CAPÍTULO 9 - POR: Alexander Black

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No he vuelto a saber nada de Isabella, desde el mensaje que le envié cuando estaba en mi luna de miel con Eliana, en él, intenté explicarle el motivo por el que tuve que casarme, sé que nada de lo que diga me exime, del inmenso dolor que le causé con la noticia.

Y por eso, me he hecho a un lado por completo, y la he dejado que viva su vida, ya no se supo ni se comentó nada al respecto, de su supuesta relación con Dormán, y sea cierto o falso, ¡no estoy en condiciones para reclamar nada!

Estúpido sería de mi parte, querer inmiscuirme entre ellos, o plantearme siquiera la idea de luchar por ella, cuando soy legalmente un hombre comprometido, y en espera de un hijo, por cierto, ¡por quién nos separamos!

Así que considero que sería una falta de respeto, para la mujer a quien nunca dejaré de amar, aunque sea otra quien caliente mi cama, y muy probablemente, a ella ya se la estén calentando también.

Sin embargo, el que esté consciente de todo eso, no hace que las cosas sean más fáciles para mí, quisiera poder decir que con los meses el dolor de su ausencia ha disminuido, ¡pero no es cierto!

Cada día al despertar, lo primero que viene a mi mente es su recuerdo, y el sabor amargo de saber que no es ella, quien amanece junto a mí.

Me he desligado por completo de JB, para no tener la tentación de preguntar por ella, en las reuniones en las que debería de participar, he pedido a Damon que se encargue él, las decisiones las toma Isabella por medio de Erick, así que da igual que yo esté, o no este ahí.

Se nota el buen trabajo que han realizado, ya que a pesar de su corto tiempo en el mercado, el estudio es sólido y aun sin la presencia al cien por ciento de ella, ha continuado teniendo éxito, de lo único que me he enterado es que asiste remotamente a su equipo en algunos proyectos.

En una ocasión tuve que salir de inmediato de la oficina, porque me di cuenta de que ella estaba en una reunión virtual con su equipo, y yo moría de ganas de entrar en la sala en donde se estaba realizando, para al menos mirarla a través de una pantalla y escuchar su voz, aunque sus palabras no fueran dirigidas a mí.

Parece estúpido, ¡ridículo incluso!, pero ese día huir fue mi mejor alternativa, para evitar la tentación.

Compramos una casa en plena ciudad, para que Eliana tenga cerca su trabajo, y no tenga que viajar distancias largas, la han decorado a su gusto, muy minimalista, ¡a mí me da igual!; y aunque no le sienta el calor acogedor de estar en un hogar, me conformo pensando en que cuando Arianita nazca, las cosas cambiarán, y ella le dará vida al lugar.

Sí, ya hemos escogido nombre para la nena, se va a llamar Arianita, cuando nos confirmaron su sexo, Eliana no se mostró para nada sorprendida, en cambio, yo sí de que haya acertado, desde que la nena era apenas al tamaño de una habichuela.

Mi familia ha aceptado la situación, por el bienestar de la niña, mis padres están felices porque van a ser abuelos, y papá habló en una ocasión conmigo, diciéndome que se sentía orgulloso de mí, porque había hecho lo correcto; que esa criaturita no merecía mi rechazo, independientemente, de cómo se hubieran dado las cosas entre la mamá y yo.

Me dieron ganas de mandarlo por allá, cada vez que alguien me toca el tema, de la enorme decisión que tuve que tomar, se me antoja mandarlos a la mierda, ¡nadie sabe a ciencia cierta, lo que eso significó para mí!

Y sobre todo, que no soy ningún héroe, si Isabella, me hubiese perdonado y hubiera regresado conmigo, estaríamos juntos, ¡el mérito no es mío, sino de ella!, que nos sacrificó a ambos para que un niño, no creciera sin su padre, ¿cómo la defraudaría?, por eso hice lo correcto, y me casé.

No todo es sombra en mi vida, las cosas en la empresa van muy bien, logramos cerrar la negociación con los Almeida en Brasil, y la sociedad va viento en popa, he tenido que viajar unas cuantas veces más, y aunque no me gusta dejar mucho tiempo sola a Eliana; tengo que reconocer que estar lejos, me ha servido de respiro.

Sexualmente, las cosas con ella no van tan mal, al menos no hemos vuelto a ser un desastre, como el que fuimos la primera vez que intentamos estar juntos, estando sobrios, ¡parecíamos dos adolescentes!, la pobre no se puso más roja porque no le fue posible, y yo no logré que mi amigo querido reaccionara como el campeón qué es. Sin embargo, se desenvolvió, Eliana es muy activa, dice que se debe a las hormonas que las tiene alborotadas por el embarazo, y aunque con Isabella parecíamos conejos, con Eliana no se me antoja estar follando todo el tiempo, ¡tengo trabajo que hacer!, ¡mucho trabajo!

Un par de ocasiones en la madrugada, me he despertado soñando con mi amada, desconozco si alguna vez dormido he dicho su nombre, ¡esperaría que no!, porque tampoco se me hace justo hacerle eso a Eliana.

Hoy en la madrugada por ejemplo, soñé que estábamos con Isabella en la casa de playa, ella iba con su espectacular traje de baño de girasoles, y sabiendo que yo solo fingía estar dormido, se desvistió frente a mí, dándome un espectáculo, luego se aplicó bloqueador solar, poniendo mucho énfasis en los pechos y en las piernas.

La muy ingrata, se agachó poniéndome casi el trasero en la cara, sin aguantarlo más, la jalé hacia mí, y cayó sobre la cama playera en la que estaba, me senté y comencé a besar su espalda, mientras con mis dedos estrujaba sus pezones.

—¿Qué no dormías? —me preguntó burlona.

—No, sentí que te levantaste y temí que te fueras lejos —le respondí.

—¡Irme lejos de ti!, ¿cómo crees?, ¡eres mi único y verdadero amor!, no podría estar lejos de ti —me aseguró.

—Ni yo de ti, ámame —le pedí fundiéndonos en un beso.

Sentía mi erección a reventar de tan dura que la tenía, estar entre sus manos, sabiendo que pronto estaría adentro de ella, me ponía cada vez más caliente.

—Tómame —me pidió ahora ella, acostándose en la cama.

La observé detenidamente, concentrado en los lunares que tiene en su pecho derecho, y me sentí orgulloso de saber que soy el único que ha podido disfrutar, mirarlos y acariciarlos.

Bajé mi boca y los besé, y posteriormente bajé hasta su pezón, que no me quedaba muy lejos, ella gimió retorciéndose entre mis brazos, y dejó que le comiera cada lugar por el que mi boca quería pasar.

De pronto se sentó y me empujó para que me acostara, comenzó a acariciar y a besar mis pectorales, mis hombros, mi abdomen y continúo bajando, hasta llegar a mi erección, no dudó en acariciarla con manos expertas y cuando estaba por pedirle que parara, se la llevó a la boca.

La simple acción de ver cómo me perdía adentro de esos labios que tanto amo, hicieron que casi me corriera, con sus dedos acarició mis testículos, mientras sus dientes recorrían mi punta, ¡estaba literalmente en sus manos!

Podía hacer conmigo lo que quisiera, o bien me daba uno de los más placenteros éxtasis, con un orgasmo al que no estaba lejos de llegar, o me apretaba los testículos y me hacía retorcer de dolor.

¡Incluso podía morderme si quería!

Pero nada de eso me importaba en ese momento, estaba hipnotizado viendo como mi amigo aparecía, y desaparecía de esa boquita que más tarde me comería a besos.

Pero no hubo tales, en cuestión de segundos la realidad me tragó, cuando escuché que me decían.

—Oh, cariño, ¡te has puesto tan duro!, te quiero adentro de mí.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora