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LOS MESES PASARON CON MUCHA VELOCIDAD Y ANTES DE QUE PUDIERAN DARSE CUENTA, el verano volvía a reinar en la vida del All Valley con naturalidad

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LOS MESES PASARON CON MUCHA VELOCIDAD Y ANTES DE QUE PUDIERAN DARSE CUENTA, el verano volvía a reinar en la vida del All Valley con naturalidad.

Marie recuperó el trabajo de camarera de por las mañanas al igual que el año anterior y una especie de seguridad económica firme y real empezó a restaurarse en su vida. Las cosas con su padre seguían estando igual de tensas que siempre, pero al menos desde la sobredosis que tuvo el día del festival de karate trataba de salir lo mínimo posible de su cuarto para no interceder en la vida de su hija.

No aportaba dinero en casa, pero como se pasaba la mayoría del día tirado en su cama sin beber, ni comer ni gastar dinero a Marianne le importaba una mierda lo que hiciese.

Una mañana como otra cualquiera, después de darse una ducha tras volver del turno de camarera, Marie notó como su móvil vibraba en sus pantalones y sacudió la cabeza al ver que era Hawk. Sin dudarlo siquiera, Marie colgó la llamada y bajó las escaleras del edificio para llamar la puerta en casa de Miguel.

Su madre, Carmen, la recibió con una sonrisa.

—Marie, que gusto verte—la saludó la mujer dándole un abrazo antes de invitarla a entrar—. Pasa. Miguel se está vistiendo. En seguida sale.

—Gracias. Dígale por favor que no tarde mucho que después el senséi Lawrence nos echa la bronca a todos—sonrió la chica.

—¿Qué tal los entrenamientos?

—Bastante bien. Gracias por preguntar.

La abuela de Miguel se acercó a retorcerle los mofletes antes de sonreír.

—Querida niña... Yo era tan linda como tú. Lástima del tiempo traicionero.

—¿Quieres cenar hoy con nosotros?—le ofreció Carmen, a lo que Marie asintió.

No quería pensar de forma aprovechada, pero aunque tenía algo más de dinero con su otro trabajo toda la comida que pudiera comer fuera de casa le vendría bien a su bolsillo.

A Marie le avergonzaba pensar así.

—Claro. Si ustedes me invitan.

—¡Ya estoy aquí!—Miguel salió de su cuarto con el pelo mojado y ambos salieron de su casa para acercarse a por las bicis y montarse en ellas.

Antes de eso, Marie volvió a colgar a Hawk, lo que no pasó por alto de la vista del latino.

—¿Cuando dejarás de pasar de él?

—¿Qué? Yo no hago eso.

—Sí que lo haces. El pobre ya no sabe que más hacer para que vuelvas a hablarle.

—Que dejara de ser un gran capullo ayudaría—se defendió Marie.

Miguel la miró apenado antes de suspirar.

𝗥𝗘𝗔𝗗𝗬 𝗙𝗢𝗥 𝗜𝗧──𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳 ✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora