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A MARIE LE DABAN RABIA MUCHAS COSAS, pero uno de sus mayores problemas era con la suciedad y el desorden

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A MARIE LE DABAN RABIA MUCHAS COSAS, pero uno de sus mayores problemas era con la suciedad y el desorden.

Llegó a casa después de un largo y agotador turno en la librería, con el cuerpo tenso y los pies adoloridos de tanto estar de pie. Subió los peldaños de su edificio de vecinos con pasos pesados, deseando nada más que un momento de tranquilidad.

Sin embargo, al abrir la puerta de su apartamento, se encontró con una escena desalentadora: El salón estaba lleno de latas de cerveza vacías esparcidas por todas partes, la mesa cubierta de platos sucios y papeles, y el sofá lleno de folios y papeles desordenados.

—Mierda...

Un suspiro de cansancio escapó de sus labios mientras miraba a su alrededor. No era la primera vez que se encontraba con este desorden, pero aún así le resultaba difícil acostumbrarse.

Sin embargo, al abrir los ojos de nuevo y recorrer la habitación con la mirada, Marie notó algo que la hizo sentir una mezcla de alivio y preocupación.

El lugar estaba desordenado, pero silencioso.

No había rastro de su padre. Esto significaba dos cosas: Por un lado, no tendría que lidiar con sus gritos o su mal humor si estuviera borracho. Y por otro, significaba que probablemente había salido, lo cual siempre le daba un poco de ansiedad porque nunca sabía en qué estado regresaría.

O cuando volvería.

Se dirigió a la cocina para buscar una bolsa de basura, lista para enfrentar el desorden una vez más.

Cuando por fin lo puso todo en orden, sacó las bolsas de basura a los contenedores del edificio que estaban en el piso de abajo y se encontró a un chico con sudadera roja y de pelo negro que le sonrió.

—Oh. Hola. Soy Miguel. Miguel Díaz. Soy tu nuevo vecino del 109.

El chico se acercó a tenderle una mano pero Marie tenía ambas ocupadas por bolsas de basura.

Ups. Déjame que te ayude.

—Gracias—murmuró ella un poco tensa—. Y, técnicamente, seré tu vecina de arriba. Yo vivo en el 112. Tu vecino de al lado será el señor Lawrence. ¿Lo has conocido ya?

—Eeeh, sí.

—¿Ya has visto que es un hombre encantador, eh?—replicó Marie con una sonrisa burlona.

Miguel asintió dándole la razón.

—Ese tío mola. Pero es un poco reservado. Como muchos vecinos de por aquí.

—Yo...

—Tengo cosas que hacer, Miguel. Pero ha sido un placer conocerte—la menor metió las bolsas de basura en los contenedores y vio la expresión de alivio del latino—. ¿Qué?

—Al menos tú reciclas—le dijo el moreno por explicación, lo cual ella no entendió.

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𝗥𝗘𝗔𝗗𝗬 𝗙𝗢𝗥 𝗜𝗧──𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳 ✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora