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—¿QUÉ HE HECHO?—decía sin parar Marie—. ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?
Sam miraba a la latina dar vueltas por su habitación tumbada en la cama con total tranquilidad.
—A ver. No es tan terrible.
Marie se giró a verla bruscamente.
—¿Qué no es grave? ¡Si hasta Demetri llegó y nos vio!—chilló Lake abriendo mucho los brazos—. Por Dios, que vergüenza...
—Podría haber sido peor. Además. ¿Por qué te pones así? A todos nos ha pasado alguna vez... Da gracias que no te hayan interrumpido en otra cosa.
Aquella insinuación hizo que a Marie se le colorearan las mejillas.
—Dios...
—Marie... ¿Hay algo que quieras contarme?
La chica miró a la Larusso con desconfianza y tratando de no mostrarse tan alterada. Finalmente se sentó con ella en la cama y se tumbó mirando al techo.
—No me gusta perder los nervios...—empezó—. Y no me gusta no tener el control de mis emociones... Pero con Hawk es... muy distinto. Y me gusta y me enfada al mismo tiempo verme actuar tan estúpidamente delante de él.
Larusso miró a su amiga con una sonrisa escéptica y le dio un apretón en la mano en señal de apoyo.
—No dudo de que él te guste... ¿Pero cómo crees que se sentirá él tras verte salir corriendo de su casa después de besarle? Ahora mismo le acabas de demostrar lo contrario. Estará echó un lío.
Marie quería defenderse, pero sabía que Sam estaba en lo cierto. Pero el pánico que sintió al ver a Demetri opacó todo lo demás y huir de aquella casa fue lo único que hizo en respuesta.
Le costaba expresar sus sentimientos, especialmente cuando estos eran buenos o positivos. No se le daba muy bien mostrar afecto o cariño. Ella solía elegir la lealtad y el respeto como método de pago con sus amistades...
¿Pero con Eli?
No tenía ni idea de cómo actuar ahora.
—Tengo miedo—reconoció al fin—. Tengo miedo de que cambien las cosas.
—Siento que estés tan dividida, pero... ¿Por qué no te distraes un poco con otra cosa?
Marie aceptó el consejo, y justo cuando Amanda llegó con unos cuencos de palomitas la chica cambió la expresión de su cara.
