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MARIANNE LAKE ERA MUCHAS COSAS, pero una que la caracterizaba bastante es que era muy humilde.
Tanto económica como moralmente hablando.
Por eso le sorprendió incluso a ella tener que admitir que aquel vestido le quedaba tan jodidamente bien.
Marie dio un par de vueltas en el probador para ver el giro de la parte de la falda y luego lo aplisó con cuidado. Era un vestido rojo de seda muy bonito que llegaba a la altura de sus tobillos y con mucho vuelo en los bajos, con unas tirantes finas en los hombros y un escote plano y para nada provocador, justo como a Marianne le gustaban los vestidos.
Luego miró la etiqueta y se puso pálida.
¿Porque tenía que tener gustos tan caros?
—Joder.
Bueno, no era tan caro. Pero ella no podía permitírselo.
¿Qué diablos hacía allí, probándose un vestido y pensando muy seriamente en ir al baile? Si esas cosas no le gustaban...
—¿Qué estoy haciendo?—se recriminó en voz baja.
Luego se imaginó a Eli en traje y corbata y lo entendió perfectamente.
Se cambio el vestido y se puso su ropa normal, totalmente vieja y llena de costuras deshilachadas o desgastadas y tragó saliva.
Era vergonzosa.
Luego miró el vestido y le tembló la sonrisa.
¿No pasaba nada por permitirse un capricho por una vez, no?
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—Que mierda—resolló Hawk mirando su copa medio vacía—. Un baile sin pareja es como un Halloween sin dulces.
Demetri, a su lado en la mesa, lo miró con gesto de compañerismo mientras sus compañeros bailaban y reían.
—Al menos no somos los únicos que se aburrirán. Dicen que la post-fiesta de Logan Wang se ha cancelado.
—¿Y eso te consuela? ¿Qué a otros se les fastidie la noche?—preguntó Eli.
—Sí. Es lo que se dice "Mal de muchos, consuelo de tontos".
Eli forzó una sonrisa para agradecer a su mejor amigo el esfuerzo y trató de pensar en positivo. Marianne no aparecía por ninguna parte y el de pelo corto trataba de no parecer decepcionado y ansioso al mismo tiempo.
Justo para sentirse aún peor, una figura rubia se acercó a ambos.
—Demetri—llamó esa persona, y los dos se giraron a ver a Yasmine arreglada y perfectamente peinada sobre un vestido rojo que se le pegaba estupendamente a su figura.
