CAPÍTULO 17 - POR: Patrick Dormán

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En cuanto Isabella se duerme me levanto de la cama, procurando no despertarla, agradezco a su bendito estado de ánimo, que prácticamente me haya asaltado en cuanto me vio, la habría complacido y follado ahí mismo sobre el sofá, pero no es una posición cómoda en la que ella pueda estar.

Que me lo pida, cuando ya no tengamos que ser precavidos, por temor a dañar a las niñas. Había escuchado que algunas mujeres embarazadas se vuelven fogosas, y no tenía la menor idea, de que la que me traía loco lo fuera, y mucho menos imaginé de que la pobre se derretía de deseo a solas, cada noche en su habitación.

Me encanta estar con ella, no se trata solo de sexo, es una compañera en todos los sentidos, podemos hablar por horas de cualquier cosa, o no hablar de nada y dedicarnos cada quien a lo suyo y no pasa nada.

Me fascina cuando me mira con ojos de deseo y lujuria, solo espero que no cambie después de que dé a luz, aunque sé que los primeros meses serán difíciles porque su cuerpo tiene que reponerse.

Después de romper con Caroline, perdí las esperanzas de encontrar a otra mujer, con quien compartir esa complicidad de la que nuevamente estoy disfrutando, con Isabella me siento satisfecho, ¡pleno!, diría que feliz, nos complementamos muy bien.

Estoy consciente de que en el fondo de su corazón, aún siente algo por Black, ¡no puedo recriminarle!, ¡fue su primer amor!, y para bien o para mal, es el padre de las niñas, además, mentiría si digo que he olvidado por completo a Carolina.

A mí me ayudó enormemente no tener que volver a encontrármela más, en cambio, Isabella tendrá que luchar con tener que estar viéndolo, y hasta deberá llevarse bien con él, por el bienestar de las hijas que tienen en común. Solo espero que eso no nos vaya a interferir en la paz, que hemos logrado en nuestra relación.

Salgo al balcón y hablo con Patricia.

—Necesito que me ayudes, Isabella cumple años mañana y quiero darle una sorpresa, quiero que al despertar encuentre decorada la habitación.

—¿Tiene en mente algo en particular? —me pregunta.

—Que sea un ambiente alegre y romántico —le pido

—¿Le parece unos arreglos florales, algún peluche, y globos?

—Me parecen los tres, las flores que sean alegres, incluye girasoles y rosas rosadas, el peluche que sea un Tiger, ¡a ella le encanta!, y entre los globos incluye unos que digan te amo —le pido.

—¿En qué momento haríamos la decoración? —me pregunta

—En la mañana, no quiero despertarla tan temprano, yo les avisaré la hora, sería entre cinco y seis aproximadamente, solo estén pendientes para cuando reciban el mensaje en el que les avise —le pido.

—Estaré pendiente Ingeniero —me confirma Patricia.

—Una cosa más —le pido—. Que lo haga gente de confianza.

—Voy a encargarme yo misma, ¡no se preocupe! —me pide.

—Gracias Patricia, también quiero que le preparen un pastel de espumilla, fresas y caramelo, que sea algo pequeño —le pido—. Cuatro o seis porciones.

—Apuntado Ingeniero, ¿algo más? —me pregunta.

—Sí, quiero una caja con muchos pétalos de rosa, que sean de colores, pero solo de rosas —le aclaro.

—Ya he tomado nota de todo, vamos a estar listos para la hora que nos indique.

—Gracias Patricia —le digo, y luego cuelgo la llamada.

Regreso a la habitación, y le mando un mensaje a Greg para que nos traiga ropa limpia, a continuación me meto en la cama y vuelvo a abrazar a mi bella durmiente, ¡está haciendo frío allá afuera!, y ella está bien calientita.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora