106. Flor Morada

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Narra Kiki

El día fue agotador. Entré al equipo de gimnasia, allí conocí a Silvia. Era un año menor que yo, pero se le daba fenomenal la gimnasia, bueno, casi igual que yo. Me cayó bien y nos hicimos amigas. Hablabamos y bromeábamos.

Como era costumbre, fui al gimnasio y me puse a practicar. En eso la vi llegar.

*

Silvia: ¡Vaya, has mejorado mucho en estos días! Eres una rival formidable en el tapiz, ¿sabes?, Oliver. — dijo riendo.

Kiki: Gracias, gracias. — dejando de practicar. — Tú tampoco te quedas atrás, Silvia. Entrenar contigo es genial, casi eres digna de ser mi oponente. ¿Cómo te iniciaste en la gimnasia? — dije para luego agarrar mi botella de agua.

Silvia: Empecé hace años gracias a mi hermano mayor, él solía ser un gran gimnasta. — riendo. — ¿Y tú, qué te trajo al mundo de la gimnasia?

Kiki: Practico desde pequeña, desde los 5 años, se podría decir. — dije para luego sentarme.

Silvia: Oliver.

Kiki: resoplé y sonreí.

Silvia: ¿Qué pasa, Oliver? .

*

Mientras intercambiábamos historias, nuestras risas llenaron el gimnasio, y la amistad entre Silvia y yo creció con cada palabra. Me hacía recordar a Vio, pensar en ella y en qué estaría haciendo. Por la hora debería estar en clase. Espero que esté bien.

*

Kiki: Es que había una persona que me llamaba así luego de molestarme. — recordando a Vio.

Silvia: Esa sonrisa, vil mundana. — riendo.

Kiki: ¿Mundana? — extrañada.

Silvia: Es de mi libro favorito, así es su insulto.

Kiki: sonreí. - Vaya, vaya. ¿Entrenamos o te da miedo?

Silvia: Entrenemos. — acercándose a la tapiz. — ¿Por qué volviste?

Kiki: ¿Volver?

Silvia: Cuando yo entré al instituto me dijeron que la mejor de gimnasiase había ido a Suiza. ¿Por qué volviste?

Kiki: Larga historia. — dije rascándome el cuello.

Silvia: Dale, hay tiempo. — buscando la pelota para jugar.

Kiki: No, ya habrá tiempo, pero te resumo: fue por una noticia.

Silvia: ¿Un rumor?

Kiki: No lo puedo llamar así. — dije firme. — Ya habrá tiempo. Ahora, a entrenar o ¿te asusta?

Silvia: Está bien, Chiara, entrenemos. No quiero asustarte, solo quiero entrenar gimnasia contigo. — dijo mientras empezaban a entrenar y jugar un emocionante juego.

*

Mientras las dos nos hacíamos amigas, seguía disfrutando de cada entrenamiento . La amistad entre Silvia y yo florecía aún más, y las risas y conversaciones llenaban el gimnasio cada tarde cuando entrenábamos. Ambas compartíamos una pasión por la gimnasia.

Quería mantener el secreto de la verdadera razón de mi regreso con ella, y Silvia parecía dispuesta a esperar a que estuviera lista para compartirlo. El misterio agregaba un toque de intriga a nuestra amistad.

*

Fue un juego reñido, pero al final logré la victoria con un servicio poderoso que dejó a Silvia sin posibilidad de hacer más backflips.

Kiki: ¡Juego para Kiki! — exclamé con una sonrisa triunfante.

Silvia: ¡Buen juego, Kiki! Aunque perdí, disfruté mucho de este juego. — respondió con una sonrisa deportiva.

Kiki: Un placer enseñarte cómo se juega en gimnasia. — egocéntrica.

Silvia: Es un placer jugar contigo. A la próxima te gano. — riendo.

Kiki: Lo dudo, pero bueno, como desees. — riendo.

Silvia: ¿Vamos por un café? — mirándome.

Kiki: Vale, vamos, no todo es entrenar.

Silvia: Tengo una cafetería que te va a gustar.

Kiki: Eso espero, eso espero. — recalcando.

*

Subimos a su coche y nos sacamos una foto. Llegamos a la cafetería que Silvia mencionó y, como prometió, era un lugar acogedor con un ambiente agradable.

Nos sentamos en una mesa junto a la ventana y pedimos nuestros cafés. Nunca había venido aquí, tal vez abrió mientras yo vivía en Suiza.

Silvia: Aquí sirven el mejor café de la ciudad, te va a encantar. — mirando la carta.

Kiki: Genial, aunque no soy una amante del café. — dije sonriendo.

Pedimos unos cafés y unos dulces que no tardaron en traer. Mientras disfrutábamos de nuestras bebidas calientes, continuamos nuestra conversación.

*

Silvia: Kiki, me intriga saber más sobre por qué volviste. No quiero presionarte, pero si algún día decides compartirlo, estaré aquí para escucharte. — mirándome.

Kiki: Lo aprecio, Silvia. Es solo que, bueno, tengo mis razones para mantenerlo en secreto por ahora. Pero definitivamente, te lo contaré en el momento adecuado. — tomando un sorbo de café.

Silvia: Lo entiendo. Todos tenemos nuestros secretos... Cambiando de tema, ¿cómo te sientes de volver a la gimnasia y a tu ciudad natal? — feliz.

Kiki: Es un sentimiento agridulce. La gimnasia es mi pasión, y estoy feliz de volver a entrenar. Pero también hay recuerdos, algunos buenos y otros... no tanto. También dejé amigos y, pues, a una persona especial. — reflexionando.

Silvia: Te entiendo. El pasado puede ser complicado. Pero estoy segura de que harás grandes cosas para el equipo y, con el tiempo, los malos recuerdos se desvanecerán.

Kiki: Gracias, Silvia. Estoy emocionada por lo que el futuro me depara, y me alegra tener una nueva amiga con la que compartir esta experiencia.

*

Nuestra charla continuó mientras disfrutábamos del café y compartíamos nuestros planes para el futuro en la gimnasia y  más allá. La amistad entre Silvia y yo seguía creciendo, y aunque había misterios sin resolver.

*

Luego del café, me dejó en casa. Habíamos empezado esa costumbre: entrenar y luego tomar un café. Era un buen plan, pero había actitudes de Silvia que hacían que recordara a Vio, y venía a mi mente.

"Lo hice para protegerla, ella será feliz lejos de mí. Ya sé que está bien y eso me alegra."

Mientras estaba en mis pensamientos, llegó Jas a mi habitación.

Jas: ¿Estás bien, Kiki? Pareces distante, pensativa y preocupada. — dijo a su espalda.

Kiki: Sí, estoy bien. Solo estaba pensando en algunas cosas del pasado. Pero no te preocupes, estoy contenta de haber conocido a nuevas personas y de volver a la gimnasia. — suspirando.

Jas: Si alguna vez quieres hablar sobre eso, estaré aquí para escucharte. Y estoy feliz de que esto te distraiga.

Kiki: Gracias, Jas, gracias. Pero ya ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?

Jas: Bueno, verdad. Papá y mamá se van a una junta en Colombia, y Joey a una fiesta de pijamada hasta el lunes.

Kiki: Vale, vale. Joey con los amigos, papá y mamá en Colombia, tú y yo.

Jas: El lunes no vendré a almorzar, tengo planes. — riendo y alejándose de mí.

Kiki: Vale.

*

Lunes

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora