123. ¿Qué salió mal?

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Narra Kiki

El lunes llegó, y con él, los nervios. Estaba nerviosa porque tendría a Vio en mis brazos y a mi padre cerca; ese era el dilema de que el plan saliera mal, un dilema que estaba evitando. Evité pensar en eso mientras disfrutábamos la llamada.

Como es costumbre, salí al colegio para no levantar sospechas, y luego me dirigí a la casa de Martín. De allí, los tres salimos rumbo a Madrid. Ellos me saludaron por mi cumpleaños y me regalaron una guitarra firmada por Chappell Roan, y Salma me regaló una rutina de cuidado de la piel. Hablamos durante el viaje y luego nos dormimos. Desperté cuando aterrizamos y aún no había llegado el avión en el que venía Vio. Tocó esperar unos 20 minutos a que llegara.

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Cuando llegó su avión, la vi corriendo hacia mí. Estuvimos un rato así y luego me dio mi regalo. Lo amo: es un dinosaurio bordado con nuestras iniciales y fecha, soy feliz teniéndola de nuevo a mi lado. Luego, los chicos me saludaron y me dieron los regalos que compraron por mi cumpleaños; no sabía que vendrían todos, así que me sorprendió. Después de eso, fuimos a la casa de Martín en Madrid para que se ajustaran y fuimos a "Carpem Diem". Al llegar, fuimos a la sala VIP y organizamos todo: el sistema de seguridad, el micrófono, apagamos el botón de llamado, las puertas, las llaves, todo. Todo lo dejamos listo y esperamos a que llegaran. Antes de eso, comimos juntos y esperábamos que fueran la 1.

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Estuvimos a la espera. Como dijimos, llegó la 1:20 pm y el primero en llegar fue mi padre. Entró por una sala que está al costado de donde sería el almuerzo. A los 10 minutos después llegó Juan Carlos y esperamos la señal de Denna para hacerlos entrar al mismo tiempo.

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Denna: Las aves en el nido.

Bea: Lista.

Salma: Lista.

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Por las cámaras de seguridad, con Vio vimos cómo entró primero el padre de Vio y se sentó. A los segundos, entró mi padre y sudé frío; era la hora de la verdad.

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Ambos padres se miraron retóricamente, mientras sus hijas los vigilaban mediante las cámaras de seguridad y por el micrófono oían lo que se decían. Juan Carlos miró a Josep sorprendido; él esperaba a un gerente de una inmobiliaria, pero en cambio tenía al frente a su antiguo amigo. Por su parte, Josep fue al almuerzo con entusiasmo, con ganas de cerrar un negocio internacional con el director de una automovilística.

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Josep: Buenas tardes, disculpe la tardanza, el vuelo se retrasó.

Juan Carlos: No se preocupe, acabo de llegar. –girándose a ver quién le habla.

Josep: ¿Tú? –sorprendido.

Juan Carlos: ¿Qué haces aquí? –levantándose de la mesa.

Josep: ¿Dónde está el director Méndez? –enojado.

Juan Carlos: ¿Méndez? Yo espero a Márquez. –sorprendido.– ¿Qué haces aquí? Lo que me faltaba, encontrarte aquí en un almuerzo de negocios. Sabes, vete.

Josep: ¿Irme? Estás equivocado. Vine a un almuerzo de negocios con Méndez. No sé para qué te doy explicaciones. Vete, no quiero verte, traidor. –sentándose en otra mesa, mientras apretaba los puños.

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Juan Carlos: Tú no entiendes, Josep. Este encuentro no es lo que parece. Algo está mal. ¿Qué tramás? –levantándose para ir cerca de Josep.

Josep: ¿Ah, yo? Entonces, ¿por qué estoy esperando a Méndez en lugar de a Márquez?, como tú, imbécil. –molesto.

Juan Carlos: suspira. - Esto es un malentendido. Vine aquí para hablar sobre inmobiliarias, no tenía idea de que tú estarías involucrado.

Josep: escéptico. -¿Propiedad en venta? Yo vine por coches, no me saques de mis casillas.

Juan Carlos: frustrado. - ¡Jódete, me voy! –acercándose a la puerta.

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Antes de que Juan Carlos pudiera irse, Kiki dio la señal y todas las puertas se cerraron. Todos estaban intrigados por la tensión. Kiki y Vio compartieron una mirada inquisitiva y se preguntaron cómo afectaría esto a la relación de sus padres.

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La sala de reuniones se llenó de una atmósfera incómoda mientras Juan Carlos y Josep se enfrentaban en medio de un malentendido que amenazaba con cambiar el rumbo de su encuentro. La tensión en la sala era palpable mientras Kiki y Vio observaban ansiosas el enfrentamiento entre sus padres. La verdad se mantenía oculta en los sobres con fotos de su juventud, esperando ser revelada.

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Juan Carlos: ¡Esta puerta está cerrada, maldición!

Josep: ¿Qué?

Juan Carlos: ¡Que está cerrada, imbécil!

Josep: Hódar, ni una puerta puedes abrir, inútil. –acercándose a la otra puerta.

Juan Carlos: Hago todo lo que puedo ábrela. –gritando.

Josep: Están con seguro.

Juan Carlos: Si no me dices, no me entero. –riendo sarcástico.

Josep: Esto me huele a encerrona. –mirando a todos lados.

Juan Carlos: ¿Encerrona? Estás mal. –apretando el botón para llamar a los mozos, sin conseguir respuesta.

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Siguiendo el plan, Álex habló por el micrófono que habían instalado con una voz robótica, ya que ambos hombres no miraban los sobres y esto se estaba volviendo más tenso.

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Álex: Señores, dejen de pelear y miren los sobres.

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Juan Carlos: ¿Quién eres? –molesto.

Josep: Da la cara. — ¿Qué sobres? –buscando.

Los ojos de Juan Carlos y Josep chocaron, reflejando confusión y frustración. Mientras Kiki y Vio mantenían la mirada fija en los sobres a través de las cámaras.

Sus padres estaban peleando, el plan no salía como estaba planeado y las puertas cerradas añadían un elemento adicional de suspense.

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Álex: ¿No deberían revisar los sobres antes de saltar a conclusiones?

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Juan Carlos asintió, y con miradas entrecruzadas, él y Josep accedieron a abrir los sobres. Al ver las fotos de su juventud y recordar viejas amistades, la tensión comenzó a dispararse más. Ambos se miraban con ira, odio y traición.

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Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora