85. Domingo

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Narra Kiki

Kiki: Te amo. —abrazándola.

Vio: Te amo, ahora soy tuya. —acomodándose en mi pecho.

Kiki: y yo tuya, mi amor.

Luego nos quedamos dormidas, sin pensar en lo que se nos venía...

*

Los rayos de sol se filtraban por las cortinas entreabiertas de la cabaña, iluminando delicadamente la estancia. Sus manos se encontraban entrelazadas, como si el sueño no quisiera separarlas de la mágica noche que habían compartido.

*

Cuando desperté por los rayos del sol, tenía a Vio abrazándome, completamente desnuda y con nuestras manos entrelazadas. Miré la hora y eran las 10. No quería despertar a Vio, así que solo me quedé mirándola y acariciando su espalda hasta que despertó.

Kiki: Buenos días, hermosa. —sonriéndole.

Vio: Buenos días, amor. —aún adormilada.

Kiki: Sabes, nunca quiero despertar de esta burbuja. Anoche fue maravilloso... bueno, ya sabes... tenerte y... bueno... —nerviosa.

Vio: Te amo. —apoderándose de mis labios. —Ojalá siempre pueda despertar así. —riendo.

Kiki: Dormimos totalmente desnudas. —mirándola, viendo cómo se ponía roja.

Vio me dio la espalda para ver su móvil y, por un instinto más fuerte que yo, empecé a besarle la espalda y a acariciarle el pecho. Sus vellos corporales se erizaron por completo; me encantan las reacciones que provoco en ella. Se dio la vuelta y me miró con una sonrisa, aún seguía roja como un tierno tomate.

Vio: ¿Qué planeas, bicho? —me sonrió pícaramente, y yo solo empecé a dejar besos en su cuello.

Kiki: Yo nada, solo estaba cerciorándome de que estuvieras bien, ¿acaso no puedo? —subí la mirada, observando directamente sus ojos mientras ponía mi cara más inocente.

Vio: Ajá, claro, y yo soy la reina de España. —me miró de forma sospechosa y se rió.

Kiki: No sé si la reina de España, pero sí de mi corazón. Te amo. —mis labios se posaron sobre los suyos, dándole un beso apasionado. Me acomodé quedando encima de ella y posicioné sus manos por encima de su cabeza. Ella estaba completamente quieta, pero respiraba con dificultad.

Vio: Mi amor, ya es tarde, debemos volver al instituto, nuestros amigos deben estar preguntando por nosotras. —expresó mi novia, aunque se notaba que estaba disfrutando de esto.

Kiki: No te preocupes, aún tenemos tiempo. Además, estoy muy cómoda aquí. —solté sus manos, que de inmediato se dirigieron a ambos lados de mi cintura, haciendo presión para acomodarme mejor encima suyo.

Kiki: Y, por lo que veo, tú también. —sonriéndole.

Vio: Estaría mejor si... bueno... me dejaras estar arriba. —poniéndose roja.

Kiki: Vale. —sonriendo.

Dejaré a mi novia el control por esta vez, ya llegará mi turno porque tenemos todo el tiempo del mundo para perdernos una en la otra como si no hubiera nada más importante en el mundo. Ella intercambió nuestras posiciones, dejándome debajo de ella y dándome una de sus sonrisas llenas de lujuria.

Vio: Ahora sí estás a mi disposición. —sonríe de forma pícara.

Kiki: Siempre he estado a tu disposición, amor, desde el primer día que te vi. —acaricié su mejilla y la miré directamente a los ojos, haciendo que ella se inclinara para depositar un tierno y rápido beso en mis labios.

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