125. Descontrol

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La habitación se llenó de un silencio tenso mientras esperaban la reacción de los padres.

*

Juan Carlos: Un gusto.

Josep: ¡Qué hacen aquí!

Juan Carlos: ¿Violeta?

Vio: Escuchadnos, ¿sí?

Kiki: Papá, señor Juan Carlos, deben superar esto. No solo por ustedes, sino por nosotras. –dijo, mientras agarraba la mano de Vio.

Vio: asintiendo

*

Juan Carlos y Josep se miraron confundidos, atónitos ante lo que veían. La tensión en la habitación aumentó.

Josep: frunciendo el ceño. — ¿Qué es esto?

Vio: Señor, un gusto. Usted no me conoce, pero soy Violeta Hódar, y soy la novia de su hija.

Josep: ¿Qué? –mirando a Kiki.

Kiki: ...

Josep: ¿Qué eres tú? –mirando desafiante.

Kiki: Es mi novia. –dijo firme ante su padre.– Y necesito, y te pido, que aceptes mi relación con Violeta.

Josep: Pero tú dijiste que...

Kiki: Mentí para protegerla.

Vio: Papá, te presento a Chiara, mi novia. –dijo mirando a Juan Carlos, quien estaba sorprendido por la escena.

Juan Carlos: serio. — Esto complica las cosas. No sé cómo pueden esperar que aceptemos esto.

Kiki: defendiendo su amor. — El odio no debería definirnos. Nosotras elegimos amarnos.

Vio: con determinación. —No permitiremos que las rivalidades afecten nuestro amor.

Bea: tratando de mediar. — Por favor, denles una oportunidad. – por el micrófono.

Salma: añadiendo. — La felicidad de sus hijas debería ser lo más importante.

Juan Carlos: ¿Quién habla?

Kiki: Amigas nuestras, que nos ayudaron a armar esto.

*

La habitación seguía cargada de emociones mientras las familias intentaban encontrar un terreno común en medio de antiguas rivalidades y nuevas revelaciones.

*

La habitación estaba llena de miradas y susurros. A medida que la sorpresa y la tensión crecían, Bea, a través del micrófono, intentó suavizar la situación.

*

Bea: Por favor, denles una oportunidad para explicarse. El amor debería ser más fuerte que el odio.

Rus: agregando. — No permitamos que nuestras diferencias destruyan la felicidad de nuestras hijas.

*

La sala permanecía en un tenso impasse, mientras los padres procesaban la revelación y las palabras de las amigas. Kiki y Vio, de pie y tomadas de la mano, esperaban ansiosas alguna señal de aceptación o rechazo por parte de sus padres. El destino de sus relaciones pendía en el equilibrio de ese incierto momento.

*

Kiki: Chicas, es suficiente, gracias. Déjennos a solas con ellos.

Vio: Te amo. –dijo mirando a Kiki.

Josep: ¡Cómo hablan de amor a su edad!

Vio: Usted se enamoró a nuestra misma edad y tiene una hermosa familia, señor.

Del Odio Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora