93. Verdad o Mentira II

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Narra Vio

El vuelo a Granada  fue silencioso. Denna me consolaba mientras yo intentaba ya no llorar, pero, ¿cómo era posible? Algo en mí debatía entre si era verdad o mentira. Parte de mí quería odiarla, otra parte quería entenderla, y mi yo enamorado le perdonaba todo. Esa parte de mí estaba en lucha.

A medida que el vuelo avanzaba, los pensamientos tumultuosos de Violeta la mantenían atrapada en un torbellino emocional. Denna seguía a su lado, tratando de consolarla, pero la lucha interna de Violeta era intensa. Bajo la mirada de Juan Carlos, Violeta sentía una profunda tristeza y la necesidad de dejar de llorar por alguien que le había herido. Pero, por otro lado, una parte de ella se resistía a odiar a Chiara por completo. Había momentos hermosos que compartieron, y esa parte de Violeta aún anhelaba entender lo que había salido mal.

Después de dos horas, llegamos a Granada. Denna me acompañó a casa y llamó a Omar, quien llegó con helado, chocolates y un montón de dulces. Papá no dijo nada, solo nos dejó ir a mi habitación y se fue. Mamá aún no había llegado del trabajo y Tana había salido con sus amigas. La casa estaba sola para desahogarme con ellos.

Omar: Vine lo más rápido que pude. Traje lo necesario y, si falta algo, mandamos a comprar. ¿Cómo sigues? – preocupado.

Denna: Vamos, Violeta, ponte un pijama y hablamos. – señalando sus maletas.

Violeta: Vale. – triste.

Abrí mi maleta y lo primero que vi fue una sudadera negra, su favorita, y rompí en llanto.

Violeta: Es su sudadera. – aferrándome a ella.

Omar: Ay, amiga. – abriendo el helado de chocolate.

Denna: ¿Vemos una película? – mirándome mientras me ponía la sudadera de Chiara.

Violeta: No me digan nada. – secándome las lágrimas.

Omar: ¿Quieres hablar de ello? – rascándose el cuello.

Denna: ¡Omar!

Omar: Quiero saber. Solo me dijiste "código rojo" y vine. – enojado.

Violeta: Vale, déjalo. – tomando aire.

Con lágrimas en los ojos, asentí y comencé a relatar la conversación con Chiara. Conté cómo Chiara me había herido profundamente con sus palabras y cómo nuestra relación había terminado abruptamente.

Violeta: Después del baile, fuimos a una cabaña y... – recordando aquella noche. – Y lo hicimos, fue perfecto. Me amaba. El domingo, Tana llamó y nos dio la noticia. Volvimos al colegio y...

Denna: Y la pasaron en el dormitorio. – interrumpiendo.

Omar: Sigue.

Violeta: Pasamos la noche viendo películas. Me dijo que confiara en ella. Y hoy, hoy dijo delante de sus padres y del mío que fui una fácil y que nunca se enamoraría de un Hódar, que fui un reto para ella y que me enamoró fácil. – llorando.

Omar: ¿Después de eso saliste de ahí? – mirándome.

Denna: Sí, de ahí no la volvió a ver. No sabemos si se fue, si se quedó ni nada.

Violeta: Pregúntale a Álex. – mirándole a mi amiga.

Omar: A ver, llama a tu hombre y pregúntale. Yo le advertí a ella. Déjala que nos encargamos nosotros, Violeta.

Violeta: Ni se les ocurra tocarle un pelo. Me la dejan en paz. – oliendo su sudadera.

Omar: Pero, Violeta...

Violeta: Nada, nada.

Denna: Está bien. – llamando a Álex.

Denna llamó a Álex y le preguntó por Chiara. Este le dijo que Chiara, al rato de que nosotras nos fuimos del instituto, se fue sin decirles nada y que solo dijo que era mejor que me fuera y que no me quería ver. Esas palabras más "Fuiste fácil" sonaban en mi cabeza. No sabía qué pasó entre nosotras. Todo se fue al traste. ¿Chiara me utilizó o me amó de verdad? Ya no lo sabía, sus acciones y sus palabras no coincidían. No sabía qué pensar. De tanto llorar, me dormí hasta la hora de cenar.

Bajamos a la cena y los chicos se fueron después de ella. Mientras subía la escalera, papá me llamó.

Juan Carlos: Violeta, tenemos que hablar. – parándose de la mesa.

Violeta: ¿Justo ahora?

Juan Carlos: Sí, al salón, ¿vale? – parándose.

Bajé la escalera y fui al salón con el corazón aún lleno de confusión y tristeza, seguí a papá al salón. Mamá estaba mirando la televisión y Tana parecía preocupada. La tensión en la casa era palpable.

Juan Carlos: Violeta, tenemos que hablar sobre lo que ha estado sucediendo. Estamos preocupados por ti y tu bienestar. – serio.

Sentí que la conversación que se avecinaba no sería fácil.

Violeta: Está bien, papá, mamá. Sé que he estado pasando por un momento difícil. Las cosas se complicaron y estoy tratando de lidiar con ello.

Juan Carlos: ¿Se complicaron? Violeta, ella te engañó, te utilizó para vengar a su padre y tú dices que se complicaron.

Violeta: Ella no es así. – enojada.

Juan Carlos: ¿La defiendes, después de lo que te dijo?

Violeta: Yo la conocí, bueno, eso creo, y sé que ella no es así. – molesta, casi llorando.

Juan Carlos: Ni una palabra más de esa joven aquí en la casa. Es una Oliver, es igual o peor que su padre y su abuelo. Lo sentí en su mirada, en sus palabras. Me duele que hayas caído en su vil mentira, pero te lo dije: ellos son así, solo una cara bonita.

Mamá apagó la televisión y me miró con preocupación.

Mamá: Hija, queremos que sepas que te amamos y que estamos aquí para apoyarte en lo que necesites. ¿Quieres hablarnos más sobre lo que pasó? No sé muy bien lo que sucedió esta mañana.

Juan Carlos: Te lo resumo: esa niña le dijo a mi bebé que era una fácil y que enamoraría, fue un reto personal y lo consiguió. La enamoró, la engañó y salieron esas fotos a la luz.

Susana: ¡Dios! No lo creo.

Violeta: Sí, eso dijo. – intentando no llorar.

Tana: ¿Chiara dijo eso? – mirándome extrañada.

Juan Carlos: Tana, ¿sabías?

Tana: No, no, ¿cómo crees? Iré a dormir. – saliendo del comedor.

Juan Carlos: No quiero que llores por esa gente. Sal a divertirte, conoce a personas que sí valgan la pena.

Susana: Cariño, si quieres ir de viaje, anda. No queremos que sufras por lo que te hizo esa joven.

Violeta: Me iré a dormir. – saliendo del salón.

Los días después de esa conversación fueron de consentirme para que evitara pensar en Chiara, pero era imposible. Chiara marcó mi vida y ahora solo pienso en ella. Todo me recuerda a ella.

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora