101. Desmoronarse

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Narra Vio

Después de esa noche de película, vino y amigos, me sentí algo más tranquila, pero mis cosas aún huelen a ella. Esos días en el instituto me recordaban a Chiara y a veces quería llamarla, pero no sabía si me respondería. No tenía el valor de continuar la serie que empezamos juntas. A veces no quería echarla de menos, pero mi yo enamorada aún no la olvida. No sabía cómo seguir sin ella. Se convirtió en mi otra mitad, en mi compañera, en mi musa, en mi mujer... y se fue. Se fue como el viento se lleva el polvo, se fue y me dejó caer del pedestal en el que nos puse.

Todo el internado me recordaba a ella: el maldito ascensor, las escaleras, el pabellón de gimnasia, el salón de música, las taquillas, las clases de comunicación, el salón de ciencias, el laboratorio, la clase de arte, el jardín de nuestra cita... nuestra no cita, el bar del pueblo, el dormitorio. Chiara había entrado en mi corazón y no sería fácil sacarla.

Los días consistían en ir a clases, aguantar a la odiosa de Sofía y volver al dormitorio para hacer tareas o dormir. Cuando llegó el sábado, volé a Granada. El internado que me había dado el amor era el mismo que me lo recordaba a diario. Mientras íbamos rumbo al avión, compré un café y me puse a oír música. Viajé sola a Granada; Denna se había quedado en el internado por una competencia de química. El viaje fue tranquilo. Mamá fue quien me recogió en el aeropuerto.

Susana: Hola, corazón. -dijo, abrazándome- ¿Y Denna?

Vio: Hola, ma, se quedó por lo de química. Mejor me vine, quería verlas. ¿Y Tana?

Susana: Está en el colegio. ¿Vamos por ella?

Vio: ¿Qué hace en el colegio? Sí, vamos. -sonreí mientras subía al auto

Susana: Tuvo ensayo para una presentación y ya casi sale, así que vamos. ¿Cómo va la primera semana de clases? -dijo, poniendo música para el camino

Vio: Pues... ¿qué te digo? Clases, clases y los talleres. -dije, esquivando su mirada

Susana: ¿Y tus amigos?

Vio: Se quedaron con Denna para la competencia. Como dije, mejor me vine a casa. -zanjé el tema

Susana: Vaya, entiendo. ¿Vamos por un helado?

Vio: ¿No íbamos por Tana?

Susana: Luego de ir por Tana. Tu padre está de viaje con tu abuelo, llegan el lunes, así que día de chicas. -rió

Vio: Vale. -reí

Susana: Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad, corazón? -dijo mirándome

Vio: Sí, lo sé. -sonreí falsamente

Fuimos por Tana. La niña tardó en salir del colegio. Luego de eso, fuimos a casa a dejar mi maleta y a cambiarnos. Mientras esperaba en la sala a mamá y Tana, recibí un mensaje de un número desconocido. Lo abrí por curiosidad.

Desconocido: Hola, esto te puede interesar...

Leí el mensaje y al principio lo ignoré. Cuando bajó Tana, el mismo número volvió a escribirme. Me alejé de Tana y lo abrí.

Desconocido: (imagen)

Al abrir el mensaje, vi que el número me acababa de pasar una foto de Kiki con una chica. Se veía tan feliz. No pude evitar recordar el momento en que nos vieron nuestros padres y empecé a llorar. Tana corrió hacia mí.

Tana: Violeta, ¿estás bien? -dijo abrazándome

Vio: Ten. -le di mi móvil. Tana vio la foto y maldijo, me abrazó y entramos a casa.

Tana: ¡Maldita sea!

Susana: ¡Oye! ¡Cuidado con esa boca! ¿Se puede saber qué pasa? -dijo, confundida al verme llorar y a Tana maldiciendo

Tana: Nada. -dijo, aún abrazándome. Tomé valor y hablé con mamá. Total, ya me estaba viendo llorar y no iba a parar hasta saber por qué.

Vio: ¿Podemos hablar? -dije, soltándome de los brazos de Tana

Susana: Sí, cariño. Tana, ve por comida, hablaré con Violeta. -dijo con voz neutra

Tana: ¿Comida china?

Susana: Sí. -respondió, sentándose en el sofá.

Esperamos a que Tana se fuera por la comida con la abuela, y me senté en el sofá.

Susana: Te escucho.

Vio: Mamá, vi una foto que me envió un número desconocido. Era de Kiki con una chica.

Susana: ¿Kiki?

Vio: Oliver, y me hizo recordar los momentos que pasé con ella y aquel día que todo acabó. -dije, llorando

Susana: Oh, cariño, entiendo por qué te sientes así. ¿Quieres contarme más? ¿O no te sientes segura?

Vio: Mamá, yo... yo me enamoré de Kiki, mamá. Me enamoré de ella. -dije, llorando

Mamá no dijo nada, solo me abrazó y esperó a que siguiera hablando.

Vio: Sé que debería superarlo, pero ver a Kiki con alguien más me hace sentir que quizás ella nunca sintió lo mismo por mí.

Susana: Cariño... -acariciando mi cabello- Es normal sentirte así, pero no sabemos los verdaderos motivos por los que lo dijo. Tal vez lo dijo en serio, o tal vez no. Es un vaivén de posibilidades, ¿no crees? Además, cada persona sigue su camino, y el tuyo aún tiene muchas oportunidades y momentos felices por delante.

Vio: ...

Susana: ¿Te enamoraste?

Vio: Como no tienes idea.

Susana: ¿Qué dice tu corazón?

Vio: Sinceramente, ya no sé. Todo lo que viví con Kiki no se puede fingir, mamá. Hubieras visto cómo era conmigo: rosas, chocolates, palabras de afirmación. Era como un bebé, era mi bebé. Tenemos un montón de fotos... Cuando me pidió ser su novia en el ascensor, cuando le tenía miedo. -dije, llorando al recordar

Susana: El primer amor...

Vio: Eso no se finge. Luego va y dice eso... Esta foto me muestra otra cara de la moneda. Se alejó, cambió de número y no volvió al instituto. Me enamoré de la hija del enemigo de papá... -dije, sollozando- Perdón...

Susana: Vio, fue un amor tan intenso, y cuando todo terminó, te sentiste perdida. Te entiendo, pero cariño, la vida sigue. No te disculpes. Siéntete libre de hablar, cariño. Estoy aquí para escucharte y apoyarte.

Vio: Era la persona con la que compartía mis sueños, mamá, y ahora siento que parte de mí se ha ido para siempre.

Susana: El primer amor puede ser abrumador, Vio. Pero con el tiempo sanarás y encontrarás un nuevo camino.

Vio: No quiero otro camino, la quiero a ella. -dije, llorando

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora