129. ¿Brazo a torcer?

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Menorca

Casa de los Oliver

Después de la huida de Chiara del restaurante, Josep miró cómo su hija se iba, y en su cabeza solo sonaba el "Te odio" que ella le había dicho. Miró a su alrededor y vio a una chica al lado de él, que lloraba y sentía el dolor que él también sentía. No podía ser posible; veía en ella bondad y amor, pero no podía admitirlo.

Regresó a su casa con la esperanza de que su hija estuviera allí, pero no era así. La llamó y envió mensajes, pero no recibió respuestas. Pasaron cuatro días y su hija no volvía a casa. Sabía que estaba bien porque ella era así de independiente. Sabía que necesitaba su tiempo y decidió dejarla. Estaba convencido de que tarde o temprano ella daría su brazo a torcer; solo era un amor pasajero, de esos que te emboban y se van, no era real, según él.

*

Pasaron dos semanas y Chiara, su primogénita, seguía igual. Sabía que debía tomar cartas en el asunto. Pensó que si no le compraba un móvil nuevo, volvería a hablarle, pero nada. Los días pasaron y se sentía más lejos de su hija. Apenas si la saludaba, y eso ya le dolía.

*

Kiki: Buenas tardes, padre. —Dijo mientras pasaba corriendo a su habitación.

Josep: Chiara, hija. —Llamó.

Emma: No te hará caso. —Dijo su esposa en tono molesto—. Sabes, hablé con ella.

Josep: ¿Y qué te dijo? ¿Ya se le pasó?

Emma: Me recuerda a alguien.

Josep: Amor, ¿qué te dijo?

Emma: Lo que ya te dijo... que la ama. —Se sentó al frente de él.

Josep: risa nerviosa. — Eso no es real. —Dijo mientras se levantaba para tomar una copa de vino.

Emma: Pues no lo es. —Dijo seria.

Josep: Por favor, Emma, no sabe lo que dice. Solo tiene 17 años.

Emma: Josep Oliver, no podemos ignorar lo evidente. Necesitas hablar con nuestra hija para entender lo que realmente está pasando, entenderla. Ella la ama, se aman, y tu arrogancia te alejará completamente de ella.

Josep: No puedo aceptar que mi hija esté en una situación así. Es solo una fase, ya pasará. Hay miles de chicos y chicas, se volverá a enamorar, ya verás.

Emma: Ignorarlo no cambiará la realidad. Debemos enfrentar la situación juntos, así que hablarás con Juan Carlos y solucionarán lo de ustedes dos, ya te dije.

Josep: Solo es una faceta. Chiara sabe que no puede estar con un Hódar después de todo lo que nos hizo.

Emma: A veces, la realidad es difícil de aceptar, pero es necesario. Hay un audio de Margaret.

Josep: ¿Y ella qué? Juan Carlos me roba la idea y se la dio, y luego lo dejó.

Emma: Eso no es así. Yo oí el audio. Chiara está mal, Josep. No come, se aleja de ti, se refugia en su habitación. Mi hija está mal por una decisión que tú y Juan Carlos tomaron enfadados. Están haciendo daño a sus hijas y eso yo no lo permitiré. Así que, Josep, escucha el audio porque lo escucharás. No permitiré que acabes con la felicidad de mi hija y, si te opones, yo la apoyaré.

Josep: Pero, amor... —Dijo mirando a su esposa, aterrorizado por la forma en que lo miró.

*

Josep se sintió abrumado por la revelación que su esposa le había hecho. La idea de que su hija estuviera sufriendo lo desconcertaba. A regañadientes, accedió a escuchar el audio de Margaret, temiendo enfrentar una realidad que no quería aceptar.

*

Después de la reunión falsa de negocios, Juan Carlos salió del local, esperando a que saliera su hija y la mejor amiga de ella para llevarlas a casa. Juan Carlos había sentido el dolor de su hija cuando vio que Chiara se había ido de aquella manera; hasta a él le dolieron esas palabras que dijo la joven. Por su parte, su hija mantenía la mirada fija y, por rayos, agarraba un collar que tenía. Revisaba el móvil y nada. Intentó hablarle, pero ella no respondía. Se sentía mal, pero se mantenía firme. Se le iba a pasar; solo era un amor de colegio, de niños. Iría a la universidad y conocería a alguien que fuera su verdadero amor. Eso era lo que se decía para sacar sus pensamientos de su cabeza.

Ese mismo día, su hija volvió al internado. Pasaron los días y no la llamó. No había noticias de ella. Luego llegó el fin de semana y seguro regresaría a él, pero nada. Así pasaron dos semanas y su hija volvió, pero no le miraba a la cara. Habló con su esposa y esta le señaló lo mal que se encontraba, que Violeta, su niña, estaba más delgada, se veía apagada y no tenía su brillo. Él se preocupó y decidió llamar a Denna y a Omar, quienes le dijeron que no podían hacer nada ya que Violeta estaba así porque necesitaba a Chiara. Esto lo sacó de su foco.

Llegó a su casa con la esperanza de cenar con sus amores y se llevó la sorpresa de que Violeta ya dormía, Cayetana ya había cenado y Susana era la única que lo esperaba.

*

Mientras tanto en Granada

Casa de los Hódar

Juan Carlos: Hola, cariño. ¿Las niñas?

Susana: Tana está bien, ya cenó y está viendo una película en su habitación.

Juan Carlos: ¿Y Violeta? ¿Vino?

Susana: Sí, y de ella quiero hablarte.

Juan Carlos: ¿Cuándo llegó?

Susana: Esta tarde. Llegó más delgada, apagada. Cariño, Violeta está mal. Hablé con ella y no quiere hablar contigo.

Juan Carlos: ¿Pero por qué?

Susana: ¿Todavía lo preguntas? —Lo miró seria.

Juan Carlos: Ya se le pasará.

Susana: Lo dudo.

Juan Carlos: ¿Por qué? —Sirviéndose un poco de trago.

Susana: Violeta está enamorada de Chiara. Lo vi en sus ojos, en la forma en la que habla de ella.

*

Juan Carlos suspiró al escuchar las palabras de Susana, sintiendo una mezcla de sorpresa y preocupación. Tomó un trago antes de responder.

*

Juan Carlos: ¿Enamorada?

Susana: Sí.

Juan Carlos: Susana, pero es la hija de Josep y no, no puede ser. —Esquivando la mirada de su esposa.

Susana: Mírame, Juan Carlos Hódar.

Juan Carlos: ¿Qué?

Susana: Tu hija, está enamorada de esa niña. Ella no tiene la culpa de tus peleas y asuntos con ese señor. Se enamoró, y es real por la forma en la que habla de ella, por las fotos que me mostró. Yo la apoyo. Ella no va a sufrir ni pagar los errores de dos jóvenes que no lo arreglaron. Entiendelo, Juan Carlos, Violeta está sufriendo por tu orgullo, por tu ego. Amor, habla con Josep. Violeta dice que hay un audio, una revelación de una tal Margaret.

Juan Carlos: ¿No quiere hablarme?

Susana: No, y mañana vuelve al colegio.

Juan Carlos: Pero si es sábado.

Susana: Prefiere estar con sus amigos que con nosotros. Le echa de menos. No se puede comunicar con ella por ustedes, por su ego. —Molesta.

*

Juan Carlos sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Susana. Se levantó de la silla con determinación, mirando a su esposa con seriedad.

*

Juan Carlos: Escucharé el audio, ¿vale?

Susana: Por algo se empieza.

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora