88. Hora Cero II

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Lunes 3 de diciembre, Suiza, 1:30 p.m.

Instituto

Ambos padres llegaron al colegio. Josep iba con su padre, decidido a saber la verdad y en busca de Chiara. Por su parte, Juan Carlos iba solo, pero con la misma determinación que Josep, para escuchar de los labios de su hija si era cierto todo lo que había visto.

Ambos llegaron casi al mismo tiempo. Josep entró al instituto, rumbo a la dirección, para que mandaran a buscar a Chiara. Mientras caminaban por los pasillos solitarios del colegio, escucharon unos pasos y se dieron la vuelta, tanto Josep como su padre. Al ver a la persona que se acercaba, sus rostros se llenaron de enojo. Ambos hombres, que se miraban fijamente, apretaron los puños y tensaron las mandíbulas.

Juan Carlos, al ver que los hombres que tenía delante eran los Oliver, sintió que la rabia lo consumía. Ninguno dijo nada al principio; hubo un silencio incómodo que solo Guillermo, con su actitud egocéntrica, se atrevió a romper, cortando el aire con palabras tan afiladas como dagas dirigidas al corazón de Hódar.

Guillermo: Mira a quién tenemos aquí, al Hódar menor. ¿Dónde está tu padre? ¿A quién estará estafando ahora? —dijo, riendo.

Juan Carlos: No esperaba verte aquí, Guillermo. —respondió con la mandíbula tensa.

Guillermo: ¿Cómo crees? Yo sí me preocupo por los míos, no como tu padre. —sonrió.

Juan Carlos: A mi padre lo respetas, Guillermo. No está aquí, y no creo que hayamos venido a hablar de Agustín. —lo miró con odio.

Guillermo: Tienes razón. He venido para salvar a mi nieta de tu vil hija. —dijo, dándose la vuelta.

Juan Carlos: No es como si quisiera que Chiara influyera en la vida de Violeta. —dijo con determinación.

Josep: No creo que ninguno de nosotros esperara encontrarse en esta situación. —dijo firmemente.

Juan Carlos: Hasta que por fin hablas. Pensé que estabas mudo. —rió.

Josep: Es irónico, ¿verdad? —dijo con rabia.

Juan Carlos: ¿Irónico?

Josep: Yo sí soy transparente, no como otros. Seguro mandaste a tu hija para envolver a la mía con sus trucos y así robarnos información. ¿Qué buscas? ¿La nueva línea de ropa? ¿La línea de coches de Chiara? ¿Qué buscas, Hódar?

Juan Carlos: ¿Yo? Yo sí uso la cabeza, no soy solo una cara bonita como ustedes. Tal vez eso hiciste tú con tu hija, y ahora me vienes a culpar a mí.

Josep: ¿Robarte información a ti? Te has equivocado, o quizá ya es la edad la que no te deja pensar con claridad. —dijo riendo.

Guillermo: ¿Dónde estará la directora? Quiero a Chiara aquí, ahora mismo. —dijo, enojado.

Juan Carlos: ¿Todavía necesitas a tu padre para que te defienda? —rió.

Josep: No necesito a nadie. Mi padre está aquí porque se preocupa por Chiara. Ella cayó en las manos de una Hódar. ¿Qué le habrá dicho tu hija a la mía para que estemos en esta situación?

Juan Carlos: Yo conozco a mi hija, y estoy seguro de que tu hija la embaucó y engañó.

Josep: Cállate, capullo, o te doy una hostia que no olvidarás. —dijo, apretando los puños.

Juan Carlos: Eres un sinvergüenza.

Josep: ¿Yo? ¿Acaso fui yo quien robó la idea de mi amigo por ir tras una falda? ¿Yo? Sinvergüenza tú, que me traicionaste. Te consideré mi hermano. No dejaré que tu hija se salga con la suya.

Juan Carlos: Yo nunca vendí tu idea, subnormal. Ella nos robó. —dijo con rabia, empujándolo.

Josep: A mí me respetas, hijo de puta. —le dio un golpe bajo.

Juan Carlos: ¿Vas a empezar?

Josep: Yo termino las cosas, no las empiezo.

Guillermo: ¡Ya! —gritó—. Josep, déjalo. No gastes energía, vamos por Chiara.

Josep: Vale. —dijo, arreglándose la camisa.

Juan Carlos: —resopló— y comenzó a caminar casi a la par de ellos.

Los tres hombres caminaron unos cuantos metros más por las instalaciones del colegio hasta que llegaron a un jardín. Parecía vacío a simple vista, hasta que escucharon unas risas y una voz que resonó en la cabeza de Juan Carlos.

Narra Violeta

Mientras tanto, en el jardín, mientras ellos peleaban...

Nos sentamos y empezamos a relajarnos un rato. Estaba en mi lugar seguro, con Kiki, recostada en sus piernas y mirando su sonrisa, que me daba paz.

Kiki: Amor, dame un beso. —dijo riendo.

Violeta: Todos. —le di un beso—. Más. —le di otro beso—. Todos tuyos. —reímos.

Kiki: Te amo. —dijo, riendo.

Violeta: Deberíamos entrar. —dije, mirando a todos lados.

Kiki: Estamos bien aquí. —me abrazó.

Violeta: Quiero que el tiempo se detenga aquí.

Kiki: Yo también. Estar contigo me da paz. ¿Quién lo diría? Yo... yo me enamoré. —sonrió.

Violeta: ¿Yo? Yo te enamoré. —dije sonriendo.

Estuvimos un rato así, hasta que Kiki empezó a hacerme cosquillas, y más cosquillas, y luego me abrazó.

Kiki: ¡Qué bueno! Quiero más.

Violeta: Sí, claro. —reí y me acerqué para darle un beso en los labios, hasta que lo oí y Kiki se alejó de mí como si yo quemara.

Josep: ¡Chiara Oliver! ¿Qué carajos es esto?

Kiki: Papá... —se alejó de mí.

Guillermo: ¡Chiara!

Kiki: Abuelo...

Juan Carlos: ¡Violeta! —gritó.

Violeta: Papá, ¿qué haces aquí?

Juan Carlos: ¿Qué hago aquí? ¿En serio, qué hago aquí?

Violeta: Bueno...

Juan Carlos: ¿Qué carajos es esto? Quiero explicaciones.

Josep: Cállate.

Juan Carlos: A mí no me callas. Estoy hablando con mi hija. —dijo, molesto.

Josep: Vámonos de aquí, hay que alejarnos de estos hipócritas y falsos.

Juan Carlos: Malparido, delante de mi hija no vas a hablar así. —dijo, lanzándose a pegarle.

Vi que Chiara miraba a nuestros padres y luego me miraba a mí. Vimos cómo nuestros padres se golpeaban y, después de un rato, se separaron. Josep comenzó a insultar a mi padre, y este le respondió. Vi cómo Chiara tenía la misma mirada de odio de su padre, sus manos tensas...

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Violeta: ¡Te odio!

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora