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DESPUÉS DEL TRABAJO, había quedado en que Miguel pasaría a recogerla y la llevaría a casa

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DESPUÉS DEL TRABAJO, había quedado en que Miguel pasaría a recogerla y la llevaría a casa. Por eso le sorprendió tanto ver el coche de Eli aparcado en el parking con él esperando fuera y apoyado en el vehículo de forma despreocupada.

—Ey.

—Ey—saludó el chico de vuelta, guardando su teléfono en el bolsillo—. Miguel había olvidado que tenía una cita con Sam y me ha pedido que venga a recogerte para no dejarte tirada.

—Ah. Guay.

Un silencio tenso se formó entre los dos mientras subían al coche.

—¿Quieres... ir a algún sitio o quieres que te lleve directamente a casa?

Marie no era tonta. Entendía la insinuación en el tono de voz de Eli. Y sin embargo, todas sus alarmas se dispararon en cuanto el chico planteó la posibilidad de salir los dos solos.

—Me encantaría—dijo ella, y lo decía de verdad—pero esta noche estoy muy cansada y solo quiero llegar a casa, darme un baño y dormir.

Hawk no se tomó el comentario a malas, asique, con una sonrisa, arrancó el coche y salió del parking con precaución. No quería meterse en los asuntos de ella, pero pensaba que la chica trabajaba demasiado.

—Pues a casa a dormir.

El camino fue tranquilo y sin complicaciones. Hablaron del instituto un poco, de como les iba en las clases y en lo emocionados que estaban con las clases de Miyagi-Do. Finalmente, Marie vio que llegaron a la puerta de su edificio y se mordió la lengua antes de girarse a ver a su amigo.

—¿Quieres... pasar?—le ofreció ella tímidamente. Hawk se le quedó mirando un buen rato con incredulidad—. Mi padre lleva semanas sin venir y si quieres... Aunque puede que no quieras. Está bien. Tendrás cosas que hacer. No pasa nada.

—No. Me bajo—dijo él deteniendo la ráfaga de pensamientos negativos de ella—. ¿Podemos pedir una pizza? Me muero de hambre.

Ella sonrió y asintió. Bajaron del coche, subieron las escaleras del segundo piso y Marianne introdujo la llave. Por eso le sorprendió tanto el sentir que la puerta no cedía.

—¿Hola?—preguntó ella con la voz atascada—. ¿P-pa... Papá?

Marie intentó abrir la puerta con el hombro, para ver si es que había metido mal la llave o cualquier cosa, pero entonces alguien abrió la puerta desde el interior. No la abrió del todo, solamente lo suficiente, con el pestillo echado aún.

—¡Marie, cariño!—en cuanto la latina vio a su padre (y en que estado se encontraba) sintió una repulsión irrefrenable y empujó a Hawk a un lado para que no lo viera—. ¡Ya estás aquí!

—¿Por qué tienes la puerta cerrada?

Era una pregunta bastante tonta, pero Marie necesitaba hacerla.

𝗥𝗘𝗔𝗗𝗬 𝗙𝗢𝗥 𝗜𝗧──𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳 ✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora