ganar.
—Jo...—murmuró Miguel mientras se levantaba a ver que le ocurría a su senséi mientras Marie se tumbaba sobre el tatami con tranquilidad.
—¿Dolió mucho el tatuaje?—le preguntó Marianne a Hawk tocándole el brazo.
Él dio un brinco en el suelo pero se recompuso pronto.
—No mucho.
—Voy a preguntarlo de nuevo y no vale mentir. ¿Dolió?
