CAPÍTULO 3 - POR: Patrick Dormán.

14 3 0
                                    

Si hubiera sido honesta y hubiera confesado su desliz, quizá la habría perdonado y habría criado a su hijo como si fuera mío, pero no le podía perdonar que quisiera hacerme ver como un idiota, ¡montándome a la fuerza un hijo de otro!

Conociendo mi problema de fertilidad nunca me han llamado la atención los niños, ¡para qué!, pero hoy en el consultorio de la doctora, viendo el monitor y escuchando los latidos del corazón de los hijos de Isabella, comprendí realmente de lo que me ha privado la vida.

Y aunque a esos niños no les corra mi sangre por las venas, despertaron en mí, un instinto protector, y desconozco la decisión que Isabella vaya a tomar en cuanto a ellos y a Alexander, pero voy a apoyarla si me lo permite.

No soy ningún superhéroe y estoy lejos de serlo, pero así como ella dice, que le nace confiar en mí, a mí me nace cuidar de ella, a lo mejor sea el destino que me ha puesto ahí para ser su soporte cuando lo necesite.

No me ha comentado nada de la noche en que la salvé de ser atropellada por un idiota, fue la misma noche en que encontró a Black follando con una de sus amigas, hasta he llegado a creer que no lo recuerda, ¡y en cierto modo, es preferible!

A pesar de que su situación en este momento no sea la mejor, al menos está mejor emocionalmente que ese día, su vulnerabilidad me conmovió al punto de querer ir a partirle la cara a Black, por imbécil.

De no haber ido directo a ella, cuando la vi que iba sin rumbo a cruzarse la calle, habría sido atropellada y hoy no estaríamos aquí.

Ese día yo iba saliendo del parqueo del restaurante de Fonzi, y cuando estaba intentando incorporarme al tráfico, la vi pasar por enfrente del auto sin importarle que pudiera atropellarla, la reconocí de inmediato, ¡no es un rostro fácil de olvidar!, la pobre iba empapada por la fuerte lluvia que caía.

Toqué varias veces la bocina del coche, intentando hacerla reaccionar, pero fue en vano, ella continuó su camino directo a cruzarse la calle, así que no tuve más alternativa que salir de él y apresurarme para ir tras ella, ¿qué clase de ser humano sería, si solo me hubiera quedado observando?

Había alivio en su rostro cuando me reconoció, y se confió a mi cuido, aunque no sé por qué lo hizo, no nos conocíamos más que de vista y de un par de saludos, creo que Benjamín tiene que ser un buen amigo, y ella me asoció con él.

Después de que la dejé cómoda en su habitación, tuve que marcharme porque al siguiente día tenía un viaje a las Vegas y no podía suspenderlo, le tomé el número de teléfono de su celular para contactarla después, pero solo sonaba apagado.

En cuanto regresé a la ciudad fui a buscarla a su apartamento y nadie abrió la puerta, al parecer estaba de viaje, según me dijo su vecina.

Mi sorpresa al venir a Vancouver, mi nueva sede, fue encontrarme con su currículo, que había sido contratada para dirigir el trabajo de remodelación que vamos a hacer en algunos de los hoteles, ¡simplemente quedé fascinado!

Y ahora aquí estoy, cuidando de ella y dispuesto a cuidar de esas dos personitas que crecen en su vientre.

Salimos de la consulta en completo silencio y la ayudo a subir al coche

—¿Te encuentras bien? —le pregunto, viéndola por el espejo.

—Sí. —me responde con media sonrisa y acariciando su vientre—. Solo estoy embarazada, ¡y de gemelos!, no sé si mis papás me vayan a querer matar, o si se alegren cuando les dé la noticia —dice pensativa.

—Si no se alegran, es problema de ellos, tendrán dos nietos menos de los que disfrutar —le comento para hacerla reír—. A mi parecer, eres muy afortunada, muchos ni siquiera pueden tener uno, y tú vas a tener dos —le digo sonriendo.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora